Rasgos del Dios Padre

28 de junio de 2005

«A Dios nadie lo ha visto jamás» (Jn I,18). Con esta grave advertencia quedan reflejados los limites y las limitaciones de cualquier intento de acercarnarnos al rostro de Dios. Por eso tenemos que aventurarnos a sólo entrever, y casi adivinar, sus rasgos a través de esa mirilla tan preciosa como relativa que son sus acciones y sus palabras. Y de esto se trata, pues palabra sobre palabra, acción tras acción, rasgo a rasgo podemos dibujar las líneas más fuertes del perfil del rostro de Dios. Es como recoger los sonidos, las resonancias que Dios mismo nos ha transmitido: si catequesis es, en su significado más primeros, crear ecos y resonancias, eso es lo que nos ha hecho Dios desde el primer aliento del mundo hasta la aparición de su gran Palabra en medio de nosotros. Vamos a leer, aunque sólo sea en una mínima parte, esa ecografía gigantesca que Dios Padre nos ha servido para conocimiento y consuelo de sus hijos.

DIOS ORIGEN Y FUENTE

Entonces el Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz aliento de vida y el hombre se convirtió en ser vivo. Gn2, 7.

De Él, «amigo de la vida» (Ab I I, 24) y origen de cuanto es y vive, venimos en todo lo que somos y tenemos. Por eso «Él sabe de qué estamos hechos, se acuerda de que somos polvo» ( Sal 103,13), pues hemos salido de Él como la vasija de las manos del alfarero: «Señor, tú eres nuestro Padre, nosotros somos la arcilla y tú el alfarero, somos todos obra de sus manos» (Is 64,7).
De su seno hemos nacido y por sus entrañas de madre Él es nuestro Padre. De Él, como de la fuente, nacen todos los ríos de la vida. Y como cierva sedienta que busca las aguas vivas de la fuente, así corremos nosotros hacia Él (Sal 42, 2 ). De él viene nuestro molde y a su imagen somos: Él es «la escuadra de nuestra derechura» (M. De Unamuno).

Pregunta:
Entre tantas aguas, mansas o revueltas, que forman las mil corrientes sociales y culturales de cada día, ¿camo descubrir y reconocer la Fuente verdadera de la que nos llegan las aguas vivas de la vida? Si el agua fuera inteligente, jamás su fuente olvidaría

Orar:
Para mí, Señor, no es necesario el Miércoles de ceniza, porque ni un solo día de la semana me olvido de que fui barro en tu mano. Y lo único que realmente necesito es que no lo olvides Tú…. (Dulce María Loynaz)

Qué bien sé yo la fonte que mana y corre, aunque es de noche. Aquella eterna fonte está escondida, qué bien sé yo do tiene su manida, aunque es de noche… Sé ser tan caudalosas sus comentes, que infiernos cielos riegan y las gentes, aunque es de noche. El comente que nace de esta puente bien sé que es tan capaz y omnipotente, aunque es de noche. (San Juan de la Cruz)

DIOS QUE LLAMA Y NOS HACE SALIR

El Señor dijo a Abrán: Sal de tu tierra y de la casa de tu padre hacia la tierra que te mostraré. (Gen 12, 1)

Es una historia redonda la de Abraham: sale por voz de Dios de su casa y de su tierra, recibe como don la más grande utopía de todos los tiempos, hospeda a ángeles en su tienda y de ellos recibe la confirmación de la promesa. Las estrellas del cielo y las arenas de las playas del mar quedaron atónitas ante tanta y tan amorosa solicitud de Dios.
Abraham nació el día que abandonó Ur y se puso en camino. Y Dios fue su Padre. Quizás el profeta Malaquías pensaba en Abraham y en su feliz e increíble historia cuando anunciaba el derroche de maravillas que Dios iba a hacer con su Pueblo:
Haced la prueba conmigo, dice el Señor, y veréis cómo abro las compuertas del cielo y derrocho sobre vosotros bendiciones sin cuento. (Mal 3, 11)
En Abraham estamos todos (Rom 4, 16). Dios, como Padre de nuestro futuro, quiere hacernos una biografía nueva, nos da a luz y nos saca de nuestra vieja tierra muerta, despliega ante nosotros la utopía de un futuro inmenso e inesperado, recrea nuestro camino y nuestros andares, nos levanta la tienda en medio del desierto y a la espera de su visitación, nos invita a reconocerlo bajo la sombra de cualquier encinar en un Mambré cualquiera. Y un día todo será cumplido y confirmado.
Cada uno puede recomponer su biografía profunda repasando las iniciativas de Dios: sus llamadas, sus promesas en medio de la noche; sus caminos hacia fuera y sus éxodos llevado de la mano de ángeles disfrazados, sus expectativas ante la anunciada presencia de Dios sabe qué o quién… Es verdad que, bien mirado, todo es gracia. Todo es un acto amoroso de Dios que nos va mostrando y ofreciendo una vida nueva. Dios es Padre en todo todos los días

