Me gusta sentirme madre.
Me gusta sentirte mío.
Me gusta cuando me miras.
Me gustas cuando te miro.
Lo que más de ti me gusta,
lo que más de ti yo ansío.
Lo que le pido a la vida,
lo que a Dios yo le suplico.
Que no nos separe nada,
ni la muerte ni el destino;
que no se rompan los lazos
de tu corazón y el mío.
Me gustas cuando te ríes
y crea tu risa un río
donde naufragan mis penas
y rema tu poderío.
Me gustas cuando te caes
entre mis brazos vencido.
Me gusta ver tu silencio
en mi regazo dormido.
Me gustas cuando me dices
cosas que son sin sentido;
senderos que son cadenas
desde tu boca a mi oído.
Me gustas porque te tengo,
y te abrazo y te bendigo.
Porque eres mi Dios me gustas,
y más me gustas por hijo.
«Me gustas porque me gustas»
le dice la flor al lirio.
Repite el viento a la brisa,
y la brisa a mis suspiros.
Sábado de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario. San Clemente I, papa y mártir. San Columbano, abad. Santa María en sábado.
Lc 20,27-40. No es Dios de muertos, sino de vivos.