Tres llamadas: IV Martes de Cuaresma

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.Tres llamadas

“El Ángel me sacó por la puerta septentrional y me llevó a la puerta exterior que mira a levante. El agua iba corriendo por el lado derecho.” (Ez 47, 2)

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada.” (Sal 45)

-«Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado.»
Jesús le dice: -«Levántate, toma tu camilla y echa a andar.» (Jn 5, 8)

Consideración

La razón por la que, a esta altura del tiempo cuaresmal, se escogen estas lecturas en las que concurre el agua en las tres citas, es porque aquí se ve la prefiguración del agua bautismal.

La corriente que mana del santuario, del lado derecho, es profecía del borbotón que mana del costado de Cristo, origen de la fuente bautismal. La providencia nos permite contemplar hoy la duodécima estación del Via Crucis, imagen del Crucificado.

El hombre curado de parálisis, puesto en pie, representa lo que significa el bautismo. De vivir postrado, sin referencias, a caminar erguido, gracias a la relación con Jesús.

El bautismo

El bautismo “no es una formalidad. Es un acto que toca en profundidad nuestra existencia.” (Francisco 8-01-2014)

Por el bautismo nos incorporamos a la familia de los hijos de Dios.

“El Bautismo es el sacramento en el cual se funda nuestra fe misma, que nos injerta como miembros vivos en Cristo y en su Iglesia” (Francisco).

“Así como de generación en generación se transmite la vida, del mismo modo también de generación en generación, a través del renacimiento de la fuente bautismal, se transmite la gracia, y con esta gracia el Pueblo cristiano camina en el tiempo, como un río que irriga la tierra y difunde en el mundo la bendición de Dios” (Francisco)

“Debemos despertar la memoria de nuestro Bautismo. Estamos llamados a vivir cada día nuestro Bautismo, como realidad actual en nuestra existencia.” (Francisco)

Gracias al Bautismo somos capaces de perdonar y amar incluso a quien nos ofende y nos causa el mal (Francisco).

Por el bautismo logramos reconocer en los últimos y en los pobres el rostro del Señor que nos visita y se hace cercano. (Francisco)