Orar
Si tú me dices «¡Ven!» lo dejo todo, no volveré siquiera la mirada para mirar a la mujer amado… Pero dímelo fuerte, de tal modo que tu voz, como toque de llamada, vibre hasta en el más intimo recodo del ser, levante al alma de su lodo y hiera el corazón como una espada. (Amado Nervo)

Pregunta para muy ocupados:
Dejas un hueco vivo cada día para atender el «barzón de voz» que Dios mismo, Padre atento y de voz fácil, te llena cada día? Y además, por si Dios llega y te dice: ¡Sal!, ¿sabes dónde está la salida? Anota lo primero en tu agenda y pon una señal en esa puerta de salida que puede llevarte a la libertad de los

DIOS EN VILO Y A LA ESCUCHA

El Señor le dijo: He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Y he bajado a librarlos de los egipcios. (Ex 3, 7)

Dios ve, oye, palpa, huele y a veces habla. Vive los pasos del hombre con sus cinco sentidos divinos. Se revuelve, se desasosiega, está en vilo y pendiente ante sus hijos en peligro: «Como parturienta grito, jadeo y resuello» (Is 42, 14). Mil veces ha visto y sentido la opresión de sus hijos, otras tantas ha asistido impotente y pálido al maltrato y a la esclavitud de sus hijos más débiles. Y Él aguantando el silencio y con una inaguantable conmoción en sus entrañas: «El corazón me da un vuelco, se me estremecen todas las entrañas» (Os I I, 8). Y eso antes de la opresión de Egipto y después de la opresión de Egipto. Aunque aquélla del delta del Nilo bajo el Faraón fuera tipo de todas hasta hoy.
Nos es imposible adentrarnos en lo que podríamos llamar «el dolor de Dios» ante el dolor de sus hijos. Bastaría recorrer los sobresaltos y agobios de cualquier padre o de cualquier madre, para atisbar oscuramente los agobios y sobresaltos de un Padre, Dios, con tanto hijos tan amados y tan colmados de desgracia. Como un padre o una madre Dios ve, oye y casi siempre calla. Calla, entre jadeos, ante cualquier niño vendido y revendido en el Sudán; se tapa la boca, para no explotar, ante la última mujer maltratada; abre más y más los ojos, aguantando la ira, ante cualquier persona desnutrida, explotada y muerta; se muerde la lengua, hasta la sangre, ante el dolor y la nada de todos los nadies de la tierra, sus hijos más frágiles, más pequeños y por eso más queridos.

Pregunta molesta:
¡Has oído el grito de los pobres, el lamento de los oprimidos, el pretexto de cualquier pidepelas, el silencio de los que viven en soledad, el clamor de todos los ilegales del mundo, el sofoco de los países pobres que soportan el peso de la deuda? El Padre de todos oye esto y más. Y lo graba cuidadosamente

DIOS SOMBRA, AGUA Y PAN

Cuando se levantaba la nube sobre la tienda, los israelitas se ponían en marcha. Y donde se detenía la nube, acampaban (Num 9,17)

