– Sólo el Espíritu puede crear y renovar la faz de la tierra, pero tú puedes liberar y acelerar esa acción con tu fidelidad de cada día.
– Sólo el Espíritu tiene la potestad de hacerte hijo de Dios, pero, una vez que eres hijo, tú puedes invocar al Padre con el nombre de Abba.
– Sólo el Espíritu puede hacer que ardas en caridad, pero tú puedes avivar y propagar ese fuego para que abrase por donde pase y encienda el amor de Dios en todos los hombres.
– Sólo el Espíritu puede orar en ti, porque sólo él sabe pedir como conviene, pero tú puedes ofrecerle tu voz y tu silencio, tu mente y tu corazón, tu cuerpo y tu espíritu para que se encarne y humanice en ellos esa oración.
– Sólo el Espíritu puede ungirte para anunciar la buena noticia a los pobres, pero tú puedes estar siempre disponible y decirle con humildad: "Aquí estoy".
– Sólo el Espíritu puede regalarte sus dones y enriquecerte con sus frutos, pero tú puedes no entristecerle y secundar con prontitud sus mociones.
– Sólo el Espíritu da la capacidad de ver, escrutar e interpretar los signos de los tiempos, pero tú puedes abrir los ojos y no pecar contra la luz.
– Sólo el Espíritu puede suscitar en ti el carisma de la vida consagrada, pero tú puedes colaborar a que ese don crezca, florezca y fructifique.
– Sólo el Espíritu construye comunidades nuevas a imagen de la Trinidad, pero tú puedes contemplar ese milagro y ofrecerte a ser miembro vivo del cuerpo de Jesús.
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Fotografía por knowhimonline