Evangelio Seglar para el Domingo 6º del Tiempo Ordinario (16 de febrero de 2020)

14 de febrero de 2020

LECTIO DEL DOMINGO VI TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,17-37

Se dijo a los antiguos, pero yo os digo

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ["No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno sólo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.] Os lo aseguro: Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado.. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. [Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel.. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.]

Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. [Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está mandado: "El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio." Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.]

Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus votos al Señor". Pues yo os digo que no juréis en absoluto: [ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo.] A vosotros os basta decir "si" o "no". Lo que pasa de ahí viene del Maligno."

NOTAS BÍBLICAS
(por el equipo coordinador, con el apoyo de un biblista)

Existe en la liturgia una versión abreviada de este largo texto, que seguimos en este breve comentario.

La perícopa se compone de una introducción que da el criterio a seguir, seguida de cuatros ejemplos (aunque en Mateo el evangelio sigue con más ejemplos que veremos el domingo que viene, seis en total, todos referidos a las relaciones con los demás).

El criterio dice así en la versión litúrgica: «Si no sóis mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos». ¿»Mejores» en qué? El texto original griego sí lo dice, y las traducciones habituales de los biblias también: «Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos…». Ciertamente, lo que nosotros entendemos por «justicia» no es lo que quiere decir el texto original. Esa término lo dijo Jesús cuando quería ser bautizado y Juan se resistía a hacerlo: «es necesario que cumplamos toda justicia» y posteriormente en las bienaventuranzas, la de «tener hambre y sed de justicia» y «ser perseguido a causa de la justicia». La idea de fondo es que el proceder de uno debe corresponder con el de Dios.

Pone como baremo a los escribas y fariseos, que eran considerados los más cumplidores, luego es un nivel alto el que pide. En caso de no alcanzarse, no se entra en el Reino, lo contrario a los que, según dijo Jesús hace un par de domingos, responden al perfil de las bienaventuranzas, de los cuales es el reino de los cielos.

A continuación pone ejemplos, que sigue siempre el mismo esquema: «Habéis oído» (donde cita algún mandamiento) – «Pero yo os digo» (el baremo de la «mayor justicia») – a veces seguido de concreciones posibles.

Los cuatro de este domingo se refieren a la ira, a la sinceridad, y dos al respeto a la mujer casada.

SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE LA FAMILIA Y LOS NIÑOS
(matrimonio, trabajan ambos, dos hijas pequeñas, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana)

Jesús debió resultar escandaloso para muchos de los que le conocían. Tanto que llegaron a acusarle, según leemos, de que quería abolir la Ley y los profetas. Tan grave era esta acusación que Jesús tuvo que responder directamente. Y su respuesta es categórica: no he venido a abolir la Ley, sino a darle plenitud. ¿Por qué, entonces, le acusaban de lo opuesto?

Quizá la clave sea la libertad con la que Jesús vivía. Para Él, la práctica de la religión no es cumplir una serie de normas o preceptos (que, para los judíos, son muchos) de una forma casi mecánica. Para Jesús lo importante es el fondo que hay tras esas normas. Y ese fondo, como nos recuerda siempre, no es más que Dios nos tiene y que debemos transmitir a los demás.

Así, viviendo con esa perspectiva de Jesús, la Ley se lleva hasta el extremo. No basta, por ejemplo, no matar, sino que mantener conflictos con un hermano que podrían resolverse con el perdón ya es para Jesús una transgresión de la Ley más importante que no cumplir con exactitud con todos y cada uno de los preceptos.

Aterrizando este evangelio en nuestra cotidianidad familiar, nos damos cuenta de cómo a menudo nuestros días están marcado por normas y rutinas que a menudo tomamos como inflexibles. Entendemos que las normas en el hogar deben estar presentes sólo para favorecer el bienestar y el buen desarrollo de nuestras hijas y de nuestra vida familiar. Nos surge el temor de que en algún caso las normas y las rutinas sean barreras que nos impidan centrarnos en lo verdaderamente importante: el encuentro con Dios, con los demás y con uno mismo. Le pedimos hoy al Señor que nos ayude a ser libres para que el amor sea nuestra ley suprema.

DESDE LA PALABRA EN LA VIDA COTIDIANA
(mujer, soltera, trabaja, perteneciente a movimiento cristiano y comunidad seglar)

Que difícil es cumplir esta Palabra hoy en la sociedad que vivimos , pues sin darte cuenta a la mínima mi actitud es como la de cualquiera y no como la que tiene que tener un cristiano y pierdo de vista para que vivo .

Mi justicia es realmente la justicia de Dios o es la mía?

Esta Palabra me marca el camino que debo seguir si de verdad quiero ser cristiana son normas de vida

Hoy le pido al Señor que me dé su Espíritu Santo que es el único que me puede ayudar a cumplir esta palabra, a vivir con los ojos puestos mirando al cielo

DESDE LA ENFERMEDAD
(mujer, casada, jubilada, convaleciente, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

Que duro es este evangelio, se me hace difícil de digerir. Menos mal que no vino a abolir la ley del profeta, sino a darle plenitud. No veo aquí al Jesús que a mí me cautiva. Al Jesús de la misericordia y el perdón. Me chirría el: si tu ojo te hace pecar: sácatelo; si es la mano: córtatela; si estas peleado con el hermano serás procesado; si lo llamas imbécil, llevado al Sanedrín; y si lo llamas renegado, ya ni te cuento… Condenado al fuego. Tengo la sensación de que a este texto le falta algo.