La escena es de todos los días en cualquier parte del mundo: los padres acompañan desde muy cerca los primeros pasos de su hijo, retiran peligros, acompañan con sus brazos su avance inseguro, imaginan facilidades y recursos para asentar sus pasos, si se tambalea será sostenido por unos brazos protectores y vigilantes. Es un caminar inseguro, pero protegido al cien por cien.
Y lo mismo hizo Dios con aquel pueblo incipiente, nacido de las aguas del mar Rojo y metido de lleno y de repente en el inhóspito mundo del desierto. ¿Qué hacía un sol ardiente difícil de soportar?, pues se coloca una nube sobre el pueblo para que le preste sombra fresca. Problema resuelto. ¿Qué no hay agua y la sed aprieta?, se alumbra una fuente abundante de agua viva y se acabó la sed. Que se acabaron las provisiones traídas desde Egipto y empieza a cundir un hambre amenazadora?, pues se hace servir cada mañana un pan fresco y todos a comer hasta saciarse. Parece ser, incluso, que todos los días a media mañana quedaban llenos doce cestos con las sobras, con lo que la amorosa abundancia es una vieja costumbre del Padre con sus hijos (Lc 9,17).
A su sombra seguimos, su maravilla de pan nos sostiene y el agua de su fuente nos da la vida: ¡también nosotros vivimos a la sombra de sus alas, nos estrecha par todas los lados, nos cubre con la palma de su mano y nos guarda como a la niña de sus ojos!(Sal 17,8; 139,5).
Y un inevitable pensamiento: ¿Qué estará pasando por la mente del Padre de la casa común cuando ve que muchos de sus hijos sufren la sed, mueren de hambre y andan desamparados sin sombra que los cobije ni tierra que los mantenga? Y mientras tanto millones de cestos y contenedores son volcados, con las sobras injustas, en los oscuros basureros de los hermanos más ricos del Norte. Sería conveniente consultar los avisos de los santos profetas ante las injusticias, el desenfreno y las desigualdades (Am 6,1-7). Por si acaso.

Pregunta para hijos
Has sentido sobre ti la suave sombra de tu Padre Dios, saboreas su pan tierno y redondo y andas con sed para saciarte en la fuente? Enhorabuena y disfrútalo.

Orar:
Que baje Dios y vea
lo que en la tierra ocurre.
(Concha Lagos)

DIOS, VIGILANTE DE LA HERENCIA PATERNA

Santificaréis el año 50 y promulgaréis manumisión para todos los habitantes. Celebraréis así el jubileo y cada uno recobrará su propiedad y retornará a su familia. (Lv 25,10).

Del Señor, Padre de todos, era la tierra prometida y entregada a las doce tribus, suyos los bienes de aquel Pueblo que Él había engendrado y sólo suya la libertad que cada hombre había alcanzado en aquel día memorable de la salida de Egipto. Pero los hijos no habían actuado como buenos hermanos: unos habían ido apoderándose de la tierra de otros, algunos acabaron siendo esclavos de otros hermanos y los más hábiles y poderosos habían acumulado deudas sobre los hombros de los menos dotados. Aquello no era ya una tierra santa ni un Pueblo escogido. Por eso decidió poner en marcha una iniciativa correctora.
Cada siete semanas de años se anunciaría, a toque de cuerno de carnero, un año lleno de gracia: las tierras volverían a sus primeros propietarios, las deudas serían perdonadas los esclavos alcanzarían su libertad primera. Eran medidas de emergencia.
Y era una utopía. En ella seguimos, buscando tierra para todas, libertad para los esclavos y perdón para las deudas..

Pregunta Intempestiva:
¿Con qué jubileo te quedas: con el de excursión y negocio de interés turistico religioso internacional o con el jubileo interior, solidario, preocupado, más allá de las | medidas del tiempo y de los lugares acotados.

Orar:
Poderoso silencio con quien lucho
a voz en grito: grita hasta arrancamos
la lengua, mudo Dios al que yo escucho!
(Blas de Otero)

DIOS ANUNCIO Y DENUNCIA

A donde yo te envíe irás; dirás lo que yo te mande… Mira, yo pongo mis palabras en tus boca, hoy te pongo ante pueblos y reyes para arrancar y arrasar, para edificar y plantar. Jr I, 8-10

