PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?
Lectura del santo evangelio según Lucas 9, 51-62
Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Te seguiré adonde vayas
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante.
De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: "Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?"
Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea.
Mientras iban de camino, le dijo uno: "Te seguiré adonde vayas."
Jesús le respondió: "Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza."
A otro le dijo: "Sígueme."
Él respondió: "Déjame primero ir a enterrar a mi padre."
Le contestó: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios."
Otro le dijo: "Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia."
Jesús le contestó: "El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios."
SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE LA PAZ
(Mujer, soltera, pertenece a comunidad cristiana y movimiento laical)
El texto del evangelio de Lucas resalta la vocación profética comunicada por Dios desde antiguo, ligada a las situaciones de injusticia que vive el pueblo y a un llamamiento por parte de Dios. Al profeta, que sostiene una fuerte vinculación con el mismo Dios, se le pide no tener obstáculos para comunicar de manera directa el querer de Dios. A los profetas que hoy con libertad denuncian se les persigue, encarcela y mata por defender la dignidad humana y los bienes de la creación, mientras que, a los corruptos, dictadores, asesinos, se les rinden honores y favoritismos políticos.
El evangelio nos muestra que Jesús ejerció la profecía cuando le llegó el momento de intervenir y alzó su voz en el Templo de Jerusalén, centro de poder religioso y político. Jesús enseña a sus discípulos que, para construir el Reino, el camino es el de la “no violencia” activa, no el del poder para dominar a unos sobre otros. En sociedades tan convulsionadas por la política y la economía injustas, los repuntes de violencia se hacen sentir; es lamentable que sean las armas y la mano dura el camino encontrado para frenar los actos violentos. No hay voluntad política para generar cambios estructurales que permitan erradicar tanta maldad.
Por otro lado, el sistema consumista en el que vivimos nos ofrece demasiados bienes que nos hacen dependientes y nos quitan libertad. Con frecuencia preferimos vivir con la soga al cuello que optar por estilos de vida más sencillos, pero con mayor libertad. Creemos que por tener dinero y poder se puede actuar arbitrariamente hasta devorarnos unos a otros. La invitación es a dejarnos “conducir por el Espíritu” para que nos haga salir del egoísmo y así evitar que nos sigamos autodestruyendo.
Por eso Jesús propone una nueva manera de vivir y de relacionarse, invitando a sus discípulos a tomar distancia de todo aquello que sabe a seguridades, dependencias, apegos y búsquedas compensatorias. Si estamos dispuestos a ello inauguraremos en nuestra propia persona una vida nueva, pacífica, y desde ella comenzaremos a gestar el Reino. El evangelio de hoy nos muestra que la PAZ es fruto de la justicia, propiciada por cambios estructurales que generen igualdad, dignidad y fraternidad. ¿Cómo podemos contribuir a estos cambios y cómo animamos a otras personas para que también lo hagan?
El resultado de las elecciones de Colombia el pasado domingo 19 de junio, nos muestra la fuerza del Espíritu, que actúa en medio de su pueblo, haciendo crecer su conciencia para optar por el camino de la PAZ, la dignidad y la reconciliación de todo el pueblo colombiano.
DESDE EL SÍNODO 2021-2023 “Por una Iglesia sinodal”
(hombre, casado, 2 hijos, pertenece a comunidad y movimiento seglar)
¿Cómo sigo a Jesús? Esa es la pregunta, para mí, en el día de hoy… ¿Podría ser considerado, también yo, un mensajero suyo?
El texto del evangelio de esta semana nos previene de algunas actitudes por las que todos, en más o menos medida, nos vemos tentados (especialmente aquellos que tenemos algún tipo de responsabilidad pastoral en el ámbito que sea). Por un lado, están Santiago y Juan, que, furiosos por su fracaso, se dejan llevar por el enfado. Probablemente esto es la antítesis de la sinodalidad; y si lo pensamos con detenimiento, es algo que sigue pasando hoy con bastante frecuencia.
¿Cuántas veces comenzamos una acción evangelizadora y nos encontramos frustrados por la indiferencia? ¿Cuántos apóstoles de lo cotidiano se “queman” por el camino cuando invierten su tiempo y esfuerzos sin aparente “éxito”? Incluso me puedo preguntar si yo mismo me he distanciado -o dejado enfriar- de algún compromiso por no ver conseguidas mis aspiraciones…más aún, si he vuelto las culpas sobre alguien, deseando que “el tiempo lo pusiera en su sitio”. Viéndolo en perspectiva sólo queda admirar y confiar en el Espíritu, que con el tiempo hará de estos dos hermanos dos de los grandes apóstoles de la Iglesia…que se nos olvida, pero ¡Dios lo puede todo! ¿No lo podrá también en nosotros?
A continuación, Jesús nos advierte, primero, de la pobreza que conlleva seguirle. Esto es un antídoto para todos los que buscan poder o lujos, los que se sienten atraídos por “los primeros puestos”. No tener donde reclinar cabeza es equivalente a no tener absolutamente nada, para estar plenamente disponible. Y siguiendo la misma lógica llegamos a esa exigencia de “no mirar atrás” que es equivalente a procurar el Reinado de Dios mediante una entrega radical.
La Iglesia sinodal nos invita a ser apóstoles en salida sabiendo que la propuesta de confianza en la acción silenciosa de Dios, de tener el centro sólo en Él, sigue siendo un reto hoy para nosotros también. Que no seamos una Iglesia reaccionaria, ni opulenta, ni pasiva…que seamos la Iglesia de los que caminan enviados por Jesús.
