Pero la cuestión que se plantea es: ¿a qué ser fieles? ¿A quién? ¿A uno mismo, a la persona del cónyuge, a el proyecto matrimonial diseñado juntos? ¿A la palabra dada el día de la profesión religiosa o de la ordenación ministerial? ¿A la promesa hecha en presencia de la familia, los amigos, la comunidad cristiana?
No se puede descartar que sea una excusa para legitimar la propia situación. Lo cierto es que de critica la experiencia de siglos en que los matrimonios han sido duraderos. Se dice que eran duraderos por pura necesidad interna de supervivencia debido a las condiciones sociales; era duraderos por la imposición de la mayoría social. También se trae a colación el influjo de la religión, cuya propuesta matrimonial acentúa los rasgos de la fidelidad y la exclusividad. Se aduce también el motivo de la hipocresía, señalando que la infidelidad estaba oculta. La fidelidad surgía de la inercia de la institución matrimonial o presbiteral
Una cosa es cierta. La fidelidad nunca ha sido un regalo fácil; requiere invertir tiempo; requiere capacidad de relación con la otra persona. La fidelidad es un don y una tarea. No brota espontáneamente de la inercia de los días. Requiere la pasión del verdadero amor. Se logra a base de la decisión de amar
La cultura de la infidelidad es incentivada desde muchos frentes en la vida de la sociedad actual; he aquí alguno de ellos:
- Los productos hechos para durar poco, con fecha de caducidad incluida
- Las costumbres de usar y tirar
- Las modas inducen la urgencia de cambiar los vestidos
- La vida profesional requiere renovación constante, yo no es para toda la vida sin más
- Las tecnologías cambian constantemente y nos idealizan lo nuevo
- La vida es corta, hay que vivir de prisa y en el corto plazo
- La cultura del yo con la dificultad de construir un nosotros
- La libertad entendida como independencia y desvinculación
- La búsqueda de gratificaciones sin compensaciones
- Los ejemplos de los famosos que practican la poligamia o poliandria sucesiva
- El ejemplo de los muchos sacerdotes y consagrados que rompen su promesa hecha ante Dios
- Las estadísticas sobre el gran número de separaciones matrimoniales
- La tendencia a evitar el sufrimiento a toda costa
- Las propuestas de que el poliamor es posible y saludable afectivamente
- El miedo a la intimidad y la relación conyugal programada para la diversión y la sexualidad sin convivencia.
En medio de este gran impacto cultural y social negativo, la fidelidad creativa, proactiva y creciente sigue siendo la gran aspiración del corazón humano. La relación de amor para siempre sigue siendo una gran buena noticia.