PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?
Lectura del santo evangelio según Juan 15,9-17
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.»
NOTAS BÍBLICAS
Es un trozo de un largo discurso de Jesús que termina para dirigirse al huerto de los Olivos (capítulo 18)
El contexto es la última cena, donde ha hecho el gesto de lavar los pies a sus discípulos (capítulo 13).
Está usan la comparación de la vid y los sarmiento. Esta perícopa es la continuación de la leída el domingo pasado: B Pascua 5º – Juan 15 ·1-8 Vid y sarmientos. Sigue hablando, como entonces, de «permanecer» como el sarmiento en la vida, para dar «fruto».
Además, introduce el tema del amor, en específico, por el amor de amistad. Jesús ama a sus discípulos como el Padre le ama a él. Es un amor que da la vida por sus amigos, siendo sus amigos sus discípulos, pues así los ha hecho al compartirles la revelación. Esa revelación colma de alegría a los discípulos, con la alegría de Jesús.
Jesús espera que sus discípulos quieran permanecer en él, que sean sus amigos, lo que se muestra en el cumplimiento de lo mandado por Él. Lo que Jesús manda a sus discípulos es que vivan su amor entre ellos. Vivir el amor mutuo parece ser el fruto propio del sarmiento unido a la vid.
SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE LA ESPERANZA
(Mujer, soltera, trabaja, catequista, pertenece Movimiento Seglar)
Este evangelio es la prueba de que Dios es padre/madre. Aunque yo no sea madre, si soy hija y he sentido como mis padres y quizá más mi madre, se desviven por mí y mis hermanos. Es el mandamiento del amor, es la regla para vivir felices en una única familia con Jesús en el centro.
En esta ocasión creo que no hay que dar explicaciones, Jesús lo dice de una forma clara y sencilla. Jesús nos trata cómo iguales, sin distinción. A su mismo nivel, porqué quiere que seamos sus amigos, permanezcamos en Él y tengamos alegría plena. Cuando sientes el amor pleno y sincero de otra persona hacia ti, de uno mismo brota también ese mismo amor. Así debiera de ser.
Lo difícil es ser buena hija, o buena hermana o buena madre. Debemos ser dóciles al Espíritu Santo, ese aliento de Jesús que nos dejó antes de volver al Padre.
En la catequesis a los niños/as les trato de explicar que el Espíritu Santo es la esencia de Dios, es el motor y pegamento que nos mantiene unidos a Él y entre nosotros, es el AMOR.
Ya falta menos para Pentecostés. Igual que casa año recordamos qué Jesús vino y dio su vida por salvarnos, también es muy necesario recordar y sentir que no nos dejó solos que nos envió su Espírito para seguir en nosotros.
ORANDO EN EL DÍA A DÍA
(Mujer, casada, dos hijos, trabaja, pertenece Movimiento Seglar)
Ante este texto, me siento hija. Hija amada por un Padre que rebosa de amor, por un Padre que me ama hasta el extremo. Ante este texto me siento profundamente amada por un Dios que me ama con locura, como leí en una reflexión hace tiempo: con «amor de esposo hasta dar la vida por la amada». Me ama hasta dar la vida…hasta dar la vida por mí, por mis pecados, por mi debilidad. Un Dios que se arrodilla ante mí, me lava los pies, me mira con amor y me dice haz tu lo mismo. Pero necesito para esto «permanecer en su amor», sin Él nada puedo hacer, sin Él en mi familia no amaré, sin Él en mi trabajo no lo anunciaré, sin Él no puedo amar a mis «enemigos».
Pero además, Él me ha elegido para amarme antes de que naciera; en el vientre de mi madre ya me amaba…y esa certeza, si la pongo mirando a mis hijos, me emociona…Ante el milagro de Dios, solo queda contemplar y dar gracias a Dios por el don de su vida, por amarlos antes que yo. Hemos nacido por amor y para amar…¡vaya tarea!
TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?
(Hombre, casado, pertenece a movimiento cristiano)
PERMANECED EN MI AMOR
Señor Jesús, tu amor, lo primero.
No nos perderemos entre tanto ruido.
En el silencio consciente, nos orientas con fidelidad.
Señor Jesús, amor incondicional.
No nos acabaremos y ya está.
En el silencio contemplativo, intuimos la vida en plenitud que nos ofreces.
Señor Jesús, emerges en lo mejor de nosotros.
No zozobraremos en las adversidades.
En el silencio consciente, sabemos de tu fuerza misteriosa y fascinante.
Señor Jesús, misterio del amor sobre todo amor.
No nos sentiremos fracasados nunca.
En el silencio contemplativo, nos sentimos impulsados por tu santa plenitud.
Señor Jesús, nos das la fuerza para amar a los demás.
No huiremos de nosotros mismos.
