«Tienen a Moisés y a los profetas».
Esta parábola de los cinco hermanos nos recuerda lo simples que pueden ser las cosas. No cuesta nada hacer el bien a los demás. Pero, para eso, hay que estar
atento. Si vives solo para ti, no te das cuenta de lo que pasa cerca de ti. Quizá eso le sucedió al rico. Puede que hasta fuera buen judío, fuera a la sinagoga y diera
limosnas. Hasta dejaba al pobre Lázaro mendigar a los pies de los comensales. Pero no basta ser buena gente. A nosotros se nos pide ser perfectos, como nuestro
Padre es perfecto. Y, encima, no solo tenemos a Moisés y a los profetas, sino que, además, tenemos el testimonio del mismo Jesús. Todo a nuestro favor. Solo hay que escuchar lo que nos dice Jesús. La Cuaresma nos va llevando por el camino con Cristo, para que cada día escuchemos más y mejor. Mientras estemos vivos. Después, será tarde. Aprovecha.
Oración.
Señor Jesús,
haznos firmes en la fe
que hemos recibido
para que,
siendo consecuentes con ella,
nos apresuremos a hacer
el bien a nuestros hermanos,
sobre todo a los más pobres
y necesitados.
Amén.