Cierto día llegó al monasterio un joven peregrino a quien habían dicho que el Abad tenía el don de ciencia, de sabiduría y de consejo. -¿De dónde vienes? -le preguntó amablemente el Abad.
-Del otro extremo del planeta -respondió el joven-; me han dicho que usted me enseñaría dónde está Dios.
-En el otro extremo del planeta, dijo el Abad con una sonrisa acogedora.
Al joven se le cayó el velo de los ojos. Y comprendió que el viaje había merecido la pena.
Sábado de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario. San Clemente I, papa y mártir. San Columbano, abad. Santa María en sábado.
Lc 20,27-40. No es Dios de muertos, sino de vivos.