«El que pierda su vida por mi causa la salvará».
La Cuaresma nos prepara para la Pascua. Que, como sabemos, no es una cosa demasiado bonita. Desde el principio, la Liturgia nos va marcando el camino. Jesús no engaña. Ni oculta la verdad. Seguir a Jesús significa tomar la cruz de cada día. Cada uno sabe lo que le supone la cruz. Cada uno tiene su cruz, o sus cruces. Y precisamente la Cruz de Jesús es la que da sentido a todas nuestras cruces. Que a lo largo de esta Cuaresma podamos mirar a menudo a la cruz, para sentir que Jesús nos ayuda con nuestras cruces.
Oración.
Tú sabes, Señor, cuáles son mis cruces. Tú sabes por qué y para qué me las has dado. Ayúdame a aceptarlas. Ayúdame a orar con ellas, y hazme ver que Tú estás conmigo, llevando su peso.
Amén.