ACOMPAÑADOS
Así dice el Señor, tu redentor, el Santo de Israel:
«Yo, el Señor, tu Dios, te enseño para tu bien, te guío por el camino que sigues. (Is 48, 17).
RECEPCIÓN DE LA PALABRA
¡Qué distinto es saberse acompañado, guiado, esperado, de caminar en solitario, anónimo, sin que nadie sepa de tus anhelos y deseos!
El profeta nos asegura que Dios es nuestro Maestro, nuestro Guía y, Compañero, como lo fue del pueblo de Israel a lo largo de la travesía del desierto.
El salmista se hace eco de la sabiduría que supone caminar con la certeza del acompañamiento teologal: “Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche”.
El Adviento es el tiempo más propicio para dar cabida a los consejos proféticos y así disponernos a la venida del Señor. Es necesario ser receptivos, permeables y acogedores de las sugerencias y mociones del Amigo del alma. Lo contrario nos convierte en personas refractarias, que por defenderse de la insinuación que conduce al bien hacer, toman la alternativa de la crítica y del descontento.
Si el Señor se ofrece para acompañarnos, es necesario dejarse acompañar, y gustar el privilegio del conocimiento sapiencial, que supone aplicar la Sagrada Escritura a la vida, e iluminar desde los textos sagrados la existencia.
Al que da fe a la Palabra no le hace falta recibir mociones extraordinarias, sino tan solo meditar y orar el pasaje que la providencia de una lectura, o el ejercicio de memoria le traen a la mente; con ello queda afectada la voluntad para llevar a cabo la indicación, o al menos intentarlo.
En cualquier caso, no deberemos evadirnos del consejo espiritual por un prejuicio o por resistencia, que suele ser la reacción de la inercia y de la comodidad.
¿Qué Palabra de la Escritura te viene más veces a la mente? ¿Qué pasaje bíblico te resuena siempre con más fuerza? ¿En qué circunstancias te has encontrado sorprendido por una moción interior trascendente, que te ha movido a hacer el bien? Estas percepciones son manifestaciones del Buen Pastor y Amigo, que nos acompaña.