Recuperar el amor primero

Cupido era arquero. Por eso, cuando en la adolescencia prende el amor primero, uno se vuelve romántico y dibuja un corazón atravesado por una flecha en cualquier corteza de cualquier sufrido árbol. La adolescencia pasa. Y con ella el amor romántico. Uno se enamora de la persona ideal. ¡Y se casa con la persona real! El vendaval de la desilusión quiebra el amor primero. Ojalá que, en esta tesitura, no se olvide que el buen arquero intenta hacer diana. Cierra un ojo para no distraer la mirada del otro. Éste lo pone fijo en el centro para dirigir la flecha con acierto. Tener la mirada puesta en el centro de la relación es esencial para acertar en la vida. Para recuperar con realismo el amor primero.

Queridos amigos:

    Como podéis observar, no estoy presente físicamente en este primer encuentro, después de nuestro fin de semana. Sin embargo, sé que estoy presente para vosotros, como vosotros lo estáis para mí. Hemos vivido intensamente durante cuarenta y ocho horas inolvidables. Nuestro compartir de amor ha dejado huella en nosotros, de tal suerte que, aunque no podamos encontrarnos de nuevo, nos tenemos bien presentes.

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.     ¿Cómo estáis? ¿Cómo van vuestra relación y vuestro diálogo? Espero que poner la relación en el centro de vuestra vida os haya hecho experimentar que es posible recuperar vuestro sueño ideal. Ese que soñásteis juntos, cuando os encontrásteis. Entonces pensásteis que érais el uno para el otro el mejor regalo que habíais recibido de la vida y de Dios. Quizá con los años esta realidad se fue haciendo opaca. Pero ahora de nuevo habéis percibido que era así. No sabéis cuánto me alegro de vuestra recuperación. Me gozo inmensamente con vuestra alegría.

    Y me alegro porque os quiero entrañablemente y necesito que seáis felices. Porque, como sacerdote, he entregado mi vida para que lo seáis. Poder contribuir a hacer presente el amor en el mundo vale la pena. Viene de Dios y lo hace presente en el mundo. Mi celibato tiene sentido, si vosotros os amáis y me enseñáis a amar a mi también. El amor es nuestra razón de vivir.

    No os canséis de amaros y de amar a la gente. Trabajad vuestra relación para que no vuelva a ser rutinaria y ramplona. Que vuestro estilo de vida sea como el espejo donde se refleje cómo Dios ama a los hombres y cómo Cristo ama a su Iglesia. Que podamos ver, a través de vosotros, que la alegría que encuentra el esposo con la esposa la encuentra Dios con nosotros.

    Sois parte de mi vida. Como los chilenos. Como los negros de Panamá. Como mi comunidad de Madrid. Sois mi gente. Os quiero un montón. Más todavía. Mucho más. Y soy vuestro.