En el silencio consciente, enraizamos en ti nuestra identidad respiración a respiración.
Señor Jesús, no nos sentiremos vacíos nunca
porque permanecemos en ti
en la contemplación de lo que vivimos día a día.
Señor Jesús, no nos sentiremos náufragos en ningún momento
porque nos mantenemos en ti
en el reconocimiento de tu presencia en lo que vivimos como creyentes
que siguen aprendiendo a ser creyentes.
Señor Jesús, no nos sentiremos nunca desconcertados
porque nos alimentamos de ti
al aceptar tu misericordia en lo que vivimos en estos extraños tiempos.
Señor Jesús, no nos sentiremos defraudados por los golpes de la vida
porque nos orientas tú
al escuchar tus palabras de vida eterna que atraviesan toda la realidad.
Señor Jesús, no nos sentiremos estafados por lo que nos pasa
porque tú eres nuestro refugio
al tomar conciencia de tu poder de salvación para toda la humanidad.
Señor Jesús, más allá de la moral,
nos amas con tu amor sobre todo amor.
Señor Jesús, más allá de toda legislación,
nos regalas infinitas posibilidades de nacer y renacer de nuevo.
Señor Jesús, más allá de toda doctrina
eres la verdad de cualquier certeza que lleguemos a vislumbrar.
Señor Jesús, más allá de toda etiqueta
eres quien hace que seamos hermanos unos de otros.
Señor Jesús, más allá de cualquier ritual,
Tú, presente,
en nuestro silencio íntimo,
contemplativo,
sosiegas,
colmas,
sanas
nuestras heridas
de soledad,
de amor,
de avidez aciaga.
Señor Jesús, formas parte de nuestra existencia.
Señor Jesús, tendemos a la comunión contigo.
Señor Jesús, nos impeles a horizontes inimaginables.
Señor Jesús, nos abres a experiencias inagotables.
Señor Jesús, nos cuidas como nadie nos puede cuidar.
Señor Jesús, nos fundamentas.
Señor Jesús, nos posibilitas.
Señor Jesús, nos inspiras.
Señor Jesús, nos impulsas.
Señor Jesús, nos das lo que pides.
Señor Jesús, don sobre todo don
Señor Jesús, misterio de amor
Señor Jesús,
en nuestros deseos,
en nuestras palabras,
en nuestras manos.
Señor Jesús, presencia que recrea.
Señor Jesús, presencia que enamora.
Señor Jesús, presencia que vivifica.
Señor Jesús, el resucitado.
Aleluya.
Aleluya.
Aleluya.
CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?
(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)
ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?
(Hombre, 3 hijos, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)
Es inaudita la identificación del Señor frente a nosotros. De un Dios, Yahvé, del antiguo testamento, cuyo nombre no debía ni mencionarse, alejado, inaccesible para el hombre, a veces entendido como castigador, irascible y distante de las necesidades de su pueblo…Con Jesús, todo cambia, nos llama amigos, hermanos, hijos…por el hecho de acoger su mensaje y adherirnos a su proyecto. Adquirimos esa categoría en el momento en que ponemos en práctica su manera de amar al prójimo, tal y como lo hizo Él.
Devolver la dignidad al hombre, darle su verdadero valor, merecedor de toda la consideración por ser hijo de Dios y por ende, hermano nuestro, sea cual sea su condición social, raza, lugar de nacimiento, creencias…esa misión se hace imprescindible para identificarnos como discípulos suyos. No hay medias tintas para alcanzar la plenitud, sabemos por experiencia, que quien no avanza, retrocede y que alejados de esta manera de entender la relación con el otro, nos hace infelices.
Es Jesús, con su muerte en la cruz, dando la vida por cada uno de nosotros, quien hace saltar de un plumazo todas las reglas y leyes establecidas de convivencia y de relación con el prójimo.
Dios-Padre corrobora su revolución de amor, resucitándolo y sentándolo a su derecha.
Jesús no nos deja solos en esta ardua misión, nos da la ayuda del Espíritu Santo y el alimento de la Eucaristía, además de la impresionante revelación de un Dios que nos ama inmensamente que, después de experimentar ese Amor en nuestra particular historia de salvación, ya nunca volveremos a ser los mismos, porque es como disfrutar de un anticipo de la resurrección.
En el evangelio de hoy, Jesús hace hincapié en permanecer en su Amor.
Eso no es ninguna entelequia ni algo abstracto, se cumple de una manera real y física, con obras, siendo concreto en el amor al otro, haciéndose la nada, para ser servidores de los demás, sin esperar nada a cambio, tal y como nos amó Jesús.
El mandamiento de:» amaos como yo os he amado, hasta dar la vida los unos por los otros», es claro, la medida está clara, a quien, también. La recompensa es la vida eterna y un anticipo de felicidad plena en nuestra vida terrenal también.
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