Tres llamadas: II Martes de Cuaresma

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.Tres llamadas

«Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal” (Is 1, 16)

“¿Por qué recitas mis preceptos y tienes siempre en la boca mi alianza, tú que detestas mi enseñanza y te echas a la espalda mis mandatos?” (Sal 49)

-“En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen” (Mt 23, 1-2).

Consideración

La Palabra nos advierte del riesgo que corremos, si nuestras afirmaciones no concuerdan con nuestra vida.

Si pronunciar un discurso ideológico, sin coherencia, es grave, aún lo es más si ese discurso pertenece al ámbito religioso.

Quienes nos profesamos cristianos tenemos la exigencia de no contradecir nuestra identidad.

Alertas

No te justifiques con discursos. “Obras son amores y no buenas razones”.

“Aquí, hijas mías, se ha de ver el amor, que no a los rincones, sino en mitad de las ocasiones” (Santa Teresa de Jesús, Fundaciones 5, 15).

“Si alguno se cree religioso, pero no pone freno a su lengua, sino que engaña a su propio corazón, su religión es vana” (Sant 1, 26).

Es mejor hacer y no decir, que decir y no hacer.

Jesús decía: “Que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha”. La tentación es proclamar lo que uno hace, y a veces arrogarse como propio lo que es de otros o han hecho otros.

La Palabra nos llama a la coherencia de vida, y en caso de que nos veamos incoherentes, a la purificación humilde, por las posibles faltas cometidas.

Es mejor que nos sorprendan pidiendo perdón, que en actitud narcisista y pretenciosa, dando cauce al deseo de prestigio, al halago y a la vanidad.