Lunes primero de cuaresma

El calendario litúrgico nos invita a celebrar hoy la Cátedra de San Pedro, fiesta de comunión con el ministerio y la persona del sucesor del Apóstol, el Papa.

(JPG) Después de haber tomado ayer la resolución de emprender la andadura por el desierto, la providencia de la Palabra, según los textos bíblicos de este día, nos sorprende con expresiones llenas de confianza.

El salmo interleccional, que se reza hoy, nos asegura: “El Señor es mi pastor, nada me falta. Me guía por el sendero justo. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque Tú vas conmigo” (Sal 22).

Cabe que, por diversas circunstancias, nos parezca que el tramo del sendero de la vida que nos toca recorrer ahora es oscuro, difícil, con tentaciones de desesperanza. Pero, si ya desde el principio, ponemos en nuestros labios la confesión del Apóstol Pedro: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16), aun dentro de la prueba sentiremos la fuerza de quien ha prometido y asegurado que el poder del infierno no derrotará a la Iglesia y de que Él vendrá a nuestro lado.

Nuestra pertenencia cristiana cuenta con las mediaciones necesarias, especialmente con la Eucaristía y la misericordia divina: “El Señor me conduce hacia fuentes tranquilas, en verdes pradera me hace recostar, repara mis fuerzas. Prepara una mesa ante mí” (cf. Sal 22).

Como mediación necesaria, Jesús, el Buen Pastor, provee a su Iglesia con el ministerio de los pastores. San Pedro, en uno de sus discursos, señala cómo debe ser el ejercicio de la misión que se les confía a los sacerdotes: “Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere, con generosidad, convirtiéndoos en modelos del rebaño” (1Pedro 5,1-4).

Este día, dentro del Año Sacerdotal, acordaos de pedir al Señor por los que Él ha constituido ministros y dispensadores de su gracia, pastores de su pueblo.