Fueron tiempos oscuros y, a la vez, gloriosos.
Grandes infidelidades del Pueblo, que como hijo descarriado se iba tras los baales de turno y se echaba en brazos de cualquier astarté, o se dejaba embaucar por los halagos de Egipto o las promesas de Asiria olvidando el regazo y las promesas del Dios de Abraham, del Padre fiel que engendró un pueblo entre las aguas del mar Rojo y que le abrió las puertas de la tierra prometida. El desaliento de Dios se hace denuncia en la voz de los profetas: grita, amenaza, advierte, llora y suplica, reprende, promete… Son los recursos de cualquier Padre.
Y a la vez la gloria de la fidelidad, del amor mantenido, de la resistencia aun en los días más sombríos. Tiempos de filial y amorosa permanencia en los caminos de Dios. El Pueblo, como un hijo; Dios, como un Padre. ¡Qué altura alcanzó generación tras generación el amor de Dios, Padre tierno y fiel, y qué hermosos los pies de miles de israelitas caminando cada día como hijos piadosos por los caminos del Padre!. Era un grito de abrazo y de reconocimiento mutuos: «¡Tú serás mi Pueblo, yo seré tu Dios!» y «¡Yo seré tu Pueblo, tú serás mi Dios!». Como un padre o una madre con su hijo, como dos amigos, como dos amantes, como el novio y la novia… envueltos en el mejor cantar de sus cantares.
Y ahí, a lo largo de siglos, a lo ancho de los dos reinos, Dios, como Padre preocupado y ansioso, se hizo – ¡ah, la voz de los profetas! – anuncio de gloria, pregonero de grandes banquetes de familia reunida en lo más alto de los montes, anunciador feliz de cosechas abundantes, promotor de viñedos escogidos, plantador de vergeles en todos los desiertos, iniciador de días de salvación…

Tu voz:
¡…Pero tu voz, ¿cómo será tu voz?
¡Tu voz, Señor!
¡Una sola palabra!
¡Un murmullo!
¡Una sílaba!
¡Un ligero susurro!
¡Un eco al menos
al que yo quede uncida
por ti arrastrada suavemente movida!
(Sagrario Torre)

Pregunta en serie:
Cuál fue la última voz de profeta que escuchaste, dónde están hoy los profetas, cuándo te hiciste tú eco y voz de Dios, qué anuncios nos estamos callando, qué denuncias debemos poner por delante, ante cuántos ídolos nos arrodillamos, qué altura tiene.

DIOS SOLIDARIO Y FIEL

Decía Sión: -Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado. ¿Puede una madre olvidarse de su criatura…? Pues aunque ella se olvide, yo jamás te olvidaré. (Is 49,14-lS)

Cuando su Pueblo, su hijo, es llevado una y otra vez a empujones al destierro, Dios, como buen Padre, lo acompaña a la tierra extraña de la desventura. Lo sostiene con la voz de los profetas, lo alienta con la esperanza del regreso, lo anima con la nostalgia de la tierra santa y lejana, lo invita a colgar sus citaras y a esperar la vuelta para romper a cantar la alegría del retorno.
En la cárcel de Topas alguien no pierde ningún día de visita para mantener la resistencia de aquel a quien ama, aquella madre junto a su hijo aun en los peores días de su viaje por el túnel del Sida, el padre sentado a la puerta de su cabaña en una aldea de Senegal acampana con la fuerza de su espíritu a su hijo ilegal y sin nombre en cualquier invernadero de Almería, la madre pierde los días pendiente del timbre de la puerta esperando con ansia y temblor a que su hijo pródigo y desalmado vuelva como sea desde su lejano desarraigo.
Y así Dios con cualquiera de nosotros sus hijos, llevados a tantos destierros a lo largo de la historia. Destierros interiores con noches oscuras en las que el Padre acompaña en amoroso silencio, exilios sociales de miseria y discriminación donde Dios sufre la injuria y aguanta solidario, el oprobio, deportaciones y falsas reinserciones en las que el Padre se hace negro, tibetano, hutu o tutsi, kurdo, indio aborigen, palestino, eritreo, campesino en Mato Grosso… y así hasta beber entero el cáliz de marg ura de todos los exilios y deportaciones

Pregunta que sobra:
¿Qué sentimientos embargarán al Padre de todos cuando ve las pateras, siente los pinchos de las alambradas, lee las leyes de extranjería, oye las peticiones desoídas de los repatriados a la fuerza, huele el vaho podrido de cualquier hacinamiento de inmigrantes sin papeles?

