
Predomina lo emotivo sobre lo racional, lo ritual sobre lo doctrinal. Con frecuencia recoge elementos de tipo mágico y restos de ritos ancestrales. Más que doctrina formulada, encontramos relatos y temas míticos transmitidos a través de coplas, romances, representaciones. En todo este conjunto se expresan necesidades religiosas profundas, que a veces no encuentran cauce en las formas de la religión oficial. Es una religiosidad que plantea fuertes desafíos a la evangelización para inculturar el Evangelio en personas y ambientes profundamente influidos por este tipo de religiosidad.