Recursos y símbolos para la fiesta familiar

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.   En un hogar cristiano siempre debería haber motivos para la celebración. La familia guarda en sí multitud de recursos: los momentos más significativos,, las fechas especiales, una buena noticia, una alegría, y hasta una tristeza. Lo importante es reunirse para celebrar, junto a Dios, la vida familiar.

El hecho familiar es un ámbito-cuna de misterios huma-nízadores. Observándolo con un mínimo de atención pode­mos encontrar expresiones de gran hondura que hacen de la familia una realidad plural de gran contenido humano, cris­tiano y eclesial.

A la familia podemos aplicarle diferentes adjetivos:

La familia humanizadora

  • La pareja, primer cimiento del «nosotros» fraternal.
  • La familia como regazo de nueva vida humana.
  • La corporeidad del hombre y de la mujer, como «géne­sis» de nueva creación.
  • Los gérmenes sexuales de la pareja al servicio de la cre­ación de una comunidad familiar.
  • Las relaciones familiares, como modelo de la socializa­ción universal.

La familia educadora

  • El matrimonio-sacramento, jardín de valores evangéli­cos.
  • La convivencia familiar, como semillero de valores tes­timoniales del Amor.
  • Padres que acompañan en la iniciación cristiana de los hijos.

La familia, seminario de fe

  • El amor conyugal como vocación de sacramentalidad de hijos/as de Dios Padre.
  • La catequesis familiar, como primera traducción de la fe cristiana.
  • El ejercicio de ser día a día padre-madre como presen-cialización del misterio paterno del Dios de Jesús.

La familia, comunidad eclesial

  • Garantías del amor cristiano de la familia: donación, sacrificio, mandamiento nuevo de Jesús, plegaria familiar, eu­caristía comunitaria, conciencia de evangelización y misión…
  • Las catequesis familiares, inicio de comunidades de fe parroquial/interparroquial.
  • La familia, como «lugar» eclesial.
  • La familia cristiana, Iglesia en acción.

La familia, comunidad evangelizadora

  • La familia, una realidad abierta y transformadora.
  • La familia cristiana, testimonio básico en el mundo.
  • La familia, primer campo en el compromiso social.
  • La vivencia familiar, semillero y seminario de vocación consagrada al servicio de la sociedad marginada y del reino.
  • La cooperación y participación familiar, comunidad de caridad y de salvación.

¡DE CUÁNTOS RECURSOS DISPONEMOS!

Disponemos de muchos recursos a la hora de orientar una celebración familiar o simplemente buscar el motivo por el que celebrar desde la familia. Entre los materiales que po­demos tener a nuestra disposición:

  • Materiales catequéticos para los padres, preparados con ocasión de la pastoral de iniciación en la fe de los niños desde las catequesis parroquiales.
  • Materiales celebratívos en revistas: revistas como Misión Joven, Catequética, Communio, Proyecto Catequista, Imá­genes de la fe, Dossiers CPL.., han publi­cado numerosas celebraciones familiares.
  • Materiales parroquiales para la celebración de Bodas de Plata.
  • Materiales de la preparación cate­quética del noviazgo-matrimonio.

POSIBILIDADES CELEBRATIVAS

El hecho familiar, tan rico en recur­sos vivenciales, valores, símbolos, len­guajes, actitudes, gestos, textos cate-quéticos (poemas, cantos, textos), for­mas festivas, etc., se puede expresar y celebrar de varios modos y en diferentes contextos. Los que aquí sugerimos pue­den tener estos dos ámbitos:

  1. En el caso de que se quiera ma­yor intimidad, a nivel de todos los com­ponentes de la familia: padres, hijos, abuelos…
  2. Cuando deseamos celebrar, jun­tándonos varias familias, que tenemos ya vínculos previos de relación amplia (catequesis, encuentro de matrimonios, fiesta del Matrimonio en sus 10, 20 o 25 años de aniversario, excursión de cur­so…).

