Ligero de equipaje

19 de julio de 2010
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Queridos hermanos y amigos: paz y bien.

Concluyendo casi ya el mes de julio, nos encontramos con una festividad que este año trae una efemérides especial: Santiago Apóstol. Concurre en su fiesta la circunstancia de ser año santo compostelano. Por este motivo se han organizado peregrinaciones diversas desde nuestras parroquias o arciprestazgos, o incluso una peregrinación diocesana para adultos como la que realizó la Diócesis de Jaca en la pasada Pascua o la que prepara la Diócesis de Oviedo para el próximo 2 de octubre.
El gran pensador Romano Guardini decía que Europa nació peregrinando. Roma, Jerusalén y Santiago eran las metas del aquel andar cristiano. Porque nuestro pueblo no sólo tiene una historia salvífica que contar, sino también una geografía de salvación que recorrer. Y en esas dos coordenadas del tiempo y del espacio por los que transcurren nuestras vidas, se da el encuentro con Dios que siempre es contemporáneo de nuestras preguntas, de nuestra certeza, de nuestro afán y de nuestros cansancios. Hay lugares en los que el tiempo no pasa, porque custodian lozano el mensaje cristiano que nos llena de luz, de gracia, de alegría y esperanza.

Por eso queremos ir a Santiago los que todavía no nos hemos acercado este año. Es importante la peregrinación diocesana que presidirá el Arzobispo en nombre de toda la Diócesis como prolongación o culmen de las que parroquial o arciprestalmente se han venido realizando. Iremos a Santiago con el júbilo del año santo compostelano, recorriendo los caminos que nos hablan de otros peregrinos que han surcado esos senderos. ¡Cuántas cosas te encuentras cuando andas y desandas la vida con la paz y apertura que propicia siempre el ir a tu paso lento y calmo! Sin prisas, sin sobresaltos, sin pausas desmedidas ni inciertos atajos. Sencillamente ir por el camino, con el bastón y la mochila de un equipaje ligero, sabiendo que tus pies peregrinos tienen como meta de su esfuerzo llegar al destino mismo que moviera al Apóstol Santiago: Jesucristo.

Pero antes de esa fecha otoñal en la que iremos desde Asturias a Santiago, a primeros de octubre, las diócesis aragonesas y la ovetense se encontrarán junto a miles de jóvenes venidos de toda Europa, para hacer la peregrinación juvenil a Santiago. Saldremos el 31 de julio de nuestros lugares de proveniencia para reunirnos en Orense a las demás diócesis, y desde allí peregrinaremos hasta la patria jacobea.

Pasan los siglos, y cambian tantas cosas que inevitablemente pone suficientes notas diferentes como para que no nos confundamos de tiempo. Y sin embargo tenemos tantas cosas en común, tantas, tantas, que nos permite vislumbrar incluso una inequívoca similitud. Fundamentalmente hablamos de un corazón que tiene escrito a fuego en su adentro la exigencia de ser feliz, y de cómo no sabemos ni queremos renunciar a un mundo en donde la paz y la justicia se besen, la belleza y la verdad vayan de la mano, la bondad y la libertad sepan siempre entenderse. Saber amar a Dios y sabernos por Él amados, sin hacerlo contra nadie, en la fraternidad que nos hace verdaderamente hermanos.

Tengamos la edad que tengamos, sea cual sea ahora nuestra circunstancia, esta hechura humana de la que estamos hechos no ha cambiado con el paso de los siglos, por más que sean otros los desafíos, distintas las trampas y diferentes los desvaríos. Pero en común tenemos toda esa esencial humanidad que nos embarga, la que Cristo quiso abrazar y darle un destino feliz y cumplido. De esto fue peregrino Santiago, y en esto él nos acompaña, con la meta común que nos llama y nos hermana, reconociendo que Cristo es el Camino y el Caminante junto a cada cual.
Recibid mi afecto y mi bendición.
 

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm, Arzobispo de Oviedo
A.A. de Huesca y de Jaca