Al pensar en qué sacerdotes quieren los laicos hoy, por lo menos los laicos de mi entorno, me surgen las siguientes reflexiones:
- que sean nuestros hermanos mayores, no nuestros padres (Padre sólo hay uno);
- que nos acompañen en la búsqueda, en vez de dirigir e imponer;
- que entiendan y favorezcan la corresponsabilidad seglar;
- que no nos consideren a los seglares «gente de tropa»;
- que sean sensibles al mundo del dolor y la marginación;
- que recen;
- que no sean esclavos de las normas, sino comprensibles con la debilidad humana;
- que sean los primeros en el trabajo, los últimos en buscar honores.
Siguiendo estas reflexiones, me doy cuenta que lo que queremos es que se parezcan a Jesús de Nazaret, el único y eterno Sacerdote, que cuando estuvo en este mundo, vivió y actuó de esta manera en su relación con el Padre y con la gente.