mejor…¿Que comunidades cristianas quiero?

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.    Considero imposible pensar esta cuestión sin relacionarla con otra más general: ¿qué comunidades cristianas quiero? Y porque quiero comunidades evangelizadoras, el cura que yo quiero es un cura animador de tales comunidades. Pero, ¿son las nuestras comunidades evangelizadoras? Y si no lo son, ¿no será que tenemos los curas que nos merecemos? Un ejemplo: que los curas dejen de ser los «propietarios de los medios de producción ideológica» (R. Parent) no depende de que los curas cambien, sino de la existencia de laicos capaces de hacer teología. La pregunta, por tanto, es otra: ¿Qué laicado quiero para hacer posible el cura y la Iglesia que quiero?

    Para no caer en un círculo vicioso, mi planteamiento quiere ser realista. El que yo quiero es un cura que, a partir de los laicos que existen, sea capaz de animar la emergencia del laico que el mundo y la Iglesia necesitan. Un cura capaz de acompañar la emergencia de las posibilidades transformadoras existentes en nuestras comunidades cristianas. En definitiva, un cura que lidere cuando sea imprescindible, anime cuando sea necesario, acompañe siempre y no bloquee nunca esas posibilidades.

    Esto nos sitúa ante un cura que mantenga su condición de laico, que es lo mismo que decir su condición de bautizado; un cura para quien la ordenación sea un acontecimiento del Espíritu y no un «descasamiento». Estoy pensando también un cura (y un obispo…) que no dé por supuestas aptitudes y capacidades por el simple hecho de estar ordenado.