Estamos aquí, Padre,
congregados en nombre de Jesucristo,
sólo para llamarte "Abbá" muchas veces,
para sentirnos naciendo como familia
de la fuente del Amor,
para experimentarnos
sólo y totalmente hijos del Amor que eres tú.
Abbá, Padre,
sácianos de tu semblante
para que te conozcamos como eres
y para que al volver la mirada
hacia nuestro propio rostro
tan deteriorado, tan desfigurado,
tan maltrecho,
podamos adivinar quiénes somos
y quiénes estamos llamados a ser.
Graba a fuego en nuestro corazón
tu verdadera imagen
porque somos hijos tuyos,
porque tú eres Padre-Madre
de nuestra vida,
y nuestra única vocación consiste
en parecemos a ti.