Orar:
Cuando nació entre nosotros,
nació fuera de casa
y en las afueras;
apenas acostumbrado a nuestros aires,
huyó, como su Pueblo,
a tierra extranjera;
cuando, ya mayor,
recorrió los caminos de su tierra
no tuvo «donde reclinar su cabeza»
y, todavía un exilio más,
cuando murió lo hizo fuera de la ciudad,
de nuevo en las afueras.
¡Oh Dios, padre de desterrados,
padre de los que quedan fuera,
padre de los que mueren fuera,
que seas patria, tierra y casa
de todos los que hoy viven sin ellas!.
(Francisco Miralles)

¡Y se cierra aquí la vieja serie de rasgos paternos y matemos de Dios: de muchas formas y modos Dios se nos reveló Padre nuestro, pero ahora ya, en la plenitud de los tiempos, se nos ha revelado con más claridad y precisión a través de su Hijo querido. Escuhadle Pro esto es ya casi otra historia

DIOS AL NIVEL Y EN LA CARNE DE SUS HIJOS

Por último les envió a su hijo, diciéndose: A mi hijo lo respetarán. Mt 21, 37

El padre, o la madre, mide casi 1.80, el hijo poco más de medio metro. Desde tan alto el padre apenas puede tomar de la mano, proteger, ver el rostro cara a cara… y se abaja, se pone en cuclillas y se hace tan pequeño como su pequeño hijo. Así es más fácil mirarse, reconocerse y entenderse.
Algo así pudo pensar el Padre cuando decidió enviar a su Hijo – en Él el Padre lo es en su sentido primero y más profundo y por Él todos llegamos a ser hijos – despojándose en Él de su rango, bajando de su altura y tomando la condición de uno de tantos hambres como en el mundo somos. (Flp 2, 5-8). Y así revestido de humanidad, tocando barro, el Padre podrá ser reconocido y abrazado por sus hijos con mucha más facilidad. Al menos no habrá problemas de altura ni de distancia.
De esta forma la Palabra de amor, mil veces antes pronunciada y existente junto a Dios antes del principio, puso su tienda a la altura de las tiendas de los hombres. El Padre acampó en medio de sus hijos (Jn I, I -14). Así comenzó una etapa nueva en la que el amor paternal de Dios y su ternura maternal nos fueron revelados con datos nuevos y mucho más precisos.

Pregunta con intención:
¿Por qué será que demasiadas veces nos quedamos en el Hijo, sin ir más allá de Él, hasta el Padre para el que es puente mediador y palabra eterna, reduciéndolo a un fácil dios humano? Si el que ve al Hijo ve al Padre (Jn 14 9) ¿Por qué entonces Jesús sí pero Dios no?

Orar:
Y Dios mismo,
revestido de Hijo
siendo Padre,
se llenó de Espíritu
y se echó a la calle,
metiéndose -¿imprudente?
en el barro mismo de nuestra carne.
(Felipe Mediero)

En la oquedad de nuestro barro breve
el mar sin nombre de Su luz no cabe.
Ninguna lengua a Su verdad se atreve.
Nadie lo ha visto a Dios. Nadie lo sabe.
Mayor que todo dios, nuestra sed busca,
se hace menor que el libro y la utopía,
y, cuando el Templo en su esplendor lo ofusca,
rompe, infantil, del vientre de María.
El Unigénito venido a menos
traspone la distancia en un vagido;
calla la glena y el amor explana.
Sus manos y Sus pies de tierra llenos,
rostro de carne y sol del Escondido,
¡versión de Dios en pequeñez humana!
(Pedro Casaldáliga)

DIOS BUSCA, ESPERA, ABRAZA

Uno de vosotros tiene cien ovejas… Una mujer tiene diez monedas… Un hombre tenía dos hijos… Lc 15, 4-32

El Padre sigue siendo siempre fiel a si mismo y tiene, hoy también, cien ovejas, diez monedas y dos hijos. El capitulo 15 del evangelio de Lucas es el mejor tratado del amor de Dios: seguimos siendo la oveja perdida, la moneda que no aparece y el hijo que vuelve; y lo más importante de todo es que Dios sigue siendo el Padre que espera y abraza, la mujer que revuelve toda la casa y el pastor que se echa al campo aunque ya es de noche. Y en cualquier caso el final inevitable como Buena Noticia: la alegría por la moneda hallada, el gozo de la vuelta con la oveja al hombro y la fiesta con el hijo recobrado. El amor prevalece de tal forma que hay en todo cierta dosis de aparente despropósito y de no poca desproporción. Cosas del amor.
Mientras tanto y desde entonces nosotros hemos sido, somos, la oveja perdida, la moneda extraviada, el hijo que se va; y ahora hemos sido encontrados por Dios, Pastor nuestro, Madre nuestra, Padre nuestro. Nosotros somos los que estaban lejos (Ef 2, 13) y que, por misericordia del Padre de todos, de los de lejos y de los de cerca, hemos sido recibidos en la casa paterna y ahora somos ya Pueblo santo de Dios: «los que en otro tiempo no erais pueblo ahora sois pueblo de Dios» (Pe 2, 10). El Padre nos abrió la casa, nos cubrió de dones, nos adornó con las mejores gracias y estamos ya, aunque todavía no del todo, en el banquete de la gran Fiesta del retorno.

