La novedad radical de los desafíos que el mundo actual plantea al anuncio del Evangelio requiere una «nueva evangelización», que el mismo papa ha definido como «nueva en su ardor, nuevas en sus métodos, nueva en su expresión», capaz de construir una «civilización del amor», tanto en los países y culturas donde todavía no ha sido proclamada la Buena Noticia, como en aquéllas en las que la fe ha dado paso a la indiferencia o al agnosticismo práctico.
La consigna del papa ha tenido un amplio eco en toda la Iglesia, no sin ciertas ambigüedades en la interpretación del adjetivo «nueva». Parece indicar no tanto la necesidad de «corregir» una evangelización anterior realizada desde planteamientos equivocados, cuanto las nuevas condiciones de la evangelización en el mundo actual, que requieren por parte de la Iglesia un nuevo esfuerzo misionero. Otros términos para referirse a la «nueva evangelización» son «reevangelización», «segunda evangelización» o «nueva etapa de la evangelización».