La relación entre la Iglesia. como comunión de vida, y el matrimonio, en cuanto relación amorosa de hombre mujer, es muy peculiar. La Iglesia se entiende a sí misma a través de la metáfora esponsal y maternal. Se siente esposa de Cristo y madre fecunda en el Espíritu. Dentro de la Iglesia la relación de amor conyugal entre un hombre y una mujer se convierte en especialmente significativa. Se puede expresar esa profunda identificación jugando con el verbo conocer.
1. Conoce
El amor entre un hombre y una mujer es conocido desde siempre. Es la voz de la naturaleza. La relación de amor intenso entre un hombre y una mujer es reveladora y liberadora. No se trata del un “afecto” que somete y esclaviza, se trata del afecto que sana y realiza a las personas.
La Iglesia conoce y celebra la vida del matrimonio. La existencia cotidiana de familia, de hogar y de trabajo, es lugar de santidad: de esfuerzo y de gracia; de ternura y de perdón; de sacrificio y gratificación. Los discípulos de Jesús que miran con ojos de fe perciben en los matrimonios un eco de lo que Dios es y sueña para la humanidad. La Iglesia confiesa: Vosotros sois signo; y sois espejo de algo que os trasciende; en vuestro amor comunicativo y fiel se refleja el amor comunicativo y fiel de Dios mismo.
2. Reconoce Una pareja que se ama profundamente tiene que ver con el evangelio. Su experiencia toca el corazón mismo de la vida de la comunidad cristiana. Evoca la gran alianza de amor de Cristo con su Iglesia; suena a fidelidad a la alianza; suena a proyecto de vida compartida, soñada, alimentada.
En el amor de los esposos reconoce la Iglesia su corazón esponsal y apasionado por Cristo; descubre las huellas de su santidad, de su unidad y de su universalidad, de su transparencia. En el amor de los esposos reconoce destellos del don y el mandamiento que la habita: “como yo os he amado”
3. Des-conoce
La Iglesia des-conoce el amor privatizado, que ni se celebra ni se expresa en una forma de promesa; que es cuestión de dos y queda de puertas para adentro. Sabe también que muchos desconocen el grado de implicación de su experiencia de amor con lo que mueve el corazón de la comunión de los discípulos de Cristo. La Iglesia des-conoce la trivialización del amor y su reducción a un mero sentimiento placentero
La Iglesia de Jesús se reconoce a sí misma y celebra la vida de los matrimonios… Tal vez ellos no lo saben; tal vez no lo creen. Pero llevan consigo un gran calidoscopio. Son luz que ilumina y calienta. Son parábolas personales que revelan la otra dimensión de los gestos y las actividades cotidianas. Su relación de amor es un lugar de gracia, de conversión y de perdón. La relación de amor es un proyecto y un itinerario permanente. En los matrimonios que se aman, se perdonan, se esfuerzan en crecer hacia un amor más genuino y altruista, la Iglesia reconoce su propio camino de conversión y de crecimiento. Les dice: vosotros sois lo que más se parece a Dios en nuestro mundo; vosotros sois la gran buena noticia.
4. Se reconoce
La Iglesia de Jesús se reconoce a sí misma y celebra la vida de los matrimonios… Tal vez ellos no lo saben; tal vez no lo creen. Pero llevan consigo un gran calidoscopio. Son luz que ilumina y calienta. Son parábolas personales que revelan la otra dimensión de los gestos y las actividades cotidianas. Su relación de amor es un lugar de gracia, de conversión y de perdón. La relación de amor es un proyecto y un itinerario permanente. En los matrimonios que se aman, se perdonan, se esfuerzan en crecer hacia un amor más genuino y altruista, la Iglesia reconoce su propio camino de conversión y de crecimiento. Les dice: vosotros sois lo que más se parece a Dios en nuestro mundo; vosotros sois la gran buena noticia.