Texto profético
“En ti, Señor, espero, | y tú me escucharás, Señor, Dios mío; esto pido: que no se alegren por mi causa; | que, cuando resbale mi pie, | no canten triunfo. Porque yo estoy a punto de caer, | y mi pena no se aparta de mí” (Sal 38, 16-18).
Texto evangélico
“Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden”, y también: “Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece contra ninguna piedra”». Respondiendo Jesús, le dijo: «Está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”» (Lc 4, 9-12).
Texto patrístico
“Nos acaban de leer que Jesucristo nuestro Señor se dejó tentar por el demonio. ¡Nada menos que Cristo tentado por el demonio! Pero en Cristo estabas siendo tentado tú, porque Cristo tenía de ti la carne, y de él procedía para ti la salvación; de ti procedía la muerte para él, y de él para ti la vida; de ti para él los ultrajes, y de él para ti los honores; en definitiva, de ti para él la tentación, y de él para ti la victoria” (San Agustín).
Texto místico
“Pues, buen Maestro nuestro, dadnos algún remedio cómo vivir sin mucho sobresalto en guerra tan peligrosa. El que podemos tener, hijas, y nos dio Su Majestad es «amor y temor»; que el amor nos hará apresurar los pasos; el temor nos hará ir mirando adónde ponemos los pies para no caer por camino adonde hay tanto en que tropezar como caminamos todos los que vivimos. Y con esto a buen seguro que no seamos engañadas” (Santa Teresa de Jesús, Camino de Perfección 40, 1).
Consideración
Jesús, ¿por qué aguantas tanto?
Tres veces fue tentado y las tres veces venció. Tres veces fue negado, y tres veces confesó al discípulo el amor.
Nunca dejará Jesús de ofrecernos su mano, pues Él sabe de qué barro hemos sido hechos. Siempre nos dará la fuerza suficiente para levantarnos.