En cualquier caso, conviene previa­mente decidir entre todos los celebran­tes:

  1. Lo que queremos celebrar.
  2. Los elementos que vamos utilizar en la celebración: cantos, textos, plega­rias, poemas, gestos…
  3. El símbolo central o símbolos que nos van a presidir y las significaciones que nos interesan subrayar.
  4. Recursos festivos, decorativos, gastronómicos, folklóricos (en los que los presentes tomen la mayor parte po­sible).
  5. El lugar más idóneo para un cli­ma celebrativo.

ELEMENTOS SIMBÓLICOS Y PRAXIS PARA CELEBRAR

Hay infiniadad de signos que pue­den ayudar a cualquiera a interiorizar su mediación religiosa. Conviene colocar ese signo en el centro de los celebrantes sobre una mesa con unos pocos signos ornamentativos y sugerentes.

Pero, ¿dónde celebrar? Se puede hacer en la iglesia, en una ermita, etc.

Se puede celebrar con eucaristía y sacerdote. Pero personal­mente soy partidario de celebrar en ambientes familiares: co­cina, comedor, monte, playa, junto al río, ante una fuente, dentro del coche, bajo la sombra de un árbol, ante una ima­gen de María, una cruz, un santo protector…

ESQUEMA DE LA CELEBRACIÓN

  1. Preparar un símbolo: en el caso de que sea el matrimo­nio con los hijos los que quieren celebrar en torno a la mesa familiar, un signo con sencillez y disfrute sincero. En el matri­monio hay multitud de signos de hondura religiosa y celebra-tiva: las alianzas, el libro de familia, las manos, el evangelio, una foto familiar, unos trozos de pan o pastas, la cartera, mo­nedas, pañuelo, servilleta, cubiertos (grandes, medíanos, pe­queños), platos/platillos, medicinas, agua y vasos, la agenda, bolis/lápices, papel, bloc, el rosario, una imagen mariana, la cruz, los nombres de los familiares en distintos papeles, etc.. Una de las personas crea clima y sugiere/motiva la celebra­ción concreta.
  2. Ambientamos la celebración con una monición.
  3. Canto.
  4. Presentación del signo: se presenta el signo que se quiere leer con sentido simbólico (profundo). Se invita a los presentes a que expresen lo que les sugiere: como invitación, como petición, como necesidad, como regalo/don… Importa mucho que todos intervengan y con espontaneidad…
  5. Lectura del evangelio: leer un texto, alusivo a las expe­riencias nombradas, acompañado de un breve comentario.
  6. Invitación a la oración: en forma de acción de gracias, petición, perdón, bendición, ofrecimiento, fe, felicitación, co­rrección, consejo…
  7. Rezo del Padrenuestro (el matrimonio une sus manos en el símbolo que les ha unido)
  8. Gesto de paz: comparten un gesto afectuoso (la paz, el beso, el abrazo, el apretón de manos, aplausos…) y se signan juntos desde la bendición de Dios Padre, del Hijo…
  9. Canto de acción de gracias.

¿DÓNDE CELEBRAR?

Este esquema de celebración puede ser utilizado tanto en casa como fuera de casa:

–  En casa.

Dentro de casa podemos celebrar el amor en cualquier lugar, aprovechando al mismo tiempo los símbolos familiares que todos conocemos y a los que todos damos significados parecidos. Cualquier símbolo (una esponja, jabón, colonia, peine, aguja e hilo, percha, fotos familiares, recuerdos, rega­los, postales, libros, toalla, mantel, servilleta, vela, florero…) puede ser recogido en un «rincón religioso» donde la familia vaya guardando los recuerdos religiosos, un lugar que sería como el «sagrario de la iglesia doméstica».

– Fuera de casa.

