Ay momentos en que nuestras casas se pueblan de enfermedades y de dolor. Seres queridos: niños inocentes, jóvenes, adultos-Sobre todo, personas mayores, gastadas por la vida, se hacen en nuestros hogares habitantes de los «lechos del dolor» o de los «sillones de enfermos».
Otras veces no están en cama, ni en los sofás de la casa.
Están en los hospitales; o sencillamente, son portadores de SIDA, o son drogadictos, o…
Y entonces la fe y el amor de los enfermos creyentes y de quienes los cuidan se ponen «de pie», se dan la mano e intentan recorrer el camino de lucha y esperanza.
En estas circunstancias, el amor, la fe, el esfuerzo y la esperanza se traducen en oración y servicio.
NOTA PASTORAL
Esta celebración está pensada para hacerla en casa, sea junto al enfermo, sea un poco alejados de él. Sería bueno llevar algún signo: unas flores, unos dulces que él/ella pueda tomar, una foto significativa, un recuerdo, o un sencillo regalo que esté en consonancia con su enfermedad.
1. INTRODUCCIÓN
-¿Cómo estás?
-Mira, te traemos… ¿Te gusta?
-[…]
-Venimos a pasar un rato contigo, y si te parece bien, oraremos por ti, por nosotros, por todos los enfermos que como tú están sufriendo en estos momentos. ¿Qué te parece?
2. ORACIÓN A JESUCRISTO
Señor Jesús, Tú supiste mucho de nuestras debilidades, de nuestros sufrimientos, por eso,nos comprendes y comprendes a cuantos sufren el dolor de la enfermedad.
Hoy, llenos de confianza, te decimos lo mismo que te dijeron tus amigas Marta y María: «Señor, aquel/aquella a quien Tú amas está enfermo/a».
Ven a nuestra casa, quédate con nosotros, deja sentir la fuerza de tu Espíritu, déjate llevar de tu corazón bueno, compasivo y misericordioso y pon tu mano salvadora sobre [nombre].
Ayúdanos a aceptar la voluntad del Padre, pero sea cual sea su voluntad, danos:
• Fe para vivir este momento con lucidez cristiana.
• Confianza para seguir esperando a pesar de todo.
• Fortaleza para continuar ayudando y confortando a nuestro/a […] enfermo/a.
Amén.
3. TEXTO EVANGÉLICO (Me 1,29-34a).
Un día, Cristo fue a casa de Pedro; la suegra del discípulo estaba enferma, y Jesús la curó y curó a otros muchos enfermos.
TEXTO:
Cuando Jesús salió de la sinagoga, se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Pedro estaba en la cama, con fiebre; y le hablan de ella. Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre
la dejó y ella se puso a servirles. Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos Jos enfermos y endemoniados; la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. Jesús curó a muchos que sufrían diversas enfermedades y expulsó muchos demonios.
4. PRECES.
(Espontáneas, según la situación, o bien éstas).
1. Señor Jesús, Tú que amaste a los enfermos, haz que [nombre] sienta en estos momentos la consolación de tu amor.
2. Señor Jesús, tú que diste fuerza a quienes sufrían, fortalece a [nombre] para que pueda luchar con valentía para superar esta enfermedad.
3. Señor Jesús, Tú que curaste a muchos enfermos, cura a [nombre] si es tu voluntad.
4. Señor Jesús, Tú que…
5. ORACIÓN A MARÍA.
Santa María, ¡cuántas veces te iiemos llamado Madre «dolorosa» y «misericordiosa», y «abogada y esperanza nuestra»!
A ti venimos hoy, mujer y madre; mujer de nuestro pueblo, de nuestra casa y madre de los hijos «desterrados» en este valle de lágrimas; para recordarte a nuestro/a […] enfermo/a.
Tú que has vivido situaciones de dolor y de angustia y sabes lo que en ellas se siente y se sufre, deja entre nosotros un poco de tu ternura, de tu confianza, de tu esperanza, de tu valentía.
Ruega al Padre Providente por tu hijo/a enfermo/a, y enséñanos en este momento a creer en El y a aceptar su voluntad.
6. REFLEXIÓN
Aún recuerdo sus ojos llenos de verdad y de amor cuando me decía: "desde que estuve gravemente enfermo, me siento más cerca de los enfermos, y siempre que puedo los visito. ¡En esos momentos, se necesita tanto de los demás…!"
Es el testimonio de Marcos, que vivió una experiencia de dolor y en ella se encontró a sí mismo y halló el camino de la solidaridad con quienes sufren.
El dolor… nos hace palpar nuestra verdad, pero al mismo tiempo nos invita a amarnos como somos: débiles, y a aceptarnos con nuestras inseguridades, nuestras carencias y nuestros sufrimientos.
Además, el dolor se convierte, para cuantos vivimos en familia, en "piedra de toque" que nos revela nuestro grado de madurez humana-espiritual. Se convierte también en camino de maduración. Y esto, tanto para el enfermo, como para quienes le acompañamos.
Los momentos de enfermedad se convierten en oportunidades para que los de casa podamos vivir el amor, la gratuidad, la humildad, la comunión entre nosotros y con cuantos se ven cercados por el sufrimiento, sea del tipo que sea.
El sufrimiento es, para la familia del creyente, el paso del Señor por su hogar… un paso que conduce por el camino de la Cruz a la gloria de la Resurrección. El sabe de nuestras penas, nos comprende y nos ama.
7. ABRIENDO EL DIÁLOGO
- ¿Cómo resuenan en nosotros las palabras "dolor", "enfermedad"? ¿Tienen para nosotros algún sentido humano y cristiano?
- ¿Qué sentimos cuando algún familiar cercano cae enfermo, sobre todo si es para un período largo?
- Si hemos estado alguna vez enfermos, ¿qué buenos o malos recuerdos guardamos en nuestra memoria? ¿Por qué fueron buenos? ¿Por qué fueron malos?
- ¿Sabemos ponernos en el lugar de nuestros enfermos para comprenderlos mejor y para ayudarles? ¿Estamos junto a ellos con actitud de disponibilidad?
- ¿Recibimos la enfermedad con serenidad interior y con fe?: El Señor está con nosotros… Nos une a su sufrimiento…
- ¿Conoces algún enfermo que pueda necesitar algo de ti? ¿Qué podrías hacer por él, además de orar?
- Cuando nos enteramos de que alguien está enfermo de por vida y que vive con alegría… ¿qué sentimos?