Lunes de la tecera semana de Cuaresma

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.

«Ningún profeta es aceptado en su pueblo».

Recuerdo una Pascua que hicimos los de mi grupo juvenil en mi parroquia natal. Una cosa es hablarle a los lejanos, y otra, a los vecinos. Es difícil ser profeta en tu
tierra, está claro. Porque te conocen y no es fácil engañarlos. Por otra parte, Jesús no iba precisamente haciendo amigos. No le interesaba llevarse bien, sino anunciar
su mensaje. A todos. Sabiendo que eso le iba a costar caro. No nos olvidemos de que vamos a Jerusalén, a morir con él. Esta vez Jesús sale bien librado. Sigue su
camino. Nosotros, ¿con Él? ¿O nos vamos a esconder, por miedo a los judíos?

Oración.

Concédenos, Señor,
vivir siempre contigo.
Que nunca nos avergoncemos de Ti,
ni de predicar en tu nombre,
con nuestras palabras
y también con nuestras obras.
A los vecinos y a los lejanos,
sin miedo,
confiando en la fuerza de tu Espíritu.
Amén.