La encrucijada (Jueves de Ceniza)

Jueves de Ceniza

(Dt 30, 15-20; Sal 1; Lc 9, 22-25)

La encrucijada

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.“Hoy te pongo delante la vida y el bien, la muerte y el mal” (Dt 30, 15)

Uno de los momentos más importantes, y más difíciles al mismo tiempo, en el camino de la vida, como en cualquier viaje, es  cuando se elige la dirección que se debe tomar en un cruce. Y a nivel espiritual, a la hora de escoger una opción de vida.

En la encrucijada cabe tomar la dirección errónea y avanzar por donde no conviene, y cabe que se tome una senda no exenta de peligros y de graves riesgos.

Hoy la Palabra de Dios nos advierte claramente hacia donde conducen ciertos comportamientos.

Si tu corazón se aparta y no obedeces, si te dejas arrastrar y te prosternas dando culto a dioses extranjeros, yo te anuncio hoy que morirás sin remedio” (Dt 30,17-18). “El que quiera salvar su vida, la perderá” (Lc 9,24).

“… guardando sus preceptos, mandatos y decretos, vivirás y crecerás; el Señor, tu Dios, te bendecirá (Dt 30, 16) El que pierda su vida por mi causa la salvará” (Lc 9,24)

Santa Teresa de Jesús

El peligro se agrava cuando a la hora de optar asalta el miedo y se avanza con dudas. Por el contrario, si la dirección se toma con determinación, se adelanta y acompaña la paz. Santa Teresa nos aconseja la determinada determinación: “Cómo han de comenzar, digo que importa mucho, y el todo, una grande y muy determinada determinación de no parar hasta llegar a ella, venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabájese lo que se trabajare, murmure quien murmurare…” (Camino de Perfección 21, 2),

“Quizá no sabemos qué es amar, y no me espantaré mucho; porque no está en el  mayor gusto, sino en la mayor determinación de desear contentar en todo a Dios y procurar, en cuanto pudiéremos, no le ofender “(Moradas IV, 1, 7).

“… miremos que al principio de mortificarse un alma, todo se le hace penoso; si comienza a dejar regalos, pena; y si ha de dejar honra, tormento; y si ha de sufrir una palabra mala, se le hace intolerable. En fin, nunca le faltan tristezas hasta la muerte. Como acabare de determinarse de morir al mundo, verse ha libre de estas penas” (Concepto del Amor de Dios 3, 12).