Los desafíos de las familias cristianas

11 de julio de 2024
Print Friendly, PDF & Email
Print Friendly, PDF & Email

Los retos de la familia cristianaEl capítulo segundo tiene un título por demás sugerente: “Realidad y desafíos de las familias”. Es sugerente porque nos ubica en el realismo crudo sobre lo que vivimos en la actualidad y al mismo tiempo, nos invita a asumir el reto que esto implica. Lo iremos viendo poco a poco en las próximas entregas.

Empecemos por este enunciado que considero una de las bases para comprender el desafío al que nos invita el Papa. El documento dice que es necesario atender al “cambio antropológico cultural que hoy influye en todos los aspectos de la vida…”

Comprendamos lo que esto quiere decir. Recordemos que la antropología es la ciencia que estudia al ser humano. Como es de suponer, esta ciencia desprende de sí una visión de lo que es la persona humana. La antropología entonces implica lo que comprendemos como persona y por tanto, se constituye en el fundamento de muchas manifestaciones científicas, culturales, sociales, políticas, económicas, etc.

Pero no solamente el mundo del conocimiento requiere esta visión antropológica de base para desarrollarse sino que cada ser humano y en toda actividad piensa, siente y actúa conforme su propia visión de lo que es la persona humana.

Pero ¿qué implicaciones tiene esto culturalmente? Pues muchas. Pongamos un ejemplo para que se comprenda.

Supongamos que comprendemos al ser humano como una máquina biológica evolucionada. Desde esta perspectiva evolucionista, el amor por ejemplo, no es más que una invención cultural que esconde nuestros genes egoístas que buscan reproducirse. Para tal efecto, se considera a la cultura como una suerte de juegos sociales como la producción de arte, religión, música, moda, roles de poder, dinero, etc. que garantizan a las personas el “conquistar y obtener su recompensa”.

Quizá mientras lee esto usted piense que no es posible que alguien piense de esa manera, pero se equivoca. Muchas áreas del conocimiento y muchas personas actúan bajo esta noción antropológica. Pensemos juntos en qué manifestaciones brotan de esta visión.

1.- El amor es placer.- Para escoger y mantenernos junto a alguien, ésta debe garantizarnos el placer. El termómetro del amor está organizado en “me gusta o no me gusta”. Esta visión antropológica es caldo de cultivo de muchas tendencias que nos venden la idea de que la vida debe ser complaciente, debe ser felicidad continua y que hay que evitar el dolor a toda costa. Alrededor de esta idea se han creado grandes empresas que convencen a millones de personas que el centro de la vida es el placer y que la brújula de todo debe estar dirigida al “yo” que debe defender su bienestar a toda costa.

2.- La hipersexualización de la pareja y del amor.- Consecuencia de comprender la vida como un escenario de búsqueda de placer, muchas personas consideran a la sexualidad satisfactoria como la base misma del amor en pareja. No es difícil encontrar personas que reducen el encuentro amoroso a la conquista sexual y la excitación continua. La hipervisibilización del desnudo humano, la pornografía, la venta de artículos sexuales, etc. son manifestaciones de esta visión antropológica en la que la persona es un gen egoísta reproductor, cuya intención es satisfacer sus impulsos y deseos sexuales en una especie de mercado de oferta y demanda de placer.

3.- El uso de las personas. – Muchas de las tendencias económicas actuales han convertido a la persona en una cosa u objeto de utilidad. Existen incluso ramas científicas que están especializadas en programar personas para sacarles beneficio. El neuromarketing es un claro ejemplo. Una especialidad que estudia cuáles son los impactos a nivel cerebral que aseguran el éxito de un producto o servicio en la mente de los consumidores. Otro ejemplo, es la neurolingüística como herramienta de manipulación o persuasión, que en otras palabras no es más que el desarrollo de habilidades para ejercer poder sobre las personas. Su uso se puede verificar en campañas electorales, en disertaciones de expertos, en la sugestión oculta de la publicidad, de las propagandas, etc.

Apenas hemos desarrollado estos tres aspectos, pero como podrá darse cuenta el lector, la antropología o visión del ser humano de una cultura, de una época y de cada persona que hace la sociedad, puede provocar enormes dificultades y producir ideologías deshumanizantes.

La posibilidad de comprender a las personas como objetos de uso y utilidad es justamente la premisa de todo el aparataje consumista e individualista que convence a generaciones de que las cosas son las importantes; de que tener es ser mejor y de que poseer es la posibilidad de ejercer poder. Es la premisa de la competencia entre seres humanos; la premisa de todo negocio con personas y la premisa que permite a unos cuantos usar y abusar de los más vulnerables de nuestra tierra: los niños, los viejos, los pobres y los enfermos.

Como podemos imaginarnos, esta visión antropológica sustenta muchos de los desafíos a los que todo cristiano tiene que hacer frente.

Los retos son innumerables. Reflexionémoslo con nuestros hijos y con nuestra pareja.

Eliana Cevallos