Dios escribe derecho con renglones torcidos. Este axioma parece sabio, sin embargo ¿Existe una verdad real o profunda en este axioma? ¿Podrá alguna vez la bondad realmente nacer del mal? ¿Acaso el amor, la verdad y la justicia se han resuelto alguna vez a través del odio, la mentira y la injusticia? ¿Los renglones torcidos realmente se enderezan?
La respuesta a estas preguntas es siempre negativa cuando nos fijamos superficialmente en la realidad; sin embargo la fe no se basa en una visión superficial de la realidad. La fe, como le gusta decir a Jim Wallis, no se basa en la pura evidencia. Más bien la fe escucha la palabra de Dios y espera que la lo evidente cambie. También ve en lo profundo y sabe que, bajo la superficie, el error a veces se pone al servicio de la verdad.
En un poema – meditación, escrito por Raissa Maritain, vemos una expresión fuerte de esto. Cuando conocemos sus antecedentes, el poema, que tiene fuerza en sí mismo, se vuelve más poderoso aún como expresión de lo que es la fe. Este poema no fue una simple expresión de fe cuando se estaba pasando un momento difícil en abstracto. Estos tiempos oscuros eran reales para la poetisa poeta.
Raissa, convertida del judaísmo al catolicismo romano, siempre había mantenido un profundo amor y conexión a sus raíces judías. Se describió a sí misma como una cristiana con un corazón judío. Ahora bien, en 1936, cuando escribió este poema, fue testigo del ascenso de Adolfo Hitler y el nazismo en Europa, escuchó de primera mano las informaciones de Judíos, algunos de los cuales eran amigos personales, que fueron asesinados en Europa, especialmente en Polonia, y se sintió, una Judía amenazada, y se hizo con los papeles necesarios para huir de Francia hacia los Estados Unidos. Su mundo estaba desecho, sus amigos estaban muriendo, y ella estaba huyendo por su seguridad personal. El mal estaba en ascenso y todas las fuerzas políticas y sociales en las que confiaba parecían estar muy sometidas por este o, al menos, lo consentían. Dentro de ese contexto de tribulación, ella escribió este poema:
La oscuridad desde abajo, la oscuridad desde las alturas;
debajo del ala negra del Arcángel
el plan divino se despliega.
Infinita paradoja de la creación:
La eternidad se está construyendo con el tiempo,
y la bondad – imperecedera – con la ayuda del mal.
la humanidad camina penosamente hacia la justicia
a través de las curvas perezosas de la iniquidad,
El error de hoy está al servicio
de la verdad por llegar;
Un poco bien,
aparentemente incapaz de vencer
la desgracia de los días,
sigue siendo la semilla
del árbol eterno del amor.
Mirando hacia atrás setenta años después, podemos ver que su fe estaba bien fundada. A pesar del mal, Dios sigue trabajando, el plan de Dios continúa desarrollándose, y nuestras propias desgracias pasan a formar parte del crecimiento del amor, la verdad y la justicia. Sin embargo esto parece claro en la superficie de las cosas, porque, allí, siempre estamos demasiado concentrados en los grandes movimientos de poder, políticamente, socialmente, económicamente y religiosamente. Buscamos siempre a los grandes jugadores y tratamos de leer los movimientos de Dios ahí.
Sin embargo, como lo hace evidente el poema de Maritain, frecuentemente la providencia de Dios, tal vez la mayor parte de las veces, tiene lugar fuera de lo que está pasando inmediatamente y que parece importante dentro de las estructuras políticas, sociales y eclesiales. Por eso es que que, a menudo, la providencia de Dios no tan evidente. Está escondida porque a menudo Dios se escapa de los lugares en los que le estamos buscando.
Cuando Maritain afirma que el plan divino se desarrolla en lugares ocultos, ella se está haciendo eco de cómo Lucas el evangelista, presenta a Juan el Bautista en el Evangelio. El presenta a Juan, nombrando primero a todas las figuras políticas y religiosas importantes de la época (Tiberio, Poncio Pilato, Herodes, Felipe, Lisanias , Anás y Caifás ) y luego nos dice que la palabra de Dios paso por alto a todos ellos y en cambio le llegó a Juan, un hombre clandestino y excéntrico, en el desierto. Qué aparentemente desconcertarte sería para nosotros si hoy en día un escritor religioso nombrara a todos los líderes importantes del mundo y a todos los funcionarios importantes de la iglesia de nuestros días, incluyendo el Papa, y luego, señalara que la palabra de Dios los está dejando a un lado y en su lugar se le ha llegado a un monje desconocido dentro de algún oculto monasterio. Esto nos parecería difícil de creer, nos resulta muy difícil de creer, y esa incredulidad nos impide ver la providencia de Dios trabajando en un lugar más profundo.
Nuestro mundo, dice Teilhard de Chardin, es un inmenso tanteo, una inmensa búsqueda que sólo puede progresar a costa de muchos fracasos y sufrimientos humanos. Sin embargo, en su opinión, nuestros sufrimientos no son inútiles. Con nuestro sufrimiento, afirma, ayudamos a pagar el precio del progreso universal y triunfante. Nuestros sufrimientos, cualquiera que sea su naturaleza, son nobles. Ayudan a lograr avances en el mismo mundo que los aplasta y los sacrifica.
El plan divino a menudo se desarrolla bajo un ala oscura, el error de hoy está al servicio de la verdad de mañana, y la providencia de Dios a menudo pasa por alto las estructuras de poder. Y así, nuestra fe tiene que ver más allá de lo que está sucediendo en la superficie, nuestra esperanza debe fundarse en algo más allá de lo que está en las noticias todos los días , y nuestra caridad debe ser menos temerosa y menos paranoica. Dios está siempre vivo y trabajando en lo oculto. Nada de nuestros esfuerzos y sufrimientos, incluso de nuestros fracasos y errores, se pierden