La familia también puede utilizar un esquema parecido en otros contextos como el monte o la playa. En este caso los símbolos varían: calzado, cordón, bocadillo, bastón, mochila, bocadillo, refresco, tronco, piedras, flores, arena, agua, gorro, jersey, pañuelo, bufanda, tierra, hierba, ramas, tiritas/yodo, cuchillo, guitarra, armónica, chístu, huellas…

– Con motivo de la celebración de Bodas de Plata.

Podría servirnos el mismo esquema. Los símbolos en este caso serán todos los que crean el jardín familiar de valores re­ligiosos: alianzas, libro de familia, fotos, flores, pastas, evan­gelio, llaves, colonia…

En esta ocasión podría resultar un gesto muy simbólico que cada miembro de la familia fuera sacando del cajón de los recuerdos todo aquello que más recuerda en cada quin­quenio: los cinco primeros años de matrimonio; los cinco si­guientes, etc.

En el mismo acto celebrativo debería haber un lugar para que los hijos y los abuelos pudieran exponer sus vivencias. Al final debería acabarse con un acomida familiar algo especial (nunca viene de más el que se recojan en unas fotos algunos de los momentos más participados y se puedan dedicar con una dedicatoria cariñosa).

Vívencías familiares y de hondura religiosa

Deberíamos saber celebrar todas aquellas referencias de nuestro vivir diario, lo que llamamos vivencias. Son expresiones acunadas y acumulasdas en el centro de nuestro ser y que iluminan y motivan nuestro vivir. Recordarlas, revivirlas y celebrarlas es como sacar del archivo íntimo unos trozos de nuestro ser para regalarlos a los que más queremos. Además son el mejor filón de nuestros valores religiosos.

Cada una de estas vivencias resulta original, sincera, necesaria, gozosa, contagiosa, ejemplar. Podemos expresarlas y saborearlas en momentos de calma y cercanía familiar.

A modo de ejemplo:

  • Bendición de la familias de la mesa y de los alimentos.
  • Como la Iglesia, la familia es comunidad.
  • Como las manos a la arcilla, nuestra educación va moldeando a la persona.
  • Cuando dialogamos, sentimos una presencia especial en medio.
  • Cuánto nos gustaría, Señor, consagrarte un/a hijo/a.
  • Día de la familia, de los padres, del hijo pequeño.
  • El libro de familia: nuestra historia de amor.
  • En el día del padre, de la madre.
  • En el cumpleaños de…
  • Estamos ligados para siempre y nos cuesta.
  • Estamos meditando juntos del Evangelio.
  • Estoy embarazada, Señor.
  • Ha nacido el/la hijo/a: es la navidad más hermosa.
  • Hay un familiar enfermo irreversible. ¿Dónde estás, Señor?
  • Hemos paseado juntos por el monte, la playa.
  • Hoy, Señor, celebramos la primera eucaristía.
  • Hoy, Señor, celebramos la confirmación del hijo/a.
  • Hoy, Señor, comenzamos un nuevo año, una nueva vida.
  • Hoy, Señor, he pedido perdón al marido/a, al hijo/a.
  • Líbranos, Señor, del consu-mismo.
  • No sabemos cómo explicar esta enfermedad.
  • Nos da miedo el mañana.
  • Nos hemos dado la paz antes de acostarnos.
  • Nos preocupa, Señor, el paro del padre, de los hijos.
  • Nuestro/a hijo/a está enamorado/a.
  • Pronto me voy a jubilar.
  • Se nos casa la hija a crear un nuevo hogar.
  • Señor, enséñanos a dialogar.
  • Señor, esta casa es un templo.
  • Señor, enséñanos a orar.
  • Señor, necesito de la Fuerza de Jesús en la cruz.
  • Señor, nos cuesta acudir como familia a la eucaristía.
  • Señor, se nos han ido los hijos. Nos hemos quedado solos.
  • Un proyecto común: construir la comunión de personas.
  • Vamos a bautizar al hijo/a.
  • Vamos caminando juntos, haciendo camino.
  • Vamos al cementerio con un ramo de Flores y una vela.
  • Voy perdiendo sensibilidad para jugar y sonreír.