PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?
Lectura del santo evangelio según Juan 13, 31-33a. 34-35
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros
Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: "Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará.
Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros.
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros."
SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE LA FAMILIA (Exhortacion posinodal “Amoris Laetitia”)
(mujer, casada, 3 hijos, pertenece a comunidad y movimiento seglar)
Este evangelio me sugiere dos llamadas:
Una, a aprovechar el tiempo al máximo; la otra, a ser signo del amor de Dios en medio del mundo.
Jesús dice: "me queda poco de estar con vosotros"… El valor del tiempo es tan relativo; podemos perder horas en cosas innecesarias a lo largo del día, y cuánto se valoran unos segundos cuando queda poco tiempo y hay mucho que hacer. Darle valor al tiempo es como "tirar un triple" en un partido de baloncesto antes de que suene la bocina en el ultimo segundo perdiendo de dos: el segundo que tarda la pelota en recorrer la distancia que separa la mano del aro se hace eterno, la ilusión de los jugadores y espectadores se concentra, la vida casi se paraliza en ese segundo…, y es eso, solo un segundo, pero vivido con la máxima intensidad.
Si viviéramos la presencia de Dios en nuestra vida con la intensidad de ese "triple", seríamos el mejor signo del amor de Dios en el mundo. Los matrimonios estamos llamados a eso, a ser signos visibles de algo invisible: a amarnos entre nosotros como Dios nos ama. Ojalá sepamos aprovechar nuestro tiempo aquí en la tierra para mostrar con nuestra forma de vivir cuánto nos ama Dios.
DESDE LA PAZ
(Mujer, soltera, pertenece a comunidad cristiana y movimiento laical)
El texto del evangelio de Juan me lleva a pensar que en el mundo actual hay mucha desigualdad, discriminación étnica, racismo, conflictos sociales y conflictos bélicos en distintos países y continentes.
Todas estas situaciones hacen muy difícil la vivencia de la PAZ, una paz integral y duradera que nos permita vivir con la dignidad de hijos de Dios y como hermanos hijos del mismo Padre. Por eso Jesús nos da un mandamiento nuevo, que nos amemos unos a otros como él nos ha amado. En esto conocerán que son mis discípulos, en el amor que se tengan unos a otros.
En 1997-1998, cuando inició la toma paramilitar en el río Atrato, en el departamento del Chocó, Colombia, las comunidades se reunían para ver cómo hacían frente a esta situación de crueldad y barbarie que buscaba sacarlos de su territorio para implementar grandes proyectos de multinacionales y grandes empresas nacionales.
En una de esas reuniones, una señora afrodescendiente de mediana edad intervino y dijo: “Lo que debemos hacer es sembrar muchos, muchos árboles para que si nos matan, los que vengan después aquí, tengan que comer”. Todas las personas que estábamos en la reunión nos quedamos impresionadas y erizadas con este gesto de amor tan grande. Esta mujer, con la muerte acechando a su alrededor se acordó que otros hermanos y hermanas podían llegar allá y pensó con un corazón lleno de amor en garantizarles comida. Podía haber dicho, estamos en mucho riesgo, en cualquier momento nos matan, para que me voy a esforzar si no me voy aprovechar del trabajo que haga. Sin embargo pensó que podían llegar otros pobladores, y los amó tanto, que quiso dejarles comida sembrada.
Con acciones y gestos de esta calidad espiritual y humana se constata la presencia de Jesús en medio de estas comunidades que quieren vivir en PAZ y esta PAZ les es negada una y otra vez. Con la firma del Acuerdo de Paz entre la guerrilla de las FARC-EP y el Gobierno Colombiano, se vislumbraba una paz duradera y completa; sin embargo con el actual gobierno se ha intensificado de nuevo la guerra y las comunidades sufren confinamiento, desplazamiento, amenazas, asesinatos de líderes y lideresas, violación de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario, minas antipersonales, reclutamiento de niños, adolescentes y jóvenes por los grupos armados ilegales. Este reclutamiento está llevando a que niños y jóvenes se suiciden para no irse con ellos.
