Los pilares

22 de octubre de 2005

Hay que moldear la ideología para que las creencias dominantes de nuestra época sirvan para justificar el gran plan. Actualmente nuestra era e ideología pertenecen al individuo; el liberalismo y el mecanismo del mercado se basan en las decisiones y riesgos que asumen voluntariamente los individuos.

Nuestra ética actual rechazará la gestión eficaz de la población a no ser que se resuelvan las contradicciones entre individualismo de mercado, derechos humanos y necesidad de una armonía colectiva. Hay que hacer que se reconozca que una economía vigorosa, competitiva y globalizada creará una sociedad de incluidos y excluidos; esto es el móvil del sistema y no se puede alterar.

Por tanto hay que aumentar al máximo el número de ganadores y reducir el de perdedores, es evidente que se deben corregir las actuales condiciones demográficas, pero para que un control auténtico de población sea aceptable hay que instituir un nuevo clima de pensamiento; en el que el punto de partida no sean los derechos humanos ni la libertad personal ilimitada.

Con estas premisas creemos que los solicitantes del informe deben crear un cuerpo de pensadores, escritores, profesores, comunicadores, que proporcionen una justificación a las estrategias de gestión de población.

Los descubrimientos que se lleven a cabo en biología, ecología, demografía, etc, interpretados convenientemente, deben ser desarrollados por intelectuales comprometidos que recibirán generosos estipendios para que puedan divulgarlos en actos públicos, privados, páginas web, encuentros con los jóvenes con el fin de instruirlos, etc. Pero sino existe una justificación y una autoridad intelectual, si el sistema no ofrece una medida cada vez mayor de bienestar económico, renovación ecológica y valores civilizados, los excluidos se revelarán y arrastrarán en su caída al capitalismo liberal.

Económico

Por el motivo anterior hay que reforzar ciertas políticas económicas. Los programas de ajuste estructural de Banco Mundial y el FMI en los países del sur y el Este son positivos, obligan a los gobiernos a integrar sus economías nacionales en la global y proporcionan un marco para que las élites locales puedan enriquecerse (salarios bajos ,mano de obra disciplinada, etc.) de esta forma se crean inversores en el neoliberalismo y la globalización, al mismo tiempo que los países afectados están más endeudados. Este endeudamiento les deja a merced de las medidas cada vez más drásticas del FMI.

En aquello lugares en que se liberalizan los mercados, se crea un terreno favorable para el aumento de la mortandad y la disminución de la fertilidad. Como los países occidentales tiene gran mayoría en la junta directiva del FMI deben potenciar los programas de ajuste estructural, asimismo, el capital financiero privado debe desempeñar un papel positivo en las condiciones para la reducción de población; los mercados imponen disciplina al instante pues las compras de bonos y acciones son líquidas y pueden retirarse inmediatamente. Estas medidas financieras pueden producir reducción de la población pero tienen que ir acompañadas de un replanteamiento del orden político al servicio del nuevo orden mundial.

Político

El ajuste estructural en mucho países ha fracasado aunque los Estados cooperen en mayor o menor medida con los programas de liberalización. El objetivo ahora es sustituir el modelo nación – estado, en el s. XXI hay que crear una estructura global – política legitimada y respaldada universalmente. El FMI debe aprovechar las crisis económicas para aumentar su autoridad y poder junto con la OMC (que tienen poder judicial sobre las disputas comerciales de sus miembros) y el AMI (acuerdo multilateral de inversiones) que creará un marco internacional para la inversión empresarial privada. De esta manera los tres organismos podrían funcionar como un Ministerio Internacional de Economía, Inversiones y Comercio.

Las naciones – estado se han debilitado y no hay un poder político supranacional para sustituirlas, este vacío de poder podría llenarse de la siguiente manera:

Siendo el mercado global el principio organizador de la sociedad, el cual necesitará un poder ejecutivo fuerte, capaz de tomar decisiones sobre asuntos de economía y política de repercusión universal, y que sea capaz de hacer cumplir esas decisiones.

Este poder ejecutivo tiene que regular los mercados financieros a través de un Banco Internacional de Pagos, que debe gravar los mercados con impuestos para sostener a sus ejecutivos.

Las empresas transnacionales tiene que diseñar las nuevas estructuras políticas aunque no debe verse que gobiernan directamente.

La comisión europea podía servir de modelo para un poder ejecutivo transnacional.

El G7 tiene que ver la amera de ejercer un papel similar. En sus reuniones deberían ser convocados también los burócratas de alto nivel, son normas concretas para tomar decisiones colectivas sobre temas sensibles.

Podrían servir las Naciones Unidas, manejadas hábilmente pata constituir un poder ejecutivo mundial y dar legitimidad a su proceso de creación

La democracia ha de considerarse un paréntesis entre gobiernos necesariamente más autoritarios.

Debe de seguir permitiéndose que las ONG tengan estatus consultivo dentro de un órgano que se reúna a intervalos regulares, con el fin de que sean menos radicales, desafiantes y rebeldes.

El único poder que hay que dejar en manos del Estado es el judicial.

El orden político necesita, para hacer cumplir las normas, un mecanismo militar. La Agencia de Seguridad Nacional, el Pentágono y la OTAN ampliada son los órganos idóneos que tendrían que mantener instituciones de segundo nivel, militares, en Estados clientes no occidentales.

La tecnología de la información mejorará la vigilancia, la infiltración y la capacidad de causar problemas a una incipiente oposición y hacer uso de redes de información interactivas, manipulables, para que el pueblo crea que participa en la toma de decisiones.

Psicológico

Las psicologías individuales y de grupo, bien manejadas pueden contribuir a las hostilidades intergrupales.

Lo deseables es que todos los individuos se identifiquen fuertemente con un subgrupo (étnico, religiosos, lingüístico…) de tal manera que primero se sientan miembros de un grupo, antes que ciudadanos. Para conseguir esto hay que proporcionar apoyo material y moral a los portavoces más agresivos de estos particularismos facilitándoles el acceso a los medios de comunicación dirigidos a cada grupo, incluso creándolos si no surgen espontáneamente.

Como ha habido grupos que en algún momento han sido víctimas de otros, hay que potenciar las diferencias con los demás. De esta manera es fácil fomentar odios duraderos intergrupales, conflictos y violencias racistas.

La política de identidad tiene dos ventajas:

Realiza el trabajo previo para los conflictos intracomunitarios.
Bloquea la solidaridad, aumenta la necesidad de aplicar las estrategias recomendadas e imposibilita la creación de fuertes alianzas nacionales e internacionales.