¿Quién anuncia?

12 de mayo de 2006

Se puede jugar con la imagen: ¿Por que un supermán? ¿Cuáles son las condiciones para ser hoy catequista/evangelizador entre los jóvenes? ¿Qué es lo que más te ha marcado de los catequistas/monitores que has tenido? ¿Quién ha sido para ti más significativo y por qué? ¿Cuáles son los rasgos de los jóvenes que más nos retan? ¿Lo que menos sabemos atender?
Leer y comentar el documento adjunto: “Actitudes del evangelizador” de Carlo M. Martini, tomado de la revista Sal Terrae

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Actitudes del Evangelizador

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¿Quién anuncia?
¿Cómo anuncia?
¿Dónde?
¿Cómo fue el primer anuncio?
¿Desde dónde?
¿A quién?…
¿Qué?…

No queremos enredarnos en preguntas y en respuestas que nos hacen perder de vista la vida, lo que sucede, lo que pasa, los anuncios vivos.

Si lo que pasa por delante de nosotros no nos conmueve un poquito, si no nos hace saltar y dejarlo todo, si el que tengo enfrente es un coñazo porque no me sigue el rollo, y escuchar durante más de 5 minutos me aburre… No merece la pena perder el tiempo, esto no es para mí.

Nuestra experiencia es que sólo merece la pena lo que rompe, lo que arriesga…

Al anuncio no le hace falta nada, ni siquiera que lo anuncies, sólo hay que vivirlo y gozarlo.

Disfrutar del regalazo que es poder compartir la vida sin más.En la sencillez del anuncio, del Evangelio, encontramos la frescura y la actualidad del mismo.El riesgo y la apuesta está en ser fieles y no robarle ni un poquito de vida, identificar, dar forma al anuncio; aunque no se entienda.Lo que sí merece la pena es «soñar colores nuevos y días claros», buscar nuevas formas que aporten corazón.Nuevas esperanzas que nos permitan seguir caminando.Nuevos sueños que nos hagan crecer.No existen recetas, ni siquiera testimonios que nos digan cómo hacerlo, porque está en nosotros la respuesta, es nuestra la decisión de tirar pa’lante.

Por eso esto no es un testimonio ni nada que se le parezca,sólo queremos compartir con vosotros el gustazo que es buscar a Dios juntitos y poder poner al servicio del Evangelio los dones que se nos han regalado.

«Lo que gratis habéis recibido, dadlo también gratis«.
Hebreos 11 en Boletín APJ Bética