Matrimonio, esa vocación

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.El siguiente testimonio es relevante. Da que pensar. El matrimonio es una vocación de construir un proyecto de amor. La autora le da una autoridad especial.
“Estoy completamente convencida de que, sin fe, el matrimonio es una especie de campo de concentración; pero estoy igualmente convencida de que el matrimonio vivido en plenitud es un lugar de santificación, un camino de duro compromiso, pero bellísimo. Y también estoy convencida de que esto, hoy por hoy, no está suficientemente claro. Muchos se casan de una forma casual, sin ninguna preparación y sin ningún sentido acerca de la sacralidad de una realidad que, en cambio, es extraordinaria. Hay un gran analfabetismo afectivo: en el fondo, también el matrimonio se vuelve producto de consumo más. No existe la idea de esperar a una persona y construir algo, conscientes de que en esa construcción hay dificultades. Por el contrario, sucede que cuando se casan, se enamoran de la idea de estar enamorados: eso dura un año, el tiempo justo de consumir el enamoramiento físico; después, cuando se dan cuenta de que la persona con la que se han casado no es aquella que deseaban, se acaba todo. “no eres como yo te quería” o “ya no eres como antes”, porque ha acabado el ensueño de amor sentimental. No existe la idea de que se debe construir algo, algo que crece poco a poco.

El matrimonio requiere una vocación específica. Yo, por el contrario, tengo vocación de escritora y es tan fuerte que es incompatible con otra vocación igualmente fuerte como es el matrimonio. Me di cuenta de que nunca podría construir una familia, porque el tiempo que me absorbía mi actividad creativa era un tiempo robado a los demás.

Para casarme hubiera debido garantizar una apertura constante hacia los otros, pero escribir me exige un tiempo de encierro, incompatible con la vida matrimonial. No se puede seguir dos vocaciones a la vez”

Susana Tamaro, El misterio y lo desconocido. Barcelona 1999. Seix Barral pp. 115-116.