Reconsiderando – Las Directrices para un Largo Recorrido

6 de mayo de 2013

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.Hace veinticinco años, escribí una columna titulada Directrices para un largo recorrido. Reconsiderándolas recientemente, me sentí reconfortado porque mis principios no han cambiado en el último cuarto de siglo, sólo han adquirido más matices.  Sigo recomendando las mismas cosas, al revisarlos nostálgicamente, y al redactarlos de nuevo de alguna manera, han  quedado revalidados totalmente:

1) Se agradecido… ¡a caballo regalado no se le mira el diente!

Resiste al pesimismo y a la falsa culpa. Ser santo es, nada menos, que ser invadido por la gratitud. El mayor cumplido que se puede hacer al que te hace un regalo es el disfrutar a fondo de dicho regalo.  Le debes a tu Creador el apreciar las cosas, el ser tan feliz como te sea posible.  La vida está destinada a ser  algo más que una prueba. Agrega esto a tu oración diaria: Danos hoy nuestro pan de cada día, y ayúdanos a disfrutarlo sin sentimiento de culpa.

2) No seas ingenuo sobre de Dios… ¡Dios no se conformará con menos que con todo!

Dios no quiere parte de tu vida, Dios lo quiere todo.  Desconfía de toda reflexión sobre el consuelo de la religión.  La fe te pone una soga y te lleva a donde preferirías no ir.  Acepta que la virtud será un constante recordatorio de lo que te has perdido.  Guarda en tu banco este consejo de Daniel Berrigan: "¡Antes de que te tomes en serio a Jesús, considera cuidadosamente que lo bien te vas a ver en el madero!"

3) Camina hacia delante siempre que sea posible… ¡al menos tratar de poner un pie delante del otro!

Ver lo que ves es suficiente para caminar. Espera largos períodos de confusión. Que la vida ordinaria sea suficiente para tí. No tiene que ser interesante todo el tiempo. Consuélate con el hecho de que Jesús lloró, los santos pecaron, Pedro traicionó. Se moralmente terco como una mula, lo único que hace añicos los sueños es la falta de compromiso. Empieza de nuevo con frecuencia. Nadie es viejo a los ojos de Dios, nada es demasiado tarde en términos de conversión. Debes saber que hay dos tipos de oscuridad podemos sufrir: el miedo a la oscuridad, paranoia, que trae la tristeza y la oscuridad preñada de conversión, que da vida.

4) Ora… ¡así Dios se colgará de ti!

Desconfía de los concursos popularidad. Confía en la oración. La oración te asienta en una realidad más profunda. Estate dispuesto a morir un poco para estar con Dios, ya que Dios murió para estar contigo. Deja que tu corazón se convierta en el lugar donde las lágrimas de Dios, y las lágrimas de los hijos de Dios se convierten en las lágrimas de esperanza.

5) El amor… ¡si una vida es lo suficientemente grande para amar ¡es suficientemente grande!

Crea un espacio para el amor en tu vida. Conscientemente cultívalo. Date cuenta de ninguna cosa debe ser amada en exceso. Las cosas sólo pueden ser amadas de una manera equivocada. Di a sus seres queridos: "Tú, no morirás nunca!" Aprende que sólo hay dos tragedias posibles en la vida: no amar y no decirle a sus seres queridos que los amas.