El Papa Benedicto XVI ha señalado que “cada Estado tiene derecho a regular los flujos migratorios y adoptar medidas políticas dictadas por las exigencias generales del bien común, pero siempre garantizando el respeto de la dignidad de toda persona humana”, en su mensaje publicado con motivo de la Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado que se celebrará el domingo 13 de enero de 2013 y titulado ‘Migraciones: peregrinación de fe y esperanza’.
En el texto, el Papa resalta que el viaje de muchos inmigrantes está “animado por la profunda confianza de que Dios no abandona a sus criaturas“ y este consuelo, según añade, “hace que sean más soportables las heridas del desarraigo y la separación, tal vez con la oculta esperanza de un futuro regreso a la tierra de origen”.
Además, apunta que fe y esperanza forman “un binomio inseparable en el corazón de muchísimos emigrantes“ puesto que en ellos “anida el anhelo de una vida mejor, a lo que se une en muchas ocasiones el deseo de querer dejar atrás la desesperación de un futuro imposible de construir”.
Por otra parte, el Pontífice resalta que “la Iglesia no deja de poner de manifiesto los aspectos positivos, las buenas posibilidades y los recursos que comportan las migraciones” y realiza acciones de acogida que favorecen y acompañan “una inserción integral” de los emigrantes, solicitantes de asilo y refugiados en el nuevo contexto socio-cultural, sin olvidar la dimensión religiosa.
En esta línea, recuerda que la Iglesia “está llamada a prestar especial atención y cuidado a esta dimensión“ y destaca que, en el caso de los inmigrantes cristianos, “el cuidado de la dimensión religiosa incluye también el diálogo ecuménico y la atención de las nuevas comunidades“ y en el caso de los católicos, “la creación de nuevas estructuras pastorales y la valoración de los diversos ritos“.
Además, precisa que la Iglesia y las diversas realidades que en ella se inspiran deben “evitar el riesgo del mero asistencialismo, para favorecer la auténtica integración, en una sociedad donde todos y cada uno sean miembros activos y responsables del bienestar del otro, asegurando con generosidad aportaciones originales, con pleno derecho de ciudadanía y de participación en los mismos derechos y deberes”.
El Pontífice recuerda que la Constitución pastoral ‘Gaudium et spes’ indica que “la Iglesia avanza juntamente con toda la humanidad” por lo cual “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de este tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo”.
Además, dedica la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2013 a las celebraciones del 50 aniversario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, de los 60 años de la promulgación de la Constitución apostólica ‘Exsul familia’, y del Año de la fe para “acoger con entusiasmo el desafío de la nueva evangelización”.
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