Sábado de la segunda semana de Cuaresma

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.

«Este hermano tuyo estaba perdido y lo hemos encontrado».

Hay textos evangélicos que nos suenan demasiado. El caso de la parábola de hoy, la del padre misericordioso es uno de ellos. Como en una película que hemos visto
muchas veces, vemos desfilar las escenas y los personajes por la pantalla de nuestra mente. Nada nos sorprende. Hasta Henry Nouwen escribió “El regreso del hijo
pródigo” sobre el cuadro de Rembrandt que está en el Museo Hermitage. Hoy quiero abordar la parábola desde otro punto de vista. Seguro que, a lo largo de nuestra vida cristiana, muchos hermanos se han “perdido” por el camino. Amigos que han dejado de ir a Misa y no los hemos vuelto a ver, compañeros de trabajo que, por una desgracia, perdieron la fe y no nos hemos interesado, amigos del Seminario que salieron y, si te he visto, no me acuerdo… Dedica un rato de este día de Cuaresma a orar por aquellos hermanos perdidos. Para que, con la ayuda del Señor, puedan volver a casa. A la casa del Padre.

Oración.

Dios Padre nuestro,
que nos llevas
por el camino de la vida
y nos marcas los tiempos
que más nos convienen,
haz que tu luz brille en nosotros,
para que los hermanos perdidos
puedan volver a tu casa,
participando de tus sacramentos.
Amén.