Si alguien que nunca hubiera escuchado la historia de Jesús preguntara a cualquiera de nosotros sobre sus orígenes, empezaríamos, sospecho, con el relato de su anunciación y nacimiento y terminaríamos con la narración de su resurrección y ascensión. Mientras esto distrae su atención, este modo no es como los evangelios comienzan y terminan su narración. La historia de Jesús y el significado de la navidad sólo se pueden entender echando una mirada al de dónde viene Jesús, su árbol genealógico, y mirando a cómo su historia tiene continuidad en el tiempo. Con más razón si ésta es la manera como los Evangelios cuentan la historia.
El Evangelio de Juan comienza su narración centrándose en sus orígenes eternos en el seno de Dios antes de su nacimiento. Para Juan, el árbol genealógico de Jesús tiene solo tres miembros, la Trinidad: en el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios. El Evangelio de Marcos no nos ofrece un árbol genealógico, sino que comienza el relato con su ministerio público, y a continuación no pone fin a su historia. Para Marcos la historia de Jesús sigue adelante. Mateo y Lucas, de cualquier manera, incluyen dentro de la historia de Jesús un largo árbol genealógico, que muestra sus orígenes. Demasiado a menudo tendemos a ignorar estas genealogías con su larga lista de nombres difíciles de pronunciar, que en su mayoría significan poco para nosotros. Pero, tal y como afirma en la renovada escuela bíblica, Raymond Brown, enfatiza una y otra vez que no podemos entender realmente la historia de Jesús sin entender por qué éste árbol genealógico, esta larga lista de nombres, es juzgado con tanta importancia.
¿Qué se aprende cuando miramos al árbol genealógico de la familia de Jesús, esa curiosa lista de nombres antiguos? Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá, Judá engendró a Farez y a Zara cuya madre fue Tamar, Farez engendró a Hezón, Hezon engendró a Ram, Ram engendró a Amminabab… y así. Entre otras cosas, estas genealogías trazan los orígenes de Jesús para decirnos que su historia real no será manipulada por cualquiera que quiera creer que los orñigenes humanos de Jesús son totalmente puros e inmaculados sin contener ningún pecado o debilidad. Jesús proviene de una lista de santos ancestros. Más bien, como nos muestra la genealogía, su árbol familiar contiene tantos pecadores como santos. Enrtre sus antecesores hay mentirosos, adulteros, asesinos, hombres acaparadores de poder, mujeres intrignates, reyes débiles, funcionarios religiosos corruptos, y todo tipo de pecadores. Lo mismo se sostiene como verdadero para las instituciones religiosos que representan su nacimiento. La historia religiosa del judaismo fuera de la que Jesús nació fue también una mezcla de gracia y de pecado, de insttituciones religiosas que servían a la vez a Dios a sus propios intereses humanos.
¿Cuál es la moraleja de todo esto? La lección es esta: personas e instituciones que dieron a luz a Jesús fuewron una mezcla de gracia y de pecado, una mezcla que mediaba el favor de Dios y lo manupulaba en su propio beneficio. Pero, más por encima de esta ambigüedad, Jesús nació. Puede que sea un escándalo para nuestra piedad aceptar que no todo no que nacio en navidad fue concebido inmaculadamente. La misma verdad sostiene lo que continúa después del nacimiento de Jesús. Su ministerio terreno fue parcialmente formado y promovido por el interés propio de las autoridades religiosas de su tiempo, la resistencia a los poderes seculares de su tiempo, y el miedo y la infidelidad de sus propios discípulos. Y esto ha continuado a través de 2000 años de historia desde entonces. Jesús ha continuado encarnándose a través de siglos gracias no sólo a los santos individuales y virtuosos. No, La genealogía de Jesus hasta su nacimiento es también una larga lista de santos y pecadores, de generosos mártires y de egoistas intrigantes, de virtud y traición.
Y reconociendo y aceptando esto, esta realidad no debería conducirnos al cinismo en el que conmencemos a dudar de la veracidad de Jesús o la legitimidad de la Iglesia porque a pesar de las mentiras, el pecado, la infidelidad y no tan infrecuente estupidez de las personas humanas e instituciones religiosas que originariamente construyeron esta genealogía de Jesús y que han sido su familia desde entonces. La fe se puede adaptar al reconocimiento del pecado y la infidelidad. Lo mismo ocurre con la navidad.
La Navidad tiene un dudoso origen y sucesion: Jacob robó la primogenitura a su hermano, Judah durmió con su nuera; David cometió adulterio y asesinó para taparlo; la Iglesia fundó la Inquisición y mató a más personas por si misma que todos los que fueron martirizados en la Iglesia naciente; la Iglesia nos ha dado papas que han vendido los favores eclesiales y fueron sexualmente licenciosos; la Iglesia, a pesar de su catolicidad y santidad, ha sido perennemente estrecha y elitista y nunca ha sido plenamente libre de sus propios intereses; y el escándalo de los abusos sexuales ha sucedido.
Pero el puro misterio de Jesús, de Cristo, y de la Iglesia de alguna manera ilumina a pesar de todo esto e irónicamente, por causa de todo esto. Como una semilla escondida, la Gracias de Dios trabaja, incluso a través de gente como nosotros y una iglesia como la nuestra, revelando su divinidad a pesar de todo ésto. Y en Dios que escribió la Navidad original con lineas rotas también escribió la historia siguiente con lineas rotas, y algunas de esas lineas son nuestras propias vidas.