Evangelio Seglar para el Domingo de Pentecostés (28 de mayo de 2023)

27 de mayo de 2023

PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según Juan 20,19-23

Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en su casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros." Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envió yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos."

SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE LOS PRIVADOS DE LIBERTAD

(Mujer, soltera, participa en la pastoral penitenciaria, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

Se nos presenta hoy un evangelio cortito y sustancioso: es la Pascua de Pentecostés.

En él se nos habla de paz, amor, alegría, perdón y una vez más de envió. Pero para todo ello necesitamos recibir y acoger al Espíritu Santo en nuestro corazón. Recibirlo como don, pura gracia de Dios, para ser transformados y hacer que los demás también lo conozcan.
Hace unos años leí en la prensa que un joven había matado a otro joven, por los datos que daban, relacioné que podía ser el hijo de un preso que yo conocía e incluso había visitado a la abuela del joven, con la que él vivía, en varias ocasiones. Me informé con el padre y efectivamente era él.
Pedí permiso para verlo y estuvimos mucho rato hablando de lo sucedido. Al salir me preguntó el funcionario:¿qué tal, ¿cómo lo ves? le dije mal, sin pizca de arrepentimiento y me tuve que ir a capellanía, encerrarme y ponerme a llorar. A día de hoy, aun no puedo dejar de llorar cuando recuerdo aquel encuentro. Sin duda el más duro.
¿Cómo nuestro corazón hecho para amar puede albergar tanto odio, resentimiento, tristeza y tantas cosas que nos impiden amar, perdonar y ser felices?
Sí, esto no sólo pasa a los/as otros/as, también nos pasa a nosotros/as cuando no acogemos  al Señor en nuestras vidas, cuando ponemos obstáculos a la acción del Espíritu Santo.
Qué gran responsabilidad la nuestra, que hemos conocido y recibido el don del Espíritu Santo, la de darlo a conocer. Somos enviados/as a dar amor, a perdonar y a hacer que otros/as acojan la gracia de reconocer a Dios como padre/madre. Cada día pido al Señor por las personas privadas de libertad, por sus víctimas, por sus familiares y por quienes estamos cerca de ellas.
Ven Espíritu divino, que nunca me falte tu aliento para no desfallecer y, que si caigo me pueda levantar y sostener a quienes más lo puedan necesitar. Amén.

DESDE EL TRABAJO SANITARIO

(Mujer, casada, tres hijos, enfermera, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

En el Evangelio de este domingo de Pentecostés, Jesús se presenta de nuevo entre nosotros para darnos el Espíritu Santo.
Muchas veces en la cara de  nuestros pacientes también percibimos el miedo que sentían los primeros discípulos. Sin embargo, Jesús es capaz de romper todas las barreras y hacerse presente en estos momentos de enfermedad, se hace presente en medio de ellos y les desea la Paz.

En momentos de enfermedad y fragilidad, es reconfortante saber que Jesús está con nosotros, que nos acompaña siempre y nos fortalece con su Espíritu Santo. Muchas veces los enfermos sienten esto a través del personal sanitario que los cuida; con un gesto amable, una sonrisa, una palabra de ánimo, una ayuda al autocuidado  o a través de la educación sanitaria que recibe.

Por eso los profesionales sanitarios incluso en situaciones de sufrimiento, podemos ser portadores de la paz de Cristo a aquellos que nos rodean, ofreciendo esperanza y consuelo en medio de la enfermedad.

Seamos como los discípulos de Jesús , de ser capaces de continuar su misión , compartiendo su amor  y llevando su Paz a todos aquellos que nos encontramos en nuestro camino.

TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?

(Hombre, casado, pertenece a movimiento cristiano)

¡Ven, Espíritu divino!
Ven sobre nuestras seguridades.
Emerge desde lo mejor de nuestro corazón.

¡Ven, Espíritu divino!
Ven sobre el polvo de los siglos que nos recubre.
Emerge desde nuestras mejores raíces.

¡Ven, Espíritu divino!
Ven sobre nuestros lenguajes,
sobre nuestros ritos,
sobre nuestra manera de organizarnos
como grupos,
como parroquias,
como Iglesia.
Emerge desde lo mejor de nuestra humanidad.

¡Ven, Espíritu divino!
Ven sobre nuestra sensibilidad.
Emerge desde nuestras capacidades de comunión.

¡Ven, Espíritu divino!
ven sobre nuestros miedos,
ven sobre nuestras mejores capacidades,
ven sobre nuestra esperanza
de una iglesia mejor,
una cultura mejor,
una Iglesia más evangélica.
Emerge desde las energías que hay en nosotros

¡Ven, Espíritu divino!
Ven sobre nuestra inteligencia.
Emerge desde nuestras búsquedas.

¡Ven, Espíritu divino!
ven sobre nuestras fidelidades,
ven sobre nuestros desafíos,
ven sobre nuestras audacias.

¡Ven, Espíritu divino!
Reconstitúyenos.
¡Ven, Espíritu divino!
Posibilítanos.
¡Ven, Espíritu divino!
Aliéntanos.

¡Ven, Espíritu divino!

Haznos más cristianos.
Haznos más humanos.
Haznos más santos.

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.

ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?

(Hombre, casado, un hijo, milita en partido político, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

Cuánto necesitamos el don del Espíritu.
Para vencer los miedos, los tuyos concretos con "nombre y apellido".
Para ser constructores de paz, en tu entorno cercano, en tu familia, trabajo, vecindario, ciudad…
Para perdonar a los que ofenden y no guardar rencores que no aportan nada bueno.
Esta semana en la semana para vivir abandonados al Espíritu.
Porque con él, de todo somos capaces. Reina en nosotros la alegría.
Sin él… se nos "seca la vida".
Esta semana te propongo:

Festejar el don del Espíritu de alguna manera en particular (incluso con comida por medio). Con familiares, amigos… o alguna persona con la que te nazca celebrarlo. Eso hará más palpable la alegría del Espíritu.
"Perdonar" algún pecado de alguien contra ti. Eso sólo será posible con la fuerza del Espíritu.
Ser instrumento de paz en alguna situación que estés viviendo. Eso será obra del Espíritu.

Feliz Pentecostés.
 


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