No creo que el cumplimiento de leyes y normas éticas sea el objetivo de mi vida. Lo que orienta mi vida no son las leyes, es la persona de Jesús. Seguirle, ser como él, actuar como él, eso es a lo que aspiro. Y hacer por los demás lo que Él hace conmigo. De esta manera cumpliré mis votos con el Señor. Así mi “si” o “no” serán creíbles.

Quiero que Jesús sea el centro de mi vida, que tenga su hueco en cada tarea, en cada encuentro con otra persona, en cada cosa que haga por mínima que me parezca.

TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?

(hombre, casado, trabaja, pertenece a movimiento cristiano)

Señor Jesús, Cristo Jesús:
ayúdame a caminar hacia la plenitud.
Que sea capaz de decir “me equivoqué”.
Que piense siempre, conscientemente, como un cristiano.
Que sea optimista tenazmente.
Que elija amar, siempre.
Que defienda mis derechos respetando los derechos de los demás.
Que sepa decir “sí” y “no” con autenticidad.
Que afronte los problemas humildemente.
Que elija sembrar, generosamente, siempre.
Que mis tristezas sean sólo las de no poder hacer algo más o algo mejor.
Que elija reconciliar, siempre.
Que sepa escuchar con el corazón y con mucha paciencia.
Que sea capaz de validar las emociones de los demás sin creerme mejor que nadie.
Que sienta siempre como un cristiano.
Que me sienta lo bastante fuerte como para ser amable, pase lo que pase – ¡aunque sea conduciendo!
Que respete a mis superiores y que intente aprender algo de ellos.
Que elija crear, siempre.
Que desee siempre mejorar, buscando el bien común.
Que acepte mis emociones.
Que elija comprender, siempre.
Que reconozca definitivamente que el infortunio es el mejor de los maestros.
Que sea capaz de afrontar los retos uno a uno.
Que me acepte incondicionalmente.
Que me sienta capaz de dar mi palabra y de cumplirla.
Que vea la realidad de mi trabajo mucho más allá del “ladrillo” que me toca poner.
Que desee siempre como un cristiano: que todos tengan vida y vida en abundancia.
Que supere el pensamiento mágico de que “me ayudarás, Dios mío, milagrosamente”.
Que respete a los demás en los conflictos que se planteen en mi vida.
Que irradie seguridad y humildad a la vez.
Que sea capaz de ser muy razonable a la hora de proponer las convicciones que orientan mi vida.
Que no me sienta ni inferior ni superior a los demás.
Que elija compartir, siempre.
Que no tenga miedo de aclarar equívocos.
Que la confianza en mi mismo genere fraternidad.
Que critique ideas y respete a las personas.
Que mi escucha sea una escucha que genere confianza y fraternidad.
Que elija alabar, siempre.
Que acepte mis limitaciones y mis facetas oscuras.
Que me abra a los demás con confianza, sin esperar nada a cambio.
Que no tenga miedo de aspirar a la santidad.
Que sepa regular mis emociones de tal modo que los demás se sientan a gusto.
Que elija curar, siempre.
Que afronte los conflictos con serenidad.
Que me mueva por convicciones, no por conveniencias.
Que sea capaz de comunicarme con claridad y con transparencia lo que llevo dentro.
Que asuma que la culpa sólo es sana si lleva a ponerme en tu presencia amorosa y liberadora.
Que elija perseverar, siempre.
Que elija bendecir, siempre.

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

 

ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?

( matrimonio, 5 hijos, ambos trabajan, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)

“Todo el que esté peleado con su hermano será procesado“

Hace poco, durante un tiempo tuve una lucha interior porque me costaba mucho mantener la paz ante las jugarretas de un compañero de trabajo, que por haber discrepancias profesionales entre los dos, estaba actuando de forma muy injusta e inapropiada que afectaba a mi situación personal. Ello me produjo mucho desasosiego, porque me sentía perdido como para responder con una actitud cristiana, pues las emociones se imponían. Tuve la suerte de poder pedir consejo a un misionero sobre este asunto, quien me facilitó unas pautas que me dieron una enorme paz interior, y desde entonces pude tener un norte con el que contrastar mis actos. Me dijo que ante el mal que te hagan, tengas en cuenta estas tres cosas:

– Primero, que el mal no toque tu corazón. Es inevitable que ese mal te haga sufrir. Lo mismo le pasó a Jesús, pero eso no es tocarte tu corazón. Te toca tu corazón cuando tú reaccionas con otro mal.

– Segundo, que tu actuación siga gobernada por el mismo sentido de justicia y de responsabilidad que tendrías si no te hubieran hecho ese mal. Que tu forma de actuar sea la misma ante el que te hizo el mal que ante otros.

– Tercero, que sigas la utopía de combatir el mal dando bien. No pretendas transformar el mundo porque eso no te corresponde a ti. Si actúas dando bien a cambio de mal, se producirá una transformación en el otro o en ti. Serás una herramienta de la que se valdrá Dios para cambiar el mundo.

Ante este texto del Evangelio, si estás sufriendo el mal que te está haciendo alguien, puedes hacer tuya la propuesta que tanto bien me hizo. Es la forma de poner el asunto en las manos de Dios y de que a su vez Él cuente contigo en la construcción de Su Reino, poniendo amor, paz, dignidad, en una circunstancia adversa.

 


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