Quédate con nosotros

Señor Jesús,
cada día
tu Palabra llega a nuestra puerta
sin hacer ruido,
como los tres jóvenes llegaron
hasta la tienda de Abrahán.

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.¿Cuántas veces la hemos escuchado?
¿Cuántas veces la hemos invitado,
con temor y temblor,
a entrar en nuestra casa,
y le hemos preparado hospedaje
para que descanse en ella,
para que la tome definitivamente como suya?

Tu Palabra, Señor, es luz:
no te alejes de nosotros, que estamos a oscuras;
tu Palabra, Señor, es vida:
no te vayas, que sentimos el frío de la muerte;
tu Palabra, Señor, es alimento:
no nos dejes solos, que desfallecemos de hambre,
que morimos de sed.

Señor Jesucristo,
Palabra de Dios humanada,
misteriosamente divina
porque eres el Verbo,
y entrañablemente humana porque eres
carne nuestra;
grito estremecido
o silencio desconcertante;
no pases de largo ante la tienda
de tus siervos,
aunque en nuestra torpeza
no acertemos a insistir
en que detengas tus pasos
y te quedes con nosotros.

Quédate con nosotros, Señor,
y convierte nuestro corazón
en hogar de la Palabra que eres tú mismo;
convierte nuestro corazón en Palabra.
Es lo que tú deseas,
y es todo lo que nosotros anhelamos. Amén