DESDE EL CUIDADO A LOS MAYORES
(Hombre soltero, implicado en cuidado y acompañamiento de mayores, ertenece a comunidad y movimiento seglar)
Hay dos cosas en este texto, que a la luz del “cuidado de nuestros mayores” me hacen reflexionar.
La primera de ellas es respecto al no recibimiento a Jesús en la aldea de los Samaritanos: la reacción de los discípulos y la reacción de Jesús. Esta situación puede trasladarse al cuidado de nuestros mayores o al cuidado de cualquier persona en situación de necesidad. No todos reaccionan igual. En la familia, en el círculo de personas cercanas, algunas se involucran más, otras menos e incluso puede haber alguien que se desentienda. Y ahí puede surgir la misma reacción que tuvieron los discípulos. Tal vez no de una forma tan fuerte como pedir “que baje fuego del cielo” sobre estas personas, pero surge en nuestro corazón un sentimiento de malestar y de decepción. Jesús en este texto reprende a sus discípulos y me reprende también a mí cuando tengo esos sentimientos. Y así como Jesús se va a otra aldea, me dice a mí que haga lo que yo creo que tengo que hacer y que no mire lo que los demás hacen. Lo que yo haga, que lo haga porque quiero, no porque los demás también lo hagan. Aunque que otras personas se involucren menos suponga una mayor carga para mí.
La segunda cosa que quiero comentar me deja más intranquilo. Al final de este trozo del Evangelio, no llego a comprender algunas condiciones que Jesús pone a los que quieren seguirle. En un momento dice “Deja que los muertos entierren a sus muertos” y en otro momento ni siquiera deja despedirse de los de su casa a quien va a seguirle. Probablemente haya una explicación más profunda o una explicación teológica, pero yo no la veo. Pero sí entiendo la última frase: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios». Y en el cuidado de los mayores es esencial. No puedo estar ayudando y protestando a la vez. No puedo estar dedicando mi tiempo a las personas que me necesitan y estar pensando que me estoy perdiendo cosas, que podría estar con mis amigos dando un paseo o tomando algo. Si miro hacia atrás con añoranza de lo que me estoy perdiendo entonces no he comprendido nada del mensaje de Jesús. Y lo que es peor, no me estoy dando cuenta que en el servicio es donde se gana la vida (y la felicidad).
TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?
(hombre, casado, pertenece a movimiento cristiano)
Señor Jesús,
como tú, caminamos hacia nuestro Gólgota,
hacia la entrega de lo que somos.Señor Jesús,
nos decimos creyentes,
hombres y mujeres de fe
de Iglesia,
testigos, audaces y arraigados,
de tu reino…
pero no sabemos, de verdad, en el fondo,
lo que decimos,
lo que queremos,
lo que somos…
nos refugiamos en nuestras seguridades
de toda clase…
en nuestros bellos documentos
de nuestras magníficas asambleas
llenas de magníficos militantes…
pero el camino de nuestro Calvario,
ahí está, inexorable.Señor Jesús,
nos da miedo vivir sin tierra bajo nuestros pies,
sin asideros humanos muy humanos,
sin poder controlar lo que pasa en nuestra vida.
Siempre ha sido así.
Siempre nos han dado miedo los cambios,
los retos,
el tomarnos en serio eso de ser peregrinos
que no sabemos bien dónde vamos.Señor Jesús,
nos apegamos
a nuestras ideas
a nuestras plantillas,
a nuestras interpretaciones intelectuales,
a nuestros rituales,
a nuestras siglas,
a nuestro lugar en el mundo,
a nuestro lugar en la Iglesia,
a nuestro lugar en la vida.Señor Jesús,
nos da mucho miedo tocar fondo,
tocar fondo de verdad…
a tener fe y esperanza de verdad,
de esa verdad que tú viviste y que nos ofreces.Señor Jesús,
nos da mucho miedo
asumir lo que vivir implica:
un caos normal con apariencia de orden,
una transformación constante con apariencia de estabilidad,
una incapacidad radical de estar
de verdad en el centro de nuestra vida…
incapacidad que nuestro ego
transforma en vanidades,
en disfraces,
en jerarquías…
en catecismos,
en legislación,
en rituales sagrados,
muy sagrados…
que parecería que nos impregnan automáticamente
de santidad,
como si de olor de incienso se tratara.Señor Jesús,
la muerte,
el escarnio,
la noche…
desposeerse.
Ese es tu plan,
ese el plan,
eso es lo que hay
de verdad…Y lo que hay es
morir agarrándose a la Vida.Como Tú,
Señor Jesús,
Como tú.
CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?
(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)
ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?
(matrimonio, 5 hijos, ambos trabajan, pertenecen a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
Te seguiré adonde vayas
Nos invitan a seguir reclamos bien visibles. A transitar caminos diseñados por otros para su propio provecho, ya sean personas o multinacionales. Para que seamos útiles a algún bolsillo, a algún ego…, en definitiva, para seguir los objetivos que nos programan otros.
En cambio, el mensaje de Jesús es bien diferente: amarnos los unos a los otros como Dios nos ama, dar bien cuando recibamos o convivamos con el mal, servir a los más débiles, luchar por la justicia, construir Su Reino aquí en la Tierra, sabiendo que somos ciudadanos del Cielo.
Tras nuestras actuaciones diarias hay necesidades que cubrir: alimentar nuestro ego, reconocimiento, mitigar el dolor de nuestras heridas como podamos, visibilidad, desconectar, seguridad, crecimiento, amor, contribuir, compartir, servir…
Te propongo que esta semana tengas bien presente, en tus actuar normal del día (aparte de cubrir tus necesidades básicas), qué es lo que te mueve, lo que te impulsa, a quién o qué sigues y por qué. Pide luz al Espíritu Santo para seguir al verdadero Señor.
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