El acto de amor de la mujer afrodescendiente nos llena de esperanza para seguir trabajando por la PAZ y nos invita a querernos y apoyarnos como hermanos, hijos del mismo Padre, demostrando que somos discípulos de Jesús.
TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?
(hombre, casado, pertenece a movimiento cristiano)
Cristo resucitado,
amor sobre todo amor,
aliento de los genios proféticos
en todo tiempo,
en toda cultura,
en toda necesidad
de santidad y justicia…
contigo somos uno en el amor.Cristo resucitado,
amor de todo amor,
aliento de los corazones heridos
por la soledad,
por la injusticia,
por la culpabilidad…
contigo somos uno en el misterio del amor.Cristo resucitado,
amor entre todo amor,
aliento de los corazones sanados
por la fraternidad,
por el perdón,
por la esperanza…
contigo somos uno en las energías del amor.Cristo resucitado,
amor impulso de todo amor,
superación de cualquier miedo
ante la vida,
ante la muerte,
ante lo desconocido…
contigo somos uno en la utopía del amor.Cristo resucitado,
amor garante de todo amor,
alma de la armonía invisible del cosmos,
icono de la plenitud que ya empezado
plenitud para la que estamos capacitados,
plenitud a la que todos estamos llamados
de tantas y tantas maneras.Cristo resucitado, misterio de amor,
evidencia de la sacralidad del ser humano.Cristo resucitado, misterio de santidad,
evidencia de la sacralidad de las culturas humanas.Cristo resucitado, misterio de comunión
evidencia de la sacralidad de toda la realidad,
visible e invisible.Señor Jesús,
Cristo resucitado,
destello permanente
del poder de lo real,
de la densidad de lo real,
de la intensidad de lo real…Cristo Jesús,
que nos enseñas
el camino de la humanización:
entregarnos y desvivirnos por los demás,
contenernos en las desmesuras del ego,
silenciarnos ante el rumor de fascinante
del amor sobre todo amor
que se nos revela,
que se nos da,
que nos atrae,
enamorado,
enamorándonos.
CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?
(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)
ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?
(hombre, 3 hijos, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
En el contexto de la última cena, después del lavatorio de los pies y la institución de la Eucaristía, hay que entender este mandamiento nuevo. ¿dónde está esta novedad? En el Antiguo testamento ya aparecía: Amarás a tu prójimo como a tí mismo.
La novedad está en varias cosas:
- Nos indica la medida del amor. Amaos como yo os he amado, ¿cuánto?, hasta dar la vida, sirviendo, siendo el último… Preguntémonos si en nuestras relaciones adoptamos esta medida, conviene ponerse un listón alto desde el cual medir hasta cuanto estamos dispuestos a dar, si acogemos lo de hasta dar la vida, cualquier cosa inferior nos parecerá una minucia y nos costará menos hacerlo. Conviene decírnoslo también explícitamente entre nosotros, para saber hasta dónde podemos pedir, hasta la vida.
- La reciprocidad: es el amor mutuo, eso es lo que distingue a la comunidad de sus discípulos. El amor va y viene. Un día me explicaron el misterio de la Trinidad refiriéndose a la reciprocidad. El amor en la Trinidad circula entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, todo es Amor. Voy a intentar explicar algo más sobre esto: Jesús, cuando vino a la tierra, al igual que un emigrante cuando va a un país lejano, se adapta al nuevo entorno, pero lleva sus usos y costumbres y sigue hablando su lengua. También Jesús se adaptó en la tierra a la vida de los hombres, pero, por ser Dios, trajo el modo de vivir en el Cielo, de la Trinidad, que es amor, amor recíproco.
- Es el mayor testimonio: en las primeras comunidades cristianas sorprendía ante los demás este amor reciproco, mirad cómo se aman entre ellos. También nuestras comunidades, nuestras parroquias debían caracterizarse por esta nueva manera de amar que nos enseñó Jesús. Los frutos serían abundantes, no cabe duda, y alcanzaríamos la plenitud.
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