He tenido la oportunidad de acogerme a una oferta de jubilación voluntaria a los 56 años, en la empresa de telecomunicaciones donde trabajaba.
Convivo con mi madre de 84 años, con muy poca salud a causa de un infarto cerebral.
Soy soltera, sin hijos, muy activa.
Jamás me había planteado jubilarme laboralmente antes de la edad habitual, pero mis circunstancias familiares, personales y laborales me han hecho decidirme.
En primer lugar, mi madre. En este momento ella necesita más que nunca mis cuidados y atenciones por su falta de salud Creo que éste era el momento de poder atenderla más intensamente y no tener que dejarla al cuidado de otros personas.
En segundo lugar, mi calidad de vida.
Ahora dispongo de tiempo para poder regalarlo a mi madre ya los demás. Estoy mucho más relajada por el horario y las tensiones laborales y por tanto en mejores condiciones para las relaciones con los demás.
Para mí la jubilación ha sido un ¡jubileo! disponer de tiempo, poder dedicarme a los que quiero sin imposiciones y sobre todo llevar a cabo mis compromisos cristianos con más intensidad.
Pertenezco a un grupo del Movimiento de Seglares Claretianos extendido en varias partes del mundo. En nuestro comunidad compartimos la fe y nuestro misión evangelizadora en el mundo animados con el carisma de Antonio M’ Claret. También discernimos nuestra tarea y revisamos nuestra vida. Mi jubilación fue discernida con toda mi comunidad
Acompaño como catequista un grupo del catecumenado de Confirmación en mi Parroquia. Soy miembro del Consejo Pastoral.
Colaboro en la junta de la asociación de vecinos de mi barrio, intentando crear ambiente más vecinal y solidario entre los vecinos, apoyando las denuncias y reivindicaciones que nos afectan.
Doy gracías a Dios por el regalo del tiempo que ahora dispongo. Disfruto con las cosas simples de cada día, como ir a la compra, pasear con mi madre … llevo una vida mucho más organizada y relajada de descanso, oración, lectura. .. todo un lujo. El tiempo también se me hace corto.