RECURSOS INTRODUCTORIOS
Reunidos en grupos, ante un encerado, con un animador y un secretario que recoja todo lo dicho se ponen en común, mediante la técnica del «Brainstorming», los significados que da cada participante a estas tres expresiones, pero por separado:
- ¿Qué me dice a mí la expresión «corrupción»?
- ¿Qué me dice a mí la expresión «el profeta»?
- ¿Qué me dice a mí la expresión «denuncia profética»?
Y si el grupo es suficientemente grande se distribuye en tres subgrupos. Y el secretario de cada grupo trae el resultado de cada conjunto de expresiones, plasmado en un mural bien visible, distinguiendo las expresiones de mayor aceptación, de rechazo, de acepción total en distinto colorido.
Esta experiencia celebrativa en torno a los profetas de hoy recomendamos celebrarla en tres etapas progresivas:
- Ver: Toma de conciencia de las corrupciones e injusticias actuales que urgen rápida solución y petición de perdón por las mismas (Rito Penitencial)
- Juzgar: Búsqueda actual de profetas auténticos inspirados en el «espíritu de Jesús», celebración de la utopía salvadora y promoción de la vocación profética entre los cristianos de hoy (Testigos del Señor cada día).
- Actuar: Dejarnos «poseer» del Espíritu de Dios Padre para vivir diariamente la «vocación profética» presentando el Reino del Padre, denunciando las injusticias actuales, invitando a la conversión y convirtiendo nuestra Humanidad en el pueblo salvado de Dios Padre (Denunciamos y Salvamos).
CELEBRACIÓN PENITENCIAL
Partimos de la experiencia: ¡Nos hemos alejado del Señor y el pecado nos ha cegado, queremos de nuevo su luz!. Los símbolos a utilizar son: un cirio grande en el centro y velitas sobre una mesa; una Cruz, que pueda pasarse de mano en mano y media docena de cajas con cerillas.
IDEAS INTRODUCTORIAS: Cada mañana los humanos somos testigos de esta experiencia en la creación: según va amaneciendo el sol, se van disipando las tinieblas y los nubarrones. Y lo mismo observamos en muchas noches: según se va retirando la presencia solar, las nubes y la oscuridad se van imponiendo.
Esta experiencia de luz y de oscuridad es similar a la que nos ocurre muchas veces a los hijos de Dios. Cuando aceptamos su presencia, todo nuestro ser se hace luminoso; pero, desde el momento en que excluimos a Dios de nuestras vidas y nos «endiosamos» desde nuestros egoísmos, soberbias e injusticias, el ser humano se convierte en alguien opaco, malvado, aislado, pecador.
Y cuando llegamos a esta situación de oscuridad humana, lo peor que nos puede ocurrir es no querer reconocer tal situación en nuestras vidas; y en no pocos casos, buscar a quien echarle la culpa (Dios o los marginados) de nuestra situación de miseria.
Y ya en este estado, ¿qué salida buscar? ¿Admitir nuestra ceguera sin sentido? ¿Encerrarnos para siempre en el mal y la muerte? ¿Reconocernos culpables nosotros mismos? ¿Pero ante quién culparnos y con qué esperanza de salud? ¿Hay algún ser humano que nos sane del todo o necesitamos buscar a alguien más fiel y bienhechor que todos los humanos juntos?
Al hacer estas últimas preguntas muy reposadamente, cabe que tres o cuatro personan enciendan una cerilla hasta que aguante la mecha y luego se apague. Finalmente otro la enciende y prende el cirio grande. Cantamos.
CANTO: Marana-Tha (R. Cantalapiedra)
A dónde irán nuestras vidas, a dónde irán nuestras penas,
en dónde está la alegría, ¡ay!, en dónde la primavera,
a dónde irán nuestras vidas,
¡ay!, si un Salvador no nos llega, ¡eh! MARANA-TA.
Qué será de nuestro hijos, qué será de nuestra tierra,
qué será de los que sufren,
¡ay!, qué será de los que esperan,
qué será de nuestros hijos,
¡ay!, si un Salvador no nos llega, ¡eh!, MARANA-TA.
Para qué tantas palabras, para qué tantas promesas,
quién cambiará nuestra suerte, ¡ay!, quién pondrá luz en las
sendas, para qué tantas palabras,
¡ay!, si un Salvador no nos llega, ¡eh!, MARANA-TA.
Está acabando la noche, y un nuevo día se acerca,
vuelve a nacer la esperanza, ¡ay!, y se apaga la tristeza,
y las estrellas nos dicen, ¡ay! que el Salvador ya está cerca,
¡eh!,MARANA-TA.
PRESIDENTE: En el nombre del Padre… Oremos: Dios Padre nuestro: nos encontramos provistos de una preciosa talla corpórea humana; pero nuestro corazón ha perdido y vaciado tu calor y tu amor. Por más que nos miramos hacia dentro, la oscuridad y la soledad nos embargan. Sólo buscándote a Ti y tu amor podremos ser tu imagen, podremos ser tu luz. ¡Ven, Señor! Ayúdanos a reconocer nuestras miserias. Danos tu perdón. Sánanos desde tu amor. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA: Is 5,1-7
PETICIONES DE PERDÓN: A cada petición de perdón, todos cantan: Señor, ten Piedad…
Cuantos quieran, expresan desde las «oscuridades reflejadas en nuestras corrupciones» una petición espontánea de súplica de perdón, tras la cual encienda su velita en el cirio.
ORACIÓN: El Padrenuestro de la Conversación (velitas encendidas en alto).
Padre nuestro que estás en el cielo.
Ante Dios,
ya no somos los mismos.
Ya no somos esclavos, sino hijos,
pues llamamos a Dios «Padre».
Santificado sea tu nombre.
Ante los hombres,
nos sentimos hermanos,
No podemos llamar a Dios «nuestro Padre»,
si nos negamos a tratar a cualquier hombre,
como a nuestro hermano,
y a santificar el nombre de Dios en cada rostro humano.
Venga a nosotros tu Reino.
Ante la sociedad,
actuamos decididamente
para que se transforme en el reino de Dios.
Así nuestra vida queda abierta a la universalidad.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Ante la historia,
y, en concreto,
ante la historia que nos toca vivir,
queremos hacer realidad la voluntad del Padre:
Que todos vivan.
la luz del cirio y dando a besar la
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Ante las cosas,
ante los bienes materiales, ya no somos los mismos.
Queremos usarlos y saborearlos con espíritu de pobreza,
de libertad y de comunicación.
Perdona nuestras ofensas como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden.
Ante nosotros mismos,
al rezar esta oración,
tomamos conciencia de una nueva dimensión.
Aceptamos el perdón
y somos llamados a perdonar
y a recorrer caminos de solidaridad y de amor.
No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
En toda nuestra vida,
asuminos el compromiso de una nueva relación con Dios, con la sociedad, con el mundo y con nosotros mismos. Desechamos la tentación de la comodidad y de la inercia.
Amén. Nos prometemos a nosotros mismos, transformamos en aquello que acabamos de rezar.
CANTO: Protéjeme Dios mío, me refugio en ti! (R. Cantalapiedra)
Protéjeme Dios mío, me refugio en ti!
El Señor es mi heredad, Me refugio en ti
Conmigo va el Señor, Me…
Mi suerte está en su mano, Me…
siempre tengo al Señor, Me…
Con Él caminaré, Me…
BENDICIÓN FINAL: Desde la Cruz, y dando a besar la cruz mano a mano.