Situación actual de las familias

17 de julio de 2024
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gente paseandoEn la exhortación apostólica del papa Francisco a las familias se recogen algunas situaciones que afectan a la familia en nuestros días. Hoy reflexionaremos sobre una de ellas: el peligro de una libertad comprendida desde el individualismo egocéntrico. Es decir desde una persona que cree que es el centro de la vida y que, de modo absoluto, decide, define su vida y actúa desde su propio interés.
Si bien estamos acostumbrados a escuchar que la libertad es el dominio sobre nuestro propio destino o la autonomía para tomar decisiones y, a veces, simplemente la vivencia de hacer lo que queremos, pocas veces nos preguntamos qué es la libertad personal, a quiénes implica y sobre todo, cómo la estamos viviendo en el día a día.

Muchas de las tensiones en pareja provienen de un tira y afloja entre deseos individuales y necesidades egocéntricas; un tira y afloja al que se suman nuestros hijos y que muchas ocasiones provocan serios conflictos de convivencia.

A pesar de que la libertad individual es de-mandada en familia, hay que decir que muy pocas familias han reflexionado juntas sobre lo que comprenden como libertad.
¿Qué es libertad? ¿Cuál es su fundamento?

Usualmente se comprende que la libertad de una persona termina donde empieza la libertad de los otros. Pero ante esta afirmación, cabe preguntarse ¿quién decide cuál es ese límite? y ¿quiénes son los otros?
Observando la realidad y el individualismo egocéntrico de nuestra época, parecería que la libertad individual tiene como brújula al propio “yo”, a sus deseos y sobre todo a sus posibilidades de expansión en el mundo de las cosas, de las propiedades y del dinero. Un ejemplo claro y muy fácil para comprender esta idea de expansión es ob-servar a personas que “tienen el deseo y la posibilidad” de comprar enormes campos, incluso bosques enteros e islas. No es muy diferente, observar que hay personas que aspiran a un estatus alto para poder “comprar” el tiempo de otros y con ello “ser más libre para sus asuntos”.
En estos ejemplos sencillos podemos ver claramente la idea de la “expansión del yo” como una expresión de libertad. Incluso escuchamos frecuentemente decir “cuando tenga mucho dinero, seré más libre”; “cuando llegue a gerente general seré más libre”; “cuando compre una casa grande estaré más libre”; “cuando gane más, cuan-do me divierta más, cuando más experiencias tenga, cuando más viaje, cuando más”, etc. etc. etc.

Desde este punto de vista, parecería que la libertad es un tema de cuánto puedo “expandirme” y cuánto poder ejerzo en esa expansión. Así que parece que el límite del otro no es algo que importe demasiado. Es más, habrá conflicto si el otro tiene la misma pretensión que yo o peor aún, cuenta con los recursos para disminuir o robar algo de mi espacio personal. La competencia es una clara muestra de aquello.
Como se puede ver, la libertad desde el individualismo es más un tema de conquista y de lucha por defender lo conquistado.¿Pero qué late en el fondo de esta “expansión personal” o conquista?
Un “yo” que cree que mientras más cosas o espacios conquista será más libre para hacer lo que se le venga en gana. Una de las mayores paradojas del individualismo porque si lo vemos con detenimiento, pue-de suceder todo lo contrario. ¿Acaso el que posee mucho espacio personal no es esclavo del miedo a perder sus conquistas? ¿no es esclavo del temor ante la posibilidad de disminuir sus dominios?
La libertad del “yo” centrada en los deseos personales usualmente acarrea expansión y fácilmente termina en ansiedad, angustia, actitud defensiva, desconfianza de los de-más, apego y lucha permanente con todo lo que amenace la satisfacción de sus de-seos. Realidades que no hablan de libertad sino de miedo.

Como se habrá dado cuenta mientras lee este artículo, la libertad no es un tema simple y requiere de mucha indagación personal. Reflexiónelo seriamente por su cuenta y con su familia. Al hacerlo, recuerde estas bellas palabras de Jesús: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”

Eliana Cevallos