Argel vibra con mil ruidos de la vida corriente, se divide entre la lucha del poder por los grandes, desánimo por los más pobres, huida del país de los jóvenes, desempleo del 40% de la populación. Argel esta en duelo, Argel no tiene voz.
Ninguna estrella de esperanza brilla sobre la vida gris de la gente.
¿Navidad? ¿Anuncio de Paz? ¿Gloria a Dios compasivo con la miseria de los hombres?
No, Sí. No en la superficialidad aparente de la gente, sí en la ternura de las madres; sí en la ilusión y esperanza de los niños, si en la desinstalación del pequeño resto, sí en los gestos de solidaridad, sí en la lucha por vivir a pesar de todo. Sí a pesar de todos los no.
Una pequeña esperanza se mantiene, débil, pero que grita la espera , dejando entrever, dejando manifestar esta alegría de los más humildes que lo han visto, que han existido, inocentes a los que no han matado, ni asesinado… voluntad y deseo de creer en este amanecer que quiere, que alumbrarà nuestros días de tristeza, nuestro pasado traumatizado por tanto odio, por tanto desprecio, por tantas muertes… Esperanza infirme (impotente), pero que la justifica.
Albert Camus, gran escritor argelino, decía de su madre: «Era una de estos seres que justifican el mundo» y nosotros lo vemos todos los días, convivimos con estas personas y nosotros un pequeño resto, muy pequeño resto de cristianos, vivimos de este JESÚS, el Cristo que en todos continua justificando el mundo.
Desde Argel, Feliz Navidad para todos y que vivamos cada día y en donde estemos la Navidad.
Lourdes Miguélez Matilla A.M.Argel Navidad 2003