Narrativa matrimonial

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.Apuesto por contar historias de matrimonios estables y duraderos; los que viven una relación sexual y amorosa, los que se quieren, se ayudan, se motivan en el crecimiento personal, se acercan a su sueño de felicidad compartida, que los mantiene receptivos y activos. Matrimonios que celebran sus aniversarios de boda y sus 25 y están deseando la llegada de la jubilación para poder estar más tiempo juntos y disfrutar de hacer cosas juntos. No se quedan en la lamentación: “somos tan diferentes”, “qué difícil es convivir”. La llamada a ser felices juntos es tan potente que moviliza todas las energías y recursos personales.

Es cierto que la palabra crea realidad. Existe una tendencia generalizada a decodificar la relación matrimonial e incluso la relación de pareja. Y sabemos que ganar el relato es más importante que ser fieles a la realidad de los hechos históricos y sociales.

Hay muchas maneras de contar los hechos; la objetividad es tarea de la ciencia; por lo demás, todos percibimos y leemos los hechos en un contexto de significación y sentido. El lenguaje no es solo deivo; es también performativo.

Relatos de fracaso

Con respecto a la relación conyugal, el relato y muchos relatores actuales se empeñan en hacernos ver las historias de fracaso. Las exhiben de manera insistente. Las convierten en espectáculo. Especialmente si son historias de famosos. Se convierten en imágenes para llenar páginas de papel cuché y de documental televisivo. Se empeñan en dar brillo a los fracasos. Nos lo camuflan como éxito. Exhiben el yoismo. Eso de seguir los modelos matrimoniales de la fidelidad, de la ayuda mutua, del crecimiento personal es poco original. Resulta un itinerario demasiado manido.

En la sociedad actual hay que consumir y satisfacer deseos de forma exasperada; la desvinculación aparece como un logro personal; la independencia quiere ser más atractiva que la convivencia amorosa y sexual. La consecuencia es la soledad que primero es elegida y luego es sufrida.

La alternativa a la relación conyugal, amorosa y sexual, se presenta como utopía de la liberación personal y sexual. Pero tal utopía no es una buena noticia.