Monseñor Garachana: Al pie de «EL MERENDON»

14 de mayo de 2008

    Hace tiempo que la Iglesia se ha dado cuenta de la importancia que puede tener Internet como instrumento de comunicación del Evangelio en el mundo actual. Prueba de esta realidad es que esta presencia eclesial en Internet es cada vez más fuerte y tiene mayor calidad.

Angel Garachana no es el primer obispo que tiene un blog personal, pero por su cercanía a Ciudad Redonda nos atrevemos presentaroslo.

Angel Garachana, es claretiano, español y como él mismo se define, es un “obispo misionero” que lleva más de diez años al frente de la Diócesis de San Pedro Sula (Honduras).

A continuación transcribimos el primer post que aparecía esta misma semana.


Bienvenidos a “esta casa de la Palabra”

Angel GarachanaCreo que sería falta de educación comenzar a escribir algunas reflexiones en este blog sin presentarme. Me llamo “Ángel” y lo soy, en un sentido etimológico de “mensajero”, “enviado”, misionero”. Soy misionero claretiano, miembro de la congregación iniciada y formada por San Antonio María Claret con cinco compañeros sacerdotes en 1849.

 Desde hace 13 años (3-2-95) soy obispo de la diócesis de San Pedro Sula (Honduras). Me alegra saber que “entre mis principales deberes sobresale el de anunciar el Evangelio de Jesucristo” (Vaticano II). Por ser obispo, soy -debo ser- un evangelizador nato.     Este encargo de “predicar el Evangelio a toda criatura” (Mc. 16,15) y de enseñar a poner por obra lo que el Señor ha mandado (Mt. 28,20) es un verdadero servicio y la Sagrada Escritura lo llama “diaconía”, o sea “ministerio” 

Para ser un buen “servidor del Evangelio”, palabra de verdad y de vida, debo conocer el Evangelio y la cultura de nuestro tiempo, tiempo de cambios profundos rápidos y globales. Un gran pensador cristiano decía que debemos tener en una mano la Palabra de Dios y en la otra mano el periódico, es decir sumergirnos en la  Palabra y en la vida, relacionar íntimamente Evangelio y vida, vivir la pasión por Dios y la pasión por la humanidad.  Y soy obispo de la Iglesia Católica en América Latina, “llamada hoy a repensar profundamente y relanzar con fidelidad y audacia su misión en las nuevas circunstancias latinoamericanas y mundiales” (Aparecida, 11). Ni el cambio cultural, ni la complejidad de las situaciones, ni la gravedad de los problemas pueden intimidar a los discípulos  de Jesucristo y llevarlos a encerrarse por medio en el interior de las iglesias o a replegarse en la seguridad del puerto. 

Por medio de este blog salgo a la plaza pública, a los nuevos medios de comunicación, sin prepotencia pero sin miedo, con sencillez pero con profunda convicción. Conocer a Jesucristo es lo mejor que me ha ocurrido en la vida. Darlo a conocer a los demás es el encargo que he recibido y el mejor regalo que puedo ofrecer, consciente de que “Él no quita nada y lo da todo” (Benedicto XVI).  Bienvenido a este blog, a “esta casa de la palabra, dicha y escuchada” para que el diálogo nos lleve a la verdad y a la vida.