PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?
Lectura del santo evangelio según Mateo 28,16-20
Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, paro algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: "Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo."
SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE LOS PRIVADOS DE LIBERTAD
(Mujer, soltera, participa en la pastoral penitenciaria, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)
Empieza este Evangelio diciendo que los discípulos fueron al monte que Jesús les había indicado. Y allí se encuentra con ellos. Resalto esto porque me parece que es importante saber que debemos estar donde Dios quiere y se hace presente a través nuestro.
Saber que cuando voy a la cárcel lo hago como enviada por Jesús y también en nombre de su Iglesia. Es una responsabilidad grande pero también una seguridad de que no estoy sola y de que aquellas personas a las que visito son tan dignas cómo yo de tener un encuentro con Jesús de proclamarles el Evangelio y de hacerlas discípulos/as. Las oportunidades para ellas son menos ya que cuentan con menos medios, pero no están solas; el Señor envía testigos de su Resurrección a su Galilea (centros penitenciarios).
Afortunadamente cada vez más las cárceles son lugares donde se permite y de hecho se celebran: bautizos, primeras comuniones, confirmaciones, catequesis, cursillos de cristiandad, ejercicios espirituales, pascuas juveniles e incluso hacer el Camino de Santiago. Estamos viviendo otra Ascensión del Señor que sube al cielo y que baja para recorrer el camino con nosotros/as allí donde estemos. Ya nos lo dijo que estaría con nosotros/as hasta el final de los tiempos.
Gracias Señor porque no eres un Dios que se ha quedado en el cielo lejos de mi realidad y mis circunstancias si no que te has acercado a mí y me has enviado a donde tú sabes que soy Feliz. GRACIAS SEÑOR.
DESDE EL TRABAJO SANITARIO
(Mujer, casada, tres hijos, enfermera, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)
En este pasaje, Jesús, después de su resurrección, se aparece a los discípulos en el monte de Galilea y les comunica que se le ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Jesús continúa instruyendo a sus discípulos diciéndoles que vayan y hagan discípulos de todos los pueblos, bautizándolos y enseñándoles a obedecer sus mandamientos. Desde la perspectiva del trabajo sanitario, esto nos llama a llevar nuestra fe en acción a través de nuestro servicio a nuestros pacientes. No solo nos ocupamos de la curación física, sino que también podemos ser instrumentos de sanación espiritual y emocional para aquellos a quienes atendemos, para aquellas miradas que buscan consuelo y compasión.
La última promesa de Jesús en este pasaje es especialmente relevante para los trabajadores sanitarios: "Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". En medio de los desafíos, el sufrimiento y la incertidumbre que encontramos en nuestro trabajo, es reconfortante recordar que Jesús está presente siempre con nosotros. Su presencia nos brinda fortaleza, consuelo y esperanza en situaciones difíciles, de enfermedad, de muerte, de sufrimiento y dolor.
Todo esto nos anima a continuar brindando cuidado compasivo a aquellos a quienes Jesús nos pone a diario en nuestro trabajo.
En resumen, este Evangelio nos recuerda que tenemos que ser coherentes con nuestra vocación que implica llevar la presencia amorosa de Jesús a aquellos a quienes atendemos. A través de nuestra dedicación y compasión, podemos ser instrumentos de sanación física, emocional y espiritual, recordando siempre que Jesús está con nosotros en cada paso del camino.
TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?
(Hombre, casado, pertenece a movimiento cristiano)
Señor Jesús, ¿qué has visto en nosotros para que nos llames a colaborar en tu misión?
Somos demasiado normales,
demasiado hijos de nuestro tiempo:
las flaquezas se transparentan en nuestros rostros,
a diario nos sentimos bloqueados por nuestras limitaciones y nuestros miedos.
Somos medianillos que chapoteamos como podemos en nuestra vida.
Señor Jesús, ¿Cómo darte las gracias por llamarnos?
Es la mejor noticia que hemos tenido en nuestra vida.
Sabemos que tu presencia es lo que hace que podamos ser significantes en la vida de los demás.
¡Qué inmenso regalo el sentirnos colaboradores de las fuerzas de salvación
que dan esperanza en este maltrecho mundo!
Señor Jesús, que no nos olvidemos que eres
lo más íntimo de nuestro corazón,
lo más fuerte de nuestras fuerzas,
la fortaleza de nuestra más íntima convicción.
Si fuéramos monjes, diríamos que Tú eres nuestro monasterio.
Pero somos cristianos en medio de las turbulencias de nuestro tiempo.
Llena de tu amor los detalles de nuestra normalidad cotidiana.
Llena de amor todas y cada una de las relaciones con las que transcurren nuestros días.
Llena de amor todas las palabras que pronunciemos:
que salgan de un corazón sanado por Ti.
Señor Jesús: sabemos que Tú eres la vida de nuestra vida,
la palabra de nuestra palabra,
el testimonio de nuestro testimonio.
Queremos seguir contigo.
¿A quién acudir si no es a Ti?
Señor Jesús: Impúlsanos aún más.
Que seamos más compasivos,
que seamos más fraternales,
que seamos más solidarios.
Señor Jesús:
que no tengamos miedo a sembrar y a proponer lo que realmente hace falta:
austeridad inteligente en la construcción de nuestros hogares y nuestras asociaciones,
sobriedad compartida en todos nuestros proyectos,
inteligencia compasiva en todas nuestras acciones.
Señor Jesús: que no nos alejemos del corazón del mundo
que deseamos que sea nuestro corazón,
un corazón habitado por Ti,
Salvador del mundo.
Señor Jesús: Somos hombres y mujeres de este mundo,
camino de la salvación,
misteriosa,
total,
vital
que has iniciado
en toda la realidad,
en todas las criaturas,
en todo lo que alienta vida.
Amén.
CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?
(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)
ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?
(Hombre, casado, un hijo, milita en partido político, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)
El Evangelio de este domingo señala una "rueda interminable": ENCUENTRO – MISIÓN – ENCUENTRO – MISIÓN… etc.
Como bien sabemos lo primero para los/as cristianos/as es la experiencia de Encuentro con Jesús. Bien nos lo recuerdan una y otra vez nuestros pastores y cualquier persona que podamos considerar un profeta de hoy. Sin encuentro no hay más. Si acaso hipocresía, "cuento"…
Y todo encuentro…te lanza a una Misión. Porque el Encuentro, por muy necesario y jugoso que resulta, no está llamado a "quedarse en sí mismo", sino que inflama al que lo vive para salir disparado a comunicar la alegría del Evangelio, a propiciar nuevos "encuentros" de otros hermanos y hermanas…
Y vuelta a empezar. La MISIÓN necesita renovarse en el ENCUENTRO. El ENCUENTRO se actualiza en la MISIÓN…
Pues bien, estos días que tenemos por delante creo que son una oportunidad muy buena para buscar espacios de calidad para tu encuentro con Jesús. Espacios donde acudas desarmado/a, abandonado/a, abierto/a.… poniendo en sus manos toda tu vida, inquietudes y proyectos…
Y, en segundo lugar, es ocasión para volver a renovar la misión a la que el Señor te envía. Quizá te toca pararte para preguntarte cuál es esa misión…. o quizá te toca renovarla, reorientarla… o quizá se te está pidiendo un fruto concreto que acabas de dar.
Pues eso. Feliz RE-ENCUENTRO y feliz RE-MISIÓN.
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