Pregunta para extraviados:
¿S eres objetivo u justo deberás reconocer la abundancia de dones que de la mano de Dios -pastor cuidadoso, mujer hacendosa y padre generoso—has recibido y que has disfrutado hasta ahora, ¿Por qué entonces andas a veces extraviado (¡tú sabrás en qué!), te pierdes en rincones oscuros de la vida (¡tú mismo puedes concretar cuáles son!) y pretendes organizar la vida (!tú deberías saberlo muy bien!) lejos de la casa paterna??

Orar:
Cada mañana sales al balcón
y oteas el horizonte
por ver si vuelvo.
Cada mañana bajos saltando
las escaleras
y echas a correr por el campo
cuando me adivinas a lo lejos.
Cada mañana me cortas
la palabra,
te abalanzas sobre mi
y me rodeas
con un abrazo redondo
el cuerpo entero.
Cada mañana
contratas la banda de músicos
y organizas una fiesta
para mi por el ancho mundo.
Cada mañana me dices al oído
con voz de primavera.
Hoy puedes empezar de nuevo.
(Patxi Loidi)

DIOS CON LOS MÁS PEQUEÑOS

Bendito seas, Padre, Dios del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los sencillos (Lc 0,2 I)

Fe y Luz es una gran comunidad cristiana que abarca pequeñas comunidades repartidas ya por medio mundo. Está formada sobre todo por personas de todas las edades que sufren alguna discapacidad psíquica y que se reúnen para viajar y orar, para disfrutar la vida y celebrar la fe, para vivir juntos una integración mayor en la sociedad y en la Iglesia. Y sus padres, junto a ellos, extendiendo discretamente un amor exquisito, acompañando con naturalidad, ejercitando una ternura profunda y fiel que apenas se nota pero que atraviesa la vida entera de unos y otros. Pensándolo bien en cada comunidad lo más admirable son los padres, pendientes, tranquilos, dedicados y felices.
Así me imagino a Dios, como Padre y Madre de todos nosotros, disminuidos, pequeños, perdidos en medio de una realidad que no dominamos, perdedores en buena parte de nuestras apuestas por mucho progreso que parezcan encerrar, extrañamente reducidos en nuestras capacidades originales, necesitados de rehabilitación y de redención. Eso, si lo reconocemos y nos confesamos pobres y desvalidos. Y Dios, acompañando discretamente desde cerca, haciendo ejercicio divino de acogimiento y de misericordia, pendiente, entregado y feliz. ¡Bendito seas, Padre!

Relato:

Una noche soñé estar paseando con Dios
a la orilla del mar,
mientras en el cielo oscuro se iban proyectando las
escenas de mi vida.
Junto a cada escena aparecían unas huellas:
a veces dos pares y a veces uno solo.
Noté con preocupación que junto a las escenas más
difíciles de mi vida
sólo aparecía un par de huellas
y le dije al Señor con cierto tono de queja:
– ¡Me prometiste caminar siempre a mi lado
y no abandonarme nunca!.
¿Porqué cuando más te necesitaba
te alejaste de mi?.
Y el Señor, sonriendo, me dijo:
– Hijo mío, es que en esos momentos de tu vida yo te
llevaba en brazos

Pregunta para cristianos discapacitados: (¡lo somos todos!)
A la vista de las claras limitaciones humanas y sociales que padecemos y de tan extendidos y graves pecados que mantenemos, len qué puntos flacos de nuestra vida necesitamos con más urgencia la fortaleza y la misericordia del Padre?

