Me quemé la mano

Me viene a la memoria los sugestivos versos de Antonio Machado: "Creí mi hogar apagado/ y revolví la ceniza./ Me quemé la mano”.
 
Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.Seguro que Benedicto XVI, no creía que el fuego del hogar y de los braseros estaba apagado, pero sí que había que atizarlo. Había que removerlo y añadirle combustible para reavivar el fuego. Y valga la metáfora tomó con fuerza el badil, para reavivar el fuego de la Nueva Evangelización con tanto empeño impulsada por Juan Pablo II: "Por tanto, haciéndome cargo de te preocupación de mis venerados predecesores, considero oportuno dar respuestas adecuadas para que toda te Iglesia, dejándose regenerar por la fuerza del Espíritu Santo, se presente al mundo contemporáneo con un impulso misionero capaz de promover una Nueva Evangelización".
 
Este párrafo pertenece a la Introducción del Motu Propio "Ubicumque et semper" por el que se crea un nuevo Consejo pontificio para promover la Nueva Evangelización.
 
Un joven rico   
 
El concepto de "Nueva Evangelización" fue impulsado por Juan Pablo II, que convocó a la Iglesia a esta empresa en el discurso programático dirigido a los Obispos, reunidos en Puerto Príncipe en el año 1983 para preparar el V Centenario de la Evangelización de América, Y ya acuñó el acertado tríptico que iluminaba la perspectiva de esta tarea nueva en su "ardor, en sus métodos, en sus expresiones".
 
Los pastoralistas indican que el Sínodo Universal sobre la Evangelización del año 1974 ya se movía con estas inquietudes, recogidas formidablemente en Pablo VI en la Exhortación Postsinodal "Evangelii Nuntiandi": en la que habla de "nuevos tiempos de evangelización". Expresión quizá más exacta. Y señalada como antecedente de los reiterados impulsos que Juan Pablo II, sin perder comba, con sus discursos y
alocuciones.
 
Todo esto merece una explicitación que con la ayuda de María Estrella de la Evangelización, irá apareciendo en las páginas de nuestra revista. Porque ahora debo dar paso a la casi olvidada ocasión en que por primera vez se encuentra en el Magisterio la expresión y el concepto objeto de nuestro estudio.
 
América Latina con voz propia
 
En su mensaje de Medellín de 1968, el CELAM, se comprometen a "Alentar una Nueva Evangelización y catequesis intensiva que llegue a la élites a las masas para lograr una fe lúcida y comprometida".
 
Quizá hay que recordar que la Conferencia de Medellín es el gran paso que oficializa en América Latina y el Caribe las inquietudes suscitadas por el Vaticano II, que había tenido más bien una proyección Europea. Es su gran fiesta de mayoría de edad. Con gran ironía lo registra un agudo comentarista:
 
"Fue un Pablo, el tercero en la serie de los Papas, quien declaró racionales y con alma inmortal a los nativos de las tierras recién descubiertas por los españoles. Es otro Pablo quien ahora contempla y estimula su mayoría de edad dentro de la Iglesia”.
 
"En Medellín arrancó la convicción de que América latina posee una dinámica propia que la capacita para pensar sus fórmulas de solución y preparar su futuro..”.
 
"La vieja Europa cumplió su papel de nodriza con sus teólogos y pastoralistas, con el celo vigilante de los Dicasterios romanos…”
 
"En la historia de las relaciones Vaticano América Latina, Medellín ha abierto un nuevo capítulo: el de la mayoría de edad, que cuando se abre en la vida familiar va acompañada de una curiosa mezcla de nostalgia y de gozo". (Juan Darío Restrepo en "El Tiempo" 20IX.1968).
 
Del eurocentrismo al policentrismo
 
Que la afirmación de Restrepo no eran sólo palabras lo palparía bien pronto Roma en el Sínodo sobre la Evangelización de 1974. Por primera vez los Obispos europeos, asombrados, tuvieron que ceder el protagonismo a los Obispos de las Iglesias jóvenes. Por primera vez las intervenciones de estos pastores no fueron sólo las más numerosas, sino las más incisivas. Llevaban la herida sangrante de unos pueblos explotados desde fuera y dificultados en su desarrollo por la corrupción de dentro.
 
No quiero dejar en el tintero la emoción que me anudó la garganta cuando en un suburbio de Fortaleza (Brasil) fuimos recibidos los religiosos con una gran pancarta: "Los pobres de América confiamos en los religiosos". Y es que la Vida Religiosa está dando en América un testimonio espléndido de opción preferencial por los últimos de la sociedad,.
 
Epílogo y propósito       
 
El que ofrece el discurso de Juan Pablo II, el 7 de diciembre de 1989: "Hay que estudiar a fondo en que consiste una nueva evangelización, ver su alcance, su contenido doctrinal e implicaciones pastorales, determinar los métodos más apropiados para los tiempos en que vivimos… sin que por ello pierda nada de su autenticidad y fidelidad a la doctrina de Jesús y a la tradición de la Iglesia".