Según el Barómetro de junio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), aunque el 76,1% de los españoles se declara católico, un 57,8% de ellos no va casi nunca a misa. Adolescentes y jóvenes son los que en mayor grado abandonan la práctica católica, ya que entre los 18 y los 24 años sólo un 6,6% acuden a la iglesia con asiduidad.
Sin embargo, algo que no reflejan la mayoría de encuestas, al tomar como límite los 18 años, es que es en las edades más tempranas, entre los 13 y los 17 años, donde se produce el abandono más preocupante de la práctica religiosa; un reto que la Iglesia debe asumir.
Los datos se pueden ver en la siguiente tabla, elaborada a partir del avance de resultados del Barómetro del CIS del mes de
junio.
Cuando hablamos de cifras totales, a la hora de definirse en materia religiosa, mientras un 76,1% se declaran católicos, un 14,5% del total de 2.482 encuestados dice ser no creyente, un 5,4% ateo, y un 2% creyentes de otra religión. Al mismo tiempo, en la frecuencia de asistencia a misa, de los 1.939 encuestados que se declaran católicos, el Barómetro muestra ese 57,8% que no van casi nunca a misa, un 14,3% que lo hacen varias veces al año, un 9,4% alguna vez al mes, un 14,6% casi todos los domingos y festivos, y un 2,5% varias veces a la semana.
Esta segunda cuestión también ha incluido a quienes se definen como creyentes de otra religión.
Caída de católicos
En la primera parte de la tabla, teniendo en cuenta que la esperanza de vida en España se sitúa alrededor de los 80 años,
podemos observar que son los encuestados en la franja de 65 años y + los que se declaran católicos en mayor medida (93,9%),
seguidos de los de la franja 55-64 (84,8%).
Si comparamos estos porcentajes con los que muestra la franja de 18-24 (59,8%), podemos deducir la gran caída de católicos que se está produciendo y que se prevé continúe en el futuro, ya que estamos hablando de diferencias de entre 25 y 34,1 puntos.
La tendencia natural a recuperar las prácticas religiosas a edades avanzadas no justifica esa gran diferencia que muestran los datos de la encuesta; una diferencia que tiene su razón de ser en una cuestión puramente generacional. De esta manera, los que se declaran católicos podrían descender proximadamente hasta 20 puntos en los próximos 20 ó 25
años.
En sentido inverso, por ejemplo, se puede ver que los que se declaran ateos a los 18-24 años (9,3%), se reducen al 2,4% en la
franja de 55-64 años y al 0,8 en la de 65 y + años.
Católicos, pero sin ir a misa
Por otra parte, en la segunda parte de la tabla se puede ver que sólo un porcentaje moderado de los que se declaran
católicos pone sus pies en los templos para asistir a misa, y ese porcentaje se reduce a la mínima expresión si se trata de cumplir con el precepto de todo buen católico. Así, aún sumando los que asisten varias veces a la semana con lo que lo hacen casi todos
los domingos y festivos, únicamente el 17,1% de los católicos son practicantes habituales; incluso con los que van alguna vez al mes sólo suman el 26,5%. O sea, la masa real de católicos se sitúa entre el 17 y el 26% aproximadamente de los que dicen serlo.
Pero, es en la franja de edad más baja de las analizadas donde se puede observar una auténtica ‘fuga’ de católicos. Únicamente el 0,7% va a misa varias veces a la semana; el 5,9% casi todos los domingos; y el 4,6% alguna vez al mes.
Si comparamos estos porcentajes con los que muestras las franjas de más eda, es decir 55-64 años (4,1%, 17,3% y 13,6%, respectivamente); y 65 y + años (4,1%, 32,2% y 13,1%), se observa claramente ese fenómeno de ‘descatolización’ de los jóvenes.
Y es que los más jóvenes se sitúan por debajo del 50% de la práctica como católicos del total de edades, y a años luz (cuatro veces menos) de la media de las franjas de edad más avanzadas.
El principal problema, en la preadolescencia
En cualquier caso, el problema, con ser grande, no estriba tanto en el hecho en sí de la diferencia como en que esas diferencias no se van a recuperar.
Otra cuestión fundamental del problema es que, como decíamos al inicio de esta información, los sondeos sobre la práctica religiosa están realizados normalmente a partir de los 18 años, y no reflejan la verdadera magnitud del problema, que se plasma ya en la preadolescencia, entre los 13 y los 17 años.
Es en estas edades cuando la buena práctica del católico se abandona cada vez con mayor frecuencia. Ya existen encuestas al respecto que muestran que la clave para entender el descenso de católicos practicantes está en la preadolescencia.
En cualquier caso, se podría afirmar que, en su conjunto, el no practicante en su sistema de valores apenas se diferencia del indiferente.
Tres causas
Ante todo ello, cabe preguntarse qué es lo que falla; y la respuesta tiene tres posibles explicaciones:
1. La llamada escuela religiosa en gran parte, ya que no evangeliza.
2. Las estructuras de acogida de la iglesia diocesana: la mayoría de vocaciones después de la primera comunión se pierden.
Causas: los propios padres; aunque tampoco la Iglesia hace ofertas válidas para los más jóvenes, para que puedan vivir la aventura de su adolescencia en un ámbito religioso y con plenitud.
3. La iglesia doméstica, o sea la familia. Si no hay reorientación y continúa la misma tendencia, España se situará en prácticas del
orden del 10%, insuficientes para hacer funcionar la actual iglesia.