DIOS ABBÁ

Habéis recibido un Espíritu que os hace hijos y que nos permite gritar ¡Abba, Padre! Rom 8, 15

Quizás nos quedamos mirando el dedo y no gozamos de la visión de la luna a la que apunta; quizás en este año prejubilar nos enfrascamos en reflexiones y estudios sobre el Padre y no disfrutamos del gozoso atrevimiento de llamarlo Abba nuestro; quizás describimos con minuciosidad todas las clases y subclases de la rosa y no nos embargamos de su perfume; quizás nos sobra discurso y nos falta contemplación. Quizás, una vez más, los árboles nos impiden ver el bosque.
Tenemos que recuperar los ojos del hijo pequeño para ver el rostro del Padre, necesitamos recobrar la sencillez de corazón para sentirlo como Abba nuestro, debemos volver al balbuceo filial que confiadamente repite sin rubor el más sencillo nombre de Dios jamás pronunciado. Cómo desnudarnos de las palabras sobrantes, recuperar la adoración callada y saborear el dulce nombre de Dios, Abba?. Una vez más deberían callar las palabras, para que grite el amor y puedan hablar los signos con su eficacia original.
Abba no es un nombre, es una tierna confesión de humildad ante el Innombrable; es la renuncia filial a toda manipulación, a toda estrategia de dominio; es la asombrada confesión de amor de hijo pequeño y, a la vez, la convicción de que no hay nombre ni apellidos que lo limiten. Abba debiera ser hoy, para todos los hijos de Dios, una especie de nombre protegida, para salvar su pureza y, a la vez, debe ser recobrado para el uso familiar en la oración de cada día.

Pregunta para expertos en palabras:
¿Podremos contener tanta palabrería en nuestras oraciones y, con el alma callada en candorosa adoración, alcanzar la santa simplicidad de las palabras fundamentales

Orar:
De tal fácil que lo hiciste, difícil nos es pronunciar tu nombre, cierto rubor no confesado nos impide invocarte como Abba,
Félix Morales

DIOS SIGUE

Ahora, los que os trajeron la Buena Noticia os lo ha comunicado todo en el Espiritu Santo enviado del Padre. Los ángeles se asoman deseosos de verlo. IPe 12

Dios, como Padre de todos los hambres, sigue siendo y haciendo hoy, en su Hijo y por su Espiritu, lo que desde siempre fue e hizo en la historia hasta convertirla en Historia de salvación para sus hijos:
– Hoy Él es nuestra raíz y nuestro tronco, de Él venimos, por Él existimos y en Él somos.
– Él nos da en herencia paterna la misma utopia que desplegó ante Abraham
– Él, ante la opresión que siguen sufriendo sus hijos, se hace grito y liberación
– Él se hace compañero y padre de todos los que buscan tierra y futuro
– Él acompaña con terca fidelidad a cuantos, desde cualquier destierro, reclaman su regreso
– Él, como todos los padres, quiere restablecer la justicia y el amor entre todos los hijos
– Él se hace voz y reclamo para recuperar la fidelidad perdida del Pueblo que se le va
– Él se abaja, en come y en palabra, hasta el débil barro y la pequeña estatura de sus hijos
– Él sigue desviviéndose por sus ovejas, sus monedas y sus hijos… perdidos o encontrados
– Él es padre de huérfanos, protector de débiles, defensor de pequeños, madre de todos
– Él se enternece ante sus hijos y rodea su propio nombre de atrevida temura: ¡Abba!
Toda la larga Historia vivida hasta hoy entre el Padre y sus hijos se concentra ahora, como en un microcosmos afortunado, en cada persona, en cada lugar, en cada momento. La Historia santa del Padre sigue abierta y adelante.

Pregunta para una respuesta personal
Entre estos gestos paternales de Dios con nosotros, ¿Cuál es el que tú necesitas especialmente hoy y porqué?

Orar:
Acompañados tiernamente
en estrecho abrazo
desde que alcanza nuestra memoria
el Padre y nosotros
venimos de muy lejos
desde siempre;
hemos vivido juntos,
por su gracia,
toda la gran historia
que un día empezó en el tiempo;
ahora todo el amor,
acumulado durante siglos,
se vuelca entero
en el cuenco vivo de cada hombre.
¡Nunca pensó el hombre
llegar tan alto ni tan lejos!.
(Francisco Miralles)

DIOS AQUÍ

Quería que lo buscasen a Él, a ver si al menos a tientas lo encontraban, pues no está lejos de nosotros, porque en Él vivimos, nos movemos y existimos. Hch 1 7, 2 7

Aunque muchos hayan afirmado su muerte final y se pretenda que no queda verdad sino a lo más el nombre de la rosa; aunque no aparezca en nuestras todopoderosas realidades virtuales y no quede lugar para Él en esa insoportable levedad del ser que dicen que nos queda, Dios está aquí, fuerte como un Creador, poderoso como el señor de la historia, cercano como Padre, entrañable en sus entrañas maternales, amigo de la vida pues nos la da en su Hijo, derramada por su Espiritu sobre cuantos reconocen e Invocan su nombre… Él, nuestro Padre, sigue con nosotros, sus hijos. Una presencia paternal que se restablece por el Hijo y se realiza en los dones de su Espiritu.
Y está con nosotros según presencias muy distintas. Y por supuesto, Él está más allá y más acá de todo ser, de cualquier tiempo y de todos los espacios. Y con esa presencia única e inefable que es la suya, : nos acompaña desde muy cerca, rodeándonos por si resbalamos o nos perdemos, por eso su presencia paternal se sirve de casi todo: desde la voz y el pan hasta el óleo o el agua, desde una unción hasta el prójimo. Y se hace especialmente accesible en algunos espacios más llenos de gracia, como son la comunidad de la Iglesia, los pobres, la propia conciencia, la oración… Y en cualquier caso puede revelarse y dejarse sentir en cualquier paso de la vida. Todos somos testigos de esto.
De esta forma el amor del Padre nos rodea cuando le hablamos, nos llena de plenitud cuando vivimos la comunión con los hermanos, se derrama sobre nosotros cuando lo celebramos, nos conforta cuando nos acogemos a sus brazos, nos sostiene cuando caminamos en la fe, nos precede cuando lo confesamos, abre, sostiene y cierra nuestro camino en cada paso que damos. Dios, nuestro Padre, sigue aquí con nosotros.

Pregunta para distraídos:
Has aprendido, a base de iluminación y de ejercicio, a percibir con gozo y con paz la presencia del Padre en ti, en todo lo que eres y en todo lo que haces, descubriendo en Él la raíz de la que te llega la vida, la fuente de la que naces cada dia

Orar:
No me escondas tu rostro;
que muera yo para no morir,
pero que vea tu rostro.
(San Agustín)

Todas las cosas me comprenden
aunque sus labios estén mudos:
el agua, el árbol, el silencio,
la nube, el vino, el campo húmedo.
Son afluentes que van a Dios
y Dios escucha en cada uno.
Y que El recoja la palabra
y le dé su destino justo.
(José Hierro)

Contemplo cada cosa y digo:
Dios. No porque sea Dios. Pero las cosas
tienen un corazón donde Tú habitas,
un corazón de sombra y de silencio.
(Donde acaba la nada Dios empieza).
Y las cosas se quedan de rodillas
con sus manos de espera levantadas
rezando oscuramente y sin sonido.
Se dicen simplemente. Su plegaria
consiste en ser ahí y estar dichosas.
Y yo no me resigno. No quisiera
ser silenciosa piedra que no sabe
sino decirse a solas simplemente.
(Jesús Tomé)

DIOS FINAL

Y toda la creación espera ansiosamente que los hijos de Dios reciban la gloria que les corresponde… Gemimos esperando el día en que Dios nos haga sus hijos y libere nuestro cuerpo. (Rom 8,2 1-23)

O al principio, dicho sea con menos inexactitud. Porque volveremos -¡por fin!- al seno materno del Padre del que salimos, entraremos en la Tierra nueva y prometida de la que aquella otra era signo y promesa, atravesaremos las aguas definitivas tantas veces figuradas en tantas aguas sacramentales llenas de vida, seremos recibidos en el banquete del Reino ansiosa y oscuramente desgastado en las mesas de cada domingo, veremos lo que nunca el ojo vio y oiremos lo que nunca el oído habla oído. Y veremos al Padre cara a cara.

Orar:
Siglos
¡Mi día y amo, canto, pienso,
yo, de Dios, ante Dios.
Destino inmenso.
El hijo ante el Padre.
Él y yo: de hito en hito, Dios y yo.
(Dámaso Alonso)