PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?
Lectura del santo evangelio según Mateo 25,1-13
¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas." Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora."
SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE LA EXPERIENCIA MISIONERA
(Hombre, casado, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)
Jesús nos invita a estar listos, vigilantes y comprometidos con nuestra misión cristiana, para que cuando Jesús regrese, nos encuentre preparados y activamente involucrados en la extensión de su mensaje de amor y redención. Un misionero no puede "darle" a otro lo que ha aprendido, cultivado y vivido durante su vida. Ese es el aceite: lo vivido. Que vivamos siguiendo siempre la misión que Jesús nos pide.
DESDE LA VIDA UNIVERSITARIA
(Hombre, soltero, pertenece a comunidad eclesial)
La preparación es fundamental en la vida del estudiante. El proceso de aprendizaje es complejo, y hay que hacer un esfuerzo por recordar, memorizar y comprender el temario para saber utilizarlo en un examen. Pero prepararse conlleva un largo tiempo de práctica y estudio, de asistir a clase y mostrar interés en aprender. No es algo que se pueda dejar para el último momento. Luego, cuando se acerca el examen, aquellos que no han sido constantes en su preparación intentan hacer un repaso rápido de todo el temario. Pero, llegado el momento, no son capaces de responder las preguntas como a ellos les gustaría, y se dan cuenta de su error.
Como cristianos, también debemos prepararnos para nuestro examen. Pero no podemos retrasar la preparación, porque no sabemos cuándo vamos a tener que examinarnos. Por eso, debemos empezar lo antes posible y cuidar nuestra relación con Dios, reservando tiempo para la oración y actuando según el ejemplo de Jesús. De lo contrario, llegará el día del examen y, al no estar preparados, no sabremos responder correctamente a las preguntas que Dios nos hará.
TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?
(Hombre, casado, pertenece a movimiento cristiano)
Sensatez
Tu sensatez, Señor, la sensatez del Reino
es lo que más falta nos hace,
es lo que anhelamos desde el fondo de nuestro corazón,
es lo que quisiéramos vivir en nuestro día,
es lo que quisiéramos transparentar
por donde quiera que vayamos.
La sensatez del reino, Señor…
La sensatez de la misericordia,
la sensatez del corazón compasivo,
la sensatez de la solidaridad,
la sensatez del cuidado de la vida,
la sensatez de justicia social,
la sensatez de la real equidad en los procesos sociales,
la sensatez de la humildad de pensamiento,
la sensatez de la humildad de palabra,
la sensatez de la humildad en nuestros quehaceres cotidianos,
la sensatez de la sencillez de corazón,
la sensatez de la sencillez en los deseos,
la sensatez de la sencillez de nuestras relaciones,
la sensatez de una vida constante de oración,
la sensatez de una vida de adoración,
la sensatez de una vida a la escucha cordial de la Palabra,
la sensatez de María, que guardaba lo mejor de ti en su corazón…
la sensatez del cuidado de nuestra vida,
la sensatez del cuidado de la vida que nos encontremos,
la sensatez del cuidado de lo frágil, de lo vulnerable, de lo pequeño,
la sensatez del diálogo,
la sensatez de la tolerancia,
la sensatez de construir puentes,
la sensatez de la voluntad de entendimiento,
la sensatez de la no violencia,
la sensatez del rechazo a la violencia,
la sensatez de los pacificadores de mentes y corazones,
la sensatez de cuidar nuestra familia,
la sensatez del testimonio sincero de lo que somos,
la sensatez del testimonio de lo que nos pasa por ser personas de fe,
la sensatez de vivir la esperanza pase lo que nos pase,
la sensatez de afirmar una y otra vez que lo mejor está por llegar,
la sensatez de saber que nuestro fundamento,
nuestra energía,
nuestra luz
es tu presencia,
Señor,
presencia que nos cuida,
que nos enamora,
que nos salva.
CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?
(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)
ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?
(Hombre, 3 hijos, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)
Esta parábola podríamos entenderla como si fuera un mensaje atemorizante, pero tratemos de verla de otro modo, como un mensaje de espera y esperanza. Si anhelamos el momento de encuentro con el Señor como un desposorio de amor eterno, de felicidad sin límites, ¿qué esperanza mayor puede haber?
Es verdad que imaginar nuestro último día, a todos nos da un poco de repelús, porque estamos muy apegados a las cosas del mundo, pero deberíamos cada vez más, dirigir nuestro pensamiento y todo nuestro ser al Señor. Aspirar a las cosas de arriba, no a las de la tierra. Lógicamente esto no lo vamos a conseguir de una vez para siempre, sino que hay que perseguirlo recorriendo un camino de compromiso que dura toda la existencia. La consecuencia lógica de quienes eligen vivir el Evangelio es una transformación radical, porque esa opción elegida, cambia por completo nuestra mentalidad, trastoca el orden y los objetivos de lo que piensa el mundo, nos libera de todos los condicionamientos y vaivenes a los que nos quieren llevar, como les pasaba a las doncellas necias, que se entretienen con otras cosas y no cuidan de tener un aceite que pueda iluminar.
No deberíamos esperar al último momento de nuestra vida para estar en sintonía con lo que el Señor quiere. Hay que hacerlo ya, ahora, vivir cada dia con responsabilidad, amando a Dios y al prójimo. Eso es velar, estar alerta.
Amar no sólo de palabra, sino con obras concretas, si no, puede que llamemos: Señor, Señor…y no nos abran. Las doncellas necias, escuchan la Palabra, pero no la ponen en práctica. En cambio, las sensatas, la escuchan y la ponen en práctica.
Cuidemos el aceite que ponemos para quemar en nuestras lámparas, debería estar compuesto por la sabiduría del Evangelio y por nuestro compromiso en cumplir con obras lo que el Señor quiere. Así no tendremos miedo a nada, ni siquiera a la muerte.
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