PEDALEAR CON BRÍO
Una parábola para empezar
La vida es como andar en bicicleta. Te caes si dejas de pedalear. Podemos entender la vida como un viaje en bicicleta. Pero una bici de dos plazas (las llamadas tándem). Sucede que los dos pasajeros quieren ir delante y tener en sus manos el manillar.
¿Pero qué ocurre cuando el segundo ciclista es nada menos que Dios? Estamos contentos porque nos ayuda a pedalear. Y vamos a seguir la historia en primera persona, pues se trata de transmitir una experiencia concreta:
No sé cuando sucedió, pero Él sugirió que yo ganaría mucho si cambiábamos los lugares. Aceptado el cambio, pronto noté que mi vida no era la misma. Cuando yo tenía el control, buscaba mi mapa y marcaba el lugar de destino. Resultaba un tanto aburrido y predecible.
Fue un momento clave y decisivo en mi vida cuando Él empuñó el manillar para dirigir el viaje. No tardé en comprobar que Él conocía otros caminos diferentes. Cruzábamos valles preciosos y montañas que exigían un esfuerzo en el pedalear. A veces corríamos a velocidades increíbles y yo me aferraba a mi manillar fijo para sostenerme y me inclinaba para preguntar: ¿'adonde vamos? Él se limitaba a sonreír.
Yo ya había olvidado mi vida aburrida y vulgar, pero comenzaba a estar asustado y se lo susurraba acercando mi boca a su oído. Entonces se inclinaba un poco y ponía su mano en la mía.
Se fueron ensanchando mis horizontes, pues me llevó a conocer gentes con variedad de dones, que los compartieron conmigo. Y noté que me sugería: "Tú también tienes que compartir esos dones que has recibido. No podemos llevar sobrepeso en el tándem". Y seguía el viaje conduciendo con gran maestría cuando llegaban vueltas cerradas o caminos pedregosos. Experimentado, decidí fiarme totalmente de Él. Ya totalmente seguro seguimos pedaleando juntos, pero yo siempre detrás como los buenos discípulos.
Ciclistas de todo el mundo
Ya se sabe que (supongo habrán visto y leído el artículo del mes pasado) al Sínodo Universal, asisten Obispos representantes de las Conferencias Episcopales de los cuatro puntos cardinales. Y todos llegan a Roma para ponerse a pedalear fuerte detrás del líder que no puede ser otro que Jesús de Nazaret, el que les irá marcando el camino. Puede ser que sea un camino rápido, pero es el que necesita en este momento la Iglesia y el mundo. Para seguir sin desfallecimiento, todos llevan una mochila bien surtida; se las ha proporcionado a todos el Pueblo de Dios.
Por si no se entiende la metáfora, recordaré que cada Sínodo envía un primer borrador llamado "Lineamenta" a todo el episcopado de la Iglesia Católica, a los dicasterios de la Curia romana, a todas las Uniones de Superiores y Superioras del mundo y a las Iglesias Orientales. Estos Organismos deben enviar los "Lineamenta" a todas "sus huestes" para que respondan a las preguntas y manifiesten sus puntos de vista al Secretariado del Sínodo. Con todo este material una comisión de expertos elabora un documento titulado "Instrumentum Laborís". Y este documento de trabajo es el que se ofrece a todos los Obispos que tienen que ir a pedalear a Roma. Precisamente en la primera quincena de Marzo, se reunieron en la Urbe para preparar ese instrumento de trabajo para el próximo Sínodo sobre la Nueva Evangelización. Les habrán llegado las respuestas de todo el mundo y con ese material prepararán el Instrumento de Trabajo que los Padres Sinodales llevarán en su maleta bien estudiado. A lo mejor hay algún Obispo moderno que lleva mochila.
Coraje y creatividad
Van a necesitar coraje y creatividad porque no se puede renunciar a dar a conocer a Jesucristo con todo "el poder de su Resurrección". Advierte el borrador que hay que enfrentarse a un mundo secularizado, a una mentalidad hedonista y consumista que lo anegan todo de superficialidad y de egocentrismo y conducen a una atrofia espiritual y vago espiritualismo. Por lo tanto debe ayudar a crear un estilo audaz que sepa leer y descifrar los nuevos escenarios que han surgido en estas últimas décadas. Y llevarles la Gran Buena Nueva con nuevos métodos y nuevas expresiones.
Sobre todo con nuevo ardor
Pero mucho más importante que todas las técnicas y adaptaciones modernas se necesitan santos y santas que sean testigos y transparencia de Jesús. Alguien ha comentado que el Concilio de Trento cosechó muchos frutos porque lo pusieron en práctica santos de primera división. Ahí están Ignacio de Loyola, Juan de Ávila, Juan de Dios, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz entre lo más significados.
Y el Vaticano II necesita lo primero santos con la categoría de Teresa de Calcuta, que ha demostrado al mundo la llamada del Concilio a ser la Iglesia de los pobres, más que algunos que se dicen teólogos y bien instalados hablan y disienten. Ofrecen esquemas y proyectos sin dinámica de vida, porque la vida no está en los organigramas.
Saber presentar
Más de una vez, periodistas de prestigio, amigos míos, me han dicho que: 'muchas de las incomprensiones que sufre la Iglesia son porque no sabemos vender. El buen comerciante pone en el escaparate lo mejor de mercancía'. Y advierten que: 'las maravillosas obras de evangelización y de lucha codo con codo por la dignidad de los marginados las guardamos en la trastienda. En el escaparate aparecen las mercancías polvorientas y sucias'.
Y una frase ingeniosa
Unos de esos críticos periodistas católicos enfoca el haz luminoso a cierto clérigo: "La fe no me la quitaréis, pero lo que es la afición…"
Oremos para que el Sínodo empuje y descubra caminos para recobrar no sólo una fe intrépida y comprometida, sino también la afición